Entrevista | Vanessa Montfort Novelista y dramaturga

“Hay una brecha generacional mayor entre nosotras y nuestras madres que entre nuestras abuelas y nuestras madres”

La escritora Vanessa Montfort ha viajado hasta Santiago para presentar su nueva novela, 'La hermandad de las malas hijas'

El lado más personal de la escritora y dramaturga Vanessa Montfort

Javier Rosende Novo

Vanessa Montfort, considerada una de las voces más destacadas de la literatura reciente en lengua castellana, ha viajado hasta Santiago para presentar su nueva novela, La hermandad de las malas hijas. Este libro, en el que explora los complejos lazos materno-filiales a través de cuatro casos distintos (3 hijas y un hijo), nace a raíz de la pandemia. Y es que fue entonces cuando se puso el foco en las personas mayores, y la autora, como muchos otros de su generación, se dio cuenta de que sus padres envejecían. La dependencia, la brecha generacional, el narcisismo o la inseguridad son algunos de los temas que se vislumbran a lo largo de sus páginas.

En las entrevistas que hizo para documentarse para su libro preguntaba: ¿qué le dirías a tu madre que no le hayas dicho nunca? Pues se lo pregunto a usted.

Pues tendría que ser algo que hubiese sucedido hoy y le tuviese que decir mañana porque yo hablo muchísimo con mi madre.

Entonces no hay problema de comunicación...

No, de comunicación no, otra cosa es como nos tomemos lo que nos decimos (ríe). Esa es otra historia.

¿De dónde nació la idea?

La idea nace de la pospandemia, o más bien de la pandemia. Yo, y muchas otras personas de mi entorno, de pronto, nos dimos cuenta de que nuestros padres se estaban haciendo mayores porque el foco se puso en ellos. Entonces empezaron a surgirnos a una generación concreta preocupaciones que antes no teníamos. A veces estamos lejos de ellos, con barreras geográficas importantes, y de repente nos preguntamos si sabemos cuáles son sus problemáticas actuales, sus sueños, si sabemos en qué punto están de la vida...

"Yo, y muchas otras personas de mi entorno, de pronto, nos dimos cuenta de que nuestros padres se estaban haciendo mayores porque el foco en la pandemia se puso en ellos"

Se ha documentado con entrevistas a gente de la calle y con psiquiatras expertos en terapia familiar. ¿Siempre lo hace?

He explorado mucho durante dos años y medio a través de entrevistas, y es algo que hago en mis novelas contemporáneas. A las fuentes siempre les hacía estas preguntas:¿qué le dirías a tu madre que no le hayas dicho nunca? y ¿qué crees que te contaría ella que no te ha contado? De ahí intenté extraer los 4 prototipos, que se fueron definiendo solos. En principio eran 5, pero luego se fueron definiendo claramente 4 modelos de relaciones madre-hijo de la generación de la transición y del baby boom, de esas madres jóvenes, que también tenían sus sueños y a las que la sociedad les creó unas expectativas sobre la libertad de la mujer que luego han visto más bien realizada en nosotras. Y ese es uno de las grandes temas de la novela.

Vanessa Montfort, izquierda, en un momento de la entrevista

Vanessa Montfort, izquierda, y la periodista Alba Prada, en un momento de la entrevista / Javier Rosende Novo

¿Es en esta labor de documentación donde sale la Vanessa periodista?

La periodista que llevo dentro es la que me documenta. Al final mi mundo es la ficción, pero es cierto que la vocación periodística se me nota cuando escribo una novela de época en como me documento, porque soy un ratón de hemeroteca, y cuando escribo una novela contemporánea, en que siempre son novelas sociales. Todas son sociales, mis obras de teatro también. Olfateo el humo como un periodista para saber donde está el incendio.

"La vocación periodística se me nota cuando escribo una novela de época en como me documento, porque soy un ratón de hemeroteca, y cuando escribo una novela contemporánea, en que siempre son novelas sociales"

¿Las relaciones entre madre e hijo se rompen en el momento en que al crecer se corta el cordón umbilical?

O porque no se rompe y te puede ahorcar con ekl cordón directamente a base de tirar. Yo creo que las relaciones sanas se dan cuando ambas partes entienden que llega un momento en el que se tiene que romper. A veces es el hijo el que no quiere o se resiste y otras la madre la que no sabe cortarlo porque es un hijo o hija único, o porque es el que está más cerca y no ha creado una familia propia y entonces está en el entorno familiar, o se le obliga a estarlo... Hay un libro que me marcó, The mum factor, de Cloud y Townsend, en el que los autores sacan conclusiones de los pacientes que han pasado por terapia de familia. Hay una frase que dice que la crianza materna es equilibrio entre amor y límites de ambas partes. Si el hijo al crecer no le dice que no a la madre, no crece y no puede tener una relación sana en el futuro. Para mí eso fue revelador.

