Opinión | Notas de actualidad

La documentación del profesor Blanco Cabeza

El Museo Pedagógico de Galicia (MUPEGA), ubicado en Santiago, inició su andadura en el año 2004. Tiene un objetivo fundamental: “recuperar, proteger, mostrar y difundir el rico patrimonio educativo de Galicia”. Se trata, en definitiva, de salvaguardar un legado que el tiempo nos ha ido cediendo, con una gran variedad de formas, tantas como contenidos, metodologías y fuentes han sido utilizadas en cada momento. Y es que el recorrido ha sido fulgurante, si valoramos, sobre todo, lo ocurrido al respecto en los últimos cien años, en los que todo ha cambiado de forma rauda hasta ubicarnos en un mundo drásticamente distinto. 

Es necesario, pues, nutrir de contenidos, continuamente, una entidad como ésta, para que quede constancia de dónde venimos y, también, como somos, en materia pedagógica, en la actualidad. En este orden de cosas cabe hacer mención a la entrega de nuevos materiales, que nos hablan del ayer, en la persona del profesor Casto Blanco Cabeza, todo un referente en este orden de cosas, habida cuenta de que fue él quien, en 1903, puso en marcha la creación del Museo Pedagógico de la Escuela de Magisterio de Santiago, una iniciativa, entonces, pionera, sin un gran recorrido en el tiempo pero, en todo caso, ejemplar. 

Lo ahora entregado son cinco carpetas con más de ciento cincuenta temas principalmente de Matemáticas, y, también, varios de Física, que fueron escritos para la preparación de sus clases en la Normal de Santiago y, después, en la de Madrid. Tras su jubilación siguió escribiendo sus textos. Llama la atención, en este sentido, como, en la última carpeta, figura el año 1947; entonces tenía 79 años. 

No es una cuestión menor, todo lo contrario, una donación de estas características, depositada, en nombre de su familia, por uno de sus nietos, don Rafael Bermejo Blanco. Los contenidos de esas carpetas muestran el tipo de formación que recibían los alumnos de magisterio de la Normal por parte de quien fue un profesor dedicado a su menester, que preparaba con cuidado sus clases, metódico en su quehacer, enamorado de las materias que impartía.

Ahora hay dos presencias de este profesor del ayer en Compostela. Su retrato, también donado por su familia, se encuentra en la Facultad de Ciencias de la Educación. Y ahora lo que fue su modo de enseñar forma parte de los fondos de este ejemplar Museo Pedagógico de Galicia, sensible al acogimiento de materiales de esta índole, tantas y tantas veces perdidos por no haber sido debidamente valorados. Y es que es mucha la documentación que debiera de acabar acogida en un archivo, o una entidad parecida, y que, por muy diferentes razones, no acontece así. De ahí que hay que poner en valor, y aplaudir, a ambas partes: a quienes donan y, también, a quienes reciben un legado de estas características.