Desde aquella noche Alex, la víctima de esta brutal agresión de Amorebieta, Vizcaya, vive así. Postrado en una cama a sus 27 años y no puede salir más allá del descansillo de su edificio. Su madre, Ana, es quien le asiste las 24 horas del día y recibe la ayuda de la Diputación de Vizcaya y una mujer anónima de Ibiza. De los agresores condenados por intento de asesinato no recibe nada al declararse insolventes.