¿Qué le diría a las madres que no rompen el cordón umbilical?

Que el control no es bueno para nadie. Creo que lo único que hace es generar distancia y se hace un flaco favor al hijo que accede a eso. El que no lo permite, lo corta a hachazos y el que sí, se convierte en un ser inmaduro y desprotegido, sobre todo cuando la muerte sea la que corte el cordón porque entonces ese luto es insuperable.

"El control no es bueno para nadie. Creo que lo único que hace es generar distancia, y se hace un flaco favor al hijo que accede a eso"

¿La solución para mantener una relación sana pasa por hablar?

Yo creo que sí. De hecho esta novela va de unas hijas que se ven forzadas a espiar a sus madres porque están preocupadas por ellas y creen que están implicadas en un misterio. Y al final el verdadero enigma es descubrir quién es su madre en este momento de la vida. Esa es la gran metáfora. ¿Qué pasaría si los lectores espiaran a sus madres?, ¿no se llevarían grandes sorpresas?

Hay una importante brecha generacional y eso influye en las relaciones entre madre e hijo...

Sí, hay una gran brecha generacional porque nos tuvieron jóvenes y han pasado demasiadas cosas para el mundo de la mujer en muy poco tiempo. De hecho creo que hay una brecha generacional mayor entre nosotras y nuestras madres que entre nuestras abuelas y nuestras madres porque los roles han cambiado muchísimo. Además nos han educado, y estarán felices, porque hemos conseguido buscar oportunidades con capacidad de decisión. Pero luego no se han imaginado que al envejecer eso se les iba a volver en contra por la falta de tiempo, el estrés laboral y la falta de conciliación para ejercer de hijos. Somos hijas de madres jóvenes y hemos sido madres mayores por la falta de conciliación, otra vez. Entonces somos una generación sándwich: estamos cuidando a los hijos pequeños a la vez que nuestros padres se hacen mayores y eso es una presión enorme sobre nuestra generación: económica, emocional y a todos los niveles.

"Estamos cuidando a los hijos pequeños a la vez que nuestros padres se hacen mayores y eso es una presión enorme sobre nuestra generación: económica, emocional y a todos los niveles"

Eso de conciliar para cuidar de un padre no existe...

Se habla mucho de la conciliación de las madres para ser madres, pero no de los hijos para ser buenos hijos. La sociedad no entiende que se necesita una conciliación, y rápido, para cuidar con calidad a los padres y a una población que envejece a marchas forzadas. Y no se habla de este tema. No puedes pedir un permiso para llevar a tus padres al médico ni para tener más tiempo de calidad con ellos.

¿Y por qué madres y no padres?

Porque cuando crecemos es con quien se rompe realmente el cordón umbilical y porque es una relación muy interesante. Una madre es el único ser humano que es capaz de entenderte en profundidad. Por otro lado, a lo mejor hace mucho tiempo que te ve desde esa perspectiva de madre y no como el ser humano adulto en que te has convertido. Igual no te conoce tanto en esta etapa de la vida.

"Una madre es el único ser humano que es capaz de entenderte en profundidad"

Le da voz a los perros. ¿Por qué?

En parte fue casual porque a mí siempre me apetece tener un personaje que sea un hilo conductor, que lo vea desde fuera. Aquí tengo a Orlando, un paseador de perros que es como una especie de Mary Poppins que aterriza y que va a conseguir a través de estos peludos meterse en la casa de muchas personas del barrio. Él gestiona adopciones por lo que infiltra a esos ‘ángeles’ para cumplir un rol muy específico en cada caso. Asistimos a los pensamientos desde su condición de perro, y gata, porque hay una gata que es más mala que un dolor, Isis, que se cree que como le han puesto ese nombre tiene todas las condiciones de una diosa. Ellos llevan milenios con nosotros y nos conocen mucho mejor que nosotros a ellos. Son solo emoción e instinto y eso hace que a veces tengan todo más claro. También hablo, aprovechando el personaje de Orlando, de la labor que hacen con las víctimas de violencia de género o protegiendo testigos en los juzgados para que puedan declarar con tranquilidad. También remarco la compañía que hacen a las personas mayores, pues está demostrado que viven más, no solo por el aporte de serotonina que les da la fiesta que te hacen cuando llegas a casa, sino porque les obligan a seguir unas rutinas.