El 40% de los gallegos no puede permitirse ir de vacaciones una semana al año

Para tres de cada diez personas, es imposible hacer frente a un imprevisto económico de 800 euros // En la comunidad, el 6,8% de la población está en situación de pobreza severa

El 30% de gallegos no tiene capacidad económica para gastos no previstos, como la avería de un coche

El 30% de gallegos no tiene capacidad económica para gastos no previstos, como la avería de un coche / cedida

Cuatro de cada diez gallegos no pueden permitirse ir una semana de vacaciones al menos una vez al año, puesto que no cuentan con los ingresos suficientes como para costearse un período mínimo vacacional. Esta cifra es sensiblemente superior a la media estatal, con un 33% de la ciudadanía que no tiene capacidad para irse de viaje durante siete días. Son datos que se desprenden del último informe publicado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social (EAPN), bajo el título "El Estado de la pobreza en las comunidades autónomas en 2023".

El director de EAPN en Galicia, Xosé Cuns, hace hincapié en que los datos del estudio “sen as prestacións do Estado ou da Xunta serían moito peores” e remarca que “vemos cambios negativos se se relaxan as medidas de loita, como foi a suspensión da Tarxeta Básica, da que se beneficiaban case 55.000 galegos para obter alimentos básicos”. “Os indicadores de pobreza baixan se se responde con medidas sociais como o Ingreso Mínimo Vital e se complementa coa acción das comunidades autónomas”.

El análisis apunta a un aumento de la renta media per cápita de 899 euros en el último año, hasta llegar a los 12.352, lo que no se traduce en un mayor poder adquisitivo, ya que la evolución de la renta en términos de capacidad adquisitiva debe tener en cuenta que el IPC nacional entre enero de 2008 y enero de 2023 alcanzó el 29,6%. En este sentido, Galicia es la única región que no ha mejorado la renta media real de la que disponía en el año 2008.

EAPN destaca que los índices para garantizar una buena calidad de vida continúan estando lejos de los objetivos marcados en la Agenda 2030, para lo cual en el año 2022 tendrían que haberse contabilizado unas 114.000 personas menos en situación de riesgo de pobreza o exclusión social. Así, el 23,6% de los gallegos estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2022, lo que supone casi dos puntos menos que el año anterior. Este trabajo también mide el riesgo de pobreza, un indicador que muestra cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población y que en Galicia se recorta del 20,2% al 18%. Esta cifra podría alcanzar a un tercio de la población, concretamente el 32,9%, si no existiese ningún tipo de transferencia pública y sería de casi el doble si solo hubiese pensiones por jubilación, llegando al 12,5%.

El informe refleja que, además, el 6,8% de la población en Galicia está en una situación de pobreza severa, frente a la media estatal de 7,7 punto porcentuales o la de comunidades autónomas como Andalucía o Canarias, donde el porcentaje asciende al 11,3 y 11,9%, respectivamente. A este dato se suma que el 6,3% de los gallegos de encuentran en situación de privación material y social severa, un punto y medio más que en 2021.

“Hai que poñer en valor o Estado de Benestar”, manifiesta el director de EAPN en Galicia. En este sentido, Cuns subraya que “se non existise o Estado, falaríamos dun porcentaxe de poboación en situacións complicadas que sería moito maior”, por lo que, insiste, “o seu papel é de enorme utilidade para a sociedade”.

Las dificultades por el encarecimiento de la vida y los bienes básicos dejan otras cifras preocupantes en la Comunidad. El estudio, que analiza los mismos parámetros en todas las comunidades autónomas, indica que el 4,4% de los gallegos no puede permitirse comer carne o pescado al menos cada dos días, una cifra que aún así es un punto porcentual inferior a la del conjunto estatal y se sitúa un 7,5% por debajo de la canaria.

Sobre esta situación, Xosé Cuns apunta que “a xente remata refuxiándose na comida máis barata, que ten un custo menor, o que causa que, en moitas ocasións, haxa un exceso de hidratos de carbono e problemas de saúde, como pode ser a obesidade, sobre todo, nos nenos e nenas”. En esta línea, añade que el hecho de no poder pagar estos alimentos básicos se da, de manera mayoritaria, en las familias monomarentales de mujeres con niños a su cargo, lo que “tamén leva a un baixo rendemento escolar destes menores e remata por repercutir nunha herdanza da pobreza, algo que sucede no 80% dos casos”.

Afrontar unas condiciones dignas en materia de vivienda también es una tarea que resulta complicada en muchos hogares gallegos. El 19,4% de las casas no puede mantenerse a la temperatura que sería adecuada para la salud, un dato que refleja que la pobreza energética aumenta 6,3 puntos porcentuales con respecto al año anterior y 2,3 si se compara con la media estatal. “Esta situación vai agravarse probablemente no próximo ano, debido á falta de medidas e é un problema que ten que afrontarse como se fixo nos anos da pandemia”, remarca Cuns.

A esto se suma que el 7,7% de los gallegos reconoce retrasos en el pago del alquiler o de la hipoteca, un dato que se mantiene estable en comparación con el período anterior. Al mismo tiempo, el 6% de la población tiene que atrasar el hacer frente a sus facturas de agua, luz o gas por problemas económicos. Esta situación se ha visto agravada, entre otras cosas, por la subida generalizada de los precios y de la inflación.

Este estudio apunta, además, que de tener un imprevisto de 800 euros o más, tres de cada diez gallegos no tienen la capacidad económica necesaria como para hacerle frente. Aunque estos datos empeoran en la Comunidad casi cinco puntos porcentuales en un año, las cifras son más optimistas que las de la media de los ciudadanos españoles, donde casi un tercio no puede encarar un gasto repentino.

“A pobreza causa infinidade de problemas de saúde mental. Vivir na pobreza supón unha toma constante de decisións relacionadas coas necesidades básicas, o que fai que se creen moitas tensións”, indica o presidente de EAPN Galicia en torno a esta circunstancia. “O caso máis extremo que existe disto son as persoas sen fogar”, puntualiza.

Las opciones para llevar a cabo cualquier plan de ocio, como ir a ver un partido de baloncesto, disfrutar de una película en el cine o acudir a disfrutar de un concierto también son un lujo para uno de cada diez gallegos, que manifiestan no poder permitirse participar regularmente en ninguna actividad de este tipo, lo que termina por afectar al desarrollo de su vida personal. En la misma línea, casi el siete por ciento señala que no tiene la capacidad económica precisa para reunirse al menos una vez al mes con amigos o familiares para salir a tomar algo o a comer fuera de casa, un dato que se relaciona con que más del 11% declaran no poder gastar una “pequeña cantidad” en sí mismos.