Rosa Mota: “Me gustaría ser recordada como una atleta que siempre trabajó con alegría”

La mítica atleta portuguesa, que se encuentra en los Mundiales de Budapest, ganó tres veces la Carreira Pedestre de Santiago

Rosa Mota en el museo inaugurado en Budapest

Rosa Mota en el museo inaugurado en Budapest / javier etxezarreta

Davis Ramiro / Víctor Furelos

La portuguesa Rosa Mota es una de las grandes atletas de la historia del atletismo mundial. Para el recuerdo, su victoria en el maratón de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 y el oro mundial en Roma 1987, dos triunfos que coronan la trayectoria de una deportista que quiere ser recordada como “una atleta que siempre trabajó con alegría”.

Rosa Mota (Oporto, Portugal; 1958) irrumpió con fuerza a los 24 años ganando el maratón del Campeonato de Europa de Atenas (Grecia) en 1982. A ese triunfo le seguirían otros dos más a nivel continental en Stuttgart (Alemania) 1986 y Split (Croacia) en 1990, un oro mundial en Roma (Italia) en 1987, el bronce en el primer maratón olímpico femenino, el de Los Ángeles, el oro en los Juegos de Seúl y, sobre todo, los triunfos en los majors de Boston (1987, 1988 y 1990), Londres (1991) y Chicago 1983 y 1984).

“Me siento muy orgullosa de formar parte de la historia del atletismo mundial por haber sido campeona en diferentes campeonatos durante muchos años. Que la historia se acuerde de ti y estar entre los grandes nombres del atletismo es muy bonito, y más siendo maratoniano, que es una categoría especial”, dijo Rosa Mota, durante la inauguración de un museo temático de World Athletics en la ciudad húngara.

“El atletismo es una familia y a mí me gustaría, dentro de esa familia, ser recordada como una atleta que siempre trabajó con alegría y consiguió ganar. Tenía talento pero también le puse mucho empeño y mucho esfuerzo, aunque siempre con alegría, ya que el deporte tiene un componente alto de actividad social, de hacer amigos y hacer relaciones”, confesó.

“Formar parte, como atleta destacada, de un museo, me hace estar muy contenta, sobre todo porque la historia del atletismo se sigue escribiendo año a año con nuevos corredores. La historia del atletismo no va a acabar nunca”, manifestó.

Con una sonrisa siempre en los labios y un trato muy afable con cualquiera que se acerca a pedirla una foto o un autógrafo, Rosa Mota es la viva imagen de la normalidad deportiva. Una atleta que sabe sus orígenes y que resta trascendencia a la magnitud de sus gestas.

“Soy una más. El atletismo se ha escrito con grandes atletas, unos más antiguos y otros nuevos. Las generaciones pasan y para ganar siempre hay que dedicarle esfuerzo y tener capacidades porque el atletismo evoluciona cada día. Lo que no cambia es el maratón, que es el rey del atletismo”, asegura.

Aparte del maratón, distancia en la que su nombre y el de la noruega Grete Waitz figuran como las mejores, la atleta portuguesa consiguió triunfos en otras pruebas como la prestigiosa San Silvestre de Sao Paulo, que ganó en seis ocasiones consecutivas entre 1981 y 1986, algo que nadie más ha conseguido hasta el momento.

Dejó huella en Santiago

Pero en donde dejó huella Rosa Mota fue en las calles compostelanas. En la Carreira Pedestre de Santiago organzada por este medio desde 1978 logró tres triunfos muy distintos, los de los años 1981, cuando se estaba formando; 1982, cuando se acababa de proclamar campeona de Europa de maratón en Atenas; y en 1987, cuando ya era una leyenda.

Pero Rosa Mota ya sabía lo que era correr en Santiago antes de su primera victoria. Participó en la edición de 1981 pero no logró despuntar. Fue al año siguiente cuando llegó de primera a la plaza do Obradoiro por delante de la céltica Estela Estévez. Por aquel entonces ya había manifestado que le gustaba mucho la carrera compostelana.

Y lo demostró cuando acudió a la suiguiente edición después de haber ganado mes y medio antes el campeonato de Europa de maratón en el torneo celebrado en Atenas. Le gustaban mucho las carreras como la compostelana porque consideraba que eran excelentes para preparar el maratón.

Y siendo ya una campeonísima regresó a Santiago para repetir triunfo por delante de sus paisanas Albertina Días y Ana Paula Oliveira. En esa ocasión Rosa Mota destacó la dureza de la prueba, pero sobre todo el cariño del público que se agolpa a lo largo de los doce kilómetros de recorrido.