Esto es lo que pasa si duermes con tu gato: cuatro razones para no hacerlo
Hay un hecho relativo a nuestra salud que hemos de tener en cuenta si dormimos con nuestro gato
Dormir con un gato es una costumbre habitual para los que tienen minino. Se trata de una práctica común en distintas culturas, pues compartimos espacio en nuestro hogar, y para algunos el ronroneo del felino puede convertirse en un arrullo que facilita el descanso. Además, su temperatura corporal más elevada y el hecho de que compartan su compañía durante la noche proporcionado una sensación de confort. Sin embargo, puede que te hayas preguntado alguna vez si es higiénico o incluso saludable que compartas la cama con tu mascota.
Hay un hecho que hemos de tener en cuenta si dormimos con nuestro gato: las enfermedades zoonóticas, aquellas que se contagian entre animales y humanos. Estas patologías pueden evitarse con un buen manejo del ambiente del animal y un seguimiento veterinario adecuado. Por ejemplo, si el gato sale con frecuencia al exterior, ya sea a la terraza, al balcón o al campo, hay más probabilidad que se infecte de algo que puede contagiarnos. Debemos tener en cuenta el cuidado que deben tener especialmente niños, personas inmunodeficientes y mujeres en estado de gestación. El gato podría contagiar hongos, sarna, tiña, la enfermedad de Lyme, bartolenosis, salmonelosis y otras infecciones diversas.
Dormir con un gato conlleva ciertos riesgos por los parásitos. Tu mascota puede tener un parásito intestinal, como los nematodos o los cestodos. Estos se transmiten por medio de piojos y pulgas o por la ingestión de alimentos que están contaminados. También hay que tener en cuenta los externos, como garrapatas, ácaros y esos piojos y pulgas y ácaros pueden transmitir por su picadura enfermedades más graves.
Otra de las razones son las posibles alergias. Si ya tienes alergia a los gatos los motivos son obvios pero si no lo eres también puedes desarrollar desde alergia hasta asma y neumonitis por hipersensibilidad (los alérgenos presentes en el pelo que sueltan los gatos permanecen después en el colchón y en la ropa de cama).
También es importante el hecho de que los gatos son animales nocturnos por naturaleza y pueden interrumpir el ciclo de sueño de sus dueños al estar más activos durante la noche. Es decir, domir con nuestro gato puede afectar a la calidad de sueño por sus movimientos nocturnos. También pueden mostrarse territoriales con su espacio para dormir y reaccionar con agrevisidad. Nuestras mascotas duermen durante el día durante muchas horas seguidas así que por la noche, cuando nos toca descansar, ellas pueden estar rebosantes de energía.
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