La brecha de no tener coche: “Es un requisito en muchos empleos, pero no me lo puedo permitir”

El número de gallegos de entre 18 y 20 años con el permiso de conducir se redujo un 17% en quince años

“No me podría pagar el carné sin ayuda de mis padres”, señala un joven vigués

Varios coches circulan por el centro de O Milladoiro (A Coruña)

Varios coches circulan por el centro de O Milladoiro (A Coruña) / Antonio Hernández

“Imprescindible permiso B de conducir y vehículo propio”. Esta es una de las frases más repetidas en los anuncios que Carlota ha visto en las últimas semanas en busca de trabajo. Su oficio, el de ingeniera informática, no requería, en principio, la obligación de contar con un coche con el que desplazarse. Hasta ahora todos los puestos laborales en los que estuvo se desarrollaron dentro de una oficina. Muchos para los que está postulando también son trabajos con un puesto físico, que no necesitan desplazamiento dentro del propio horario laboral. “Hubo varias ofertas en las que encajaba perfectamente por estudios y experiencia, pero tener coche es un requisito en muchos empleos y yo ahora mismo no me puedo permitir hacer frente a los gastos que supone tener un coche”, indica.

La suya no es una situación aislada. Para poder acudir a sus centros de trabajo miles de gallegos necesitan coger a diario el coche, ya que el transporte público no llega hasta el lugar en el que se sitúa su oficina o fábrica o los horarios son incompatibles. Los datos recogidos en el Anuario Estadístico General, referentes al pasado año, de la Dirección General de Tráfico (DGT)reflejan que Galicia es la sexta comunidad autonóma con un mayor número de coches por cada 1.000 habitantes, por detrás de otras como las Islas Canarias o las Baleares. Esto se traduce en que ocho de cada diez habitantes en la comunidad tiene un vehículo en propiedad, siendo en su mayoría turismos. Un número elevado si se tiene en cuenta que, de cara a los próximos años, con el objetivo de reducir las emisiones de gases contaminantes, las ciudades gallegas impondrán restricciones a la circulación de los vehículos más contaminantes, tal y como indica la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

“Mi entonces jefa me dijo que para poder seguir en la empresa tenía que tener el carné”

Bruna

— Periodista

Bruna no tiene carné de conducir. Se apuntó a la autoescuela con 18 años y aprobó el teórico a la primera, pero la mudanza a la que fue su ciudad universitaria, a la que acudió a realizar la carrera de Periodismo, hizo que dejase de lado las clases prácticas. Al acabar el grado empezó a trabajar en un puesto que requería desplazarse diariamente a una zona de oficinas de un concello cercano. “Iba a diario en bus”, señala la joven que entre el viaje de ida y vuelta tardaba alrededor de una hora y media, frente a los 40 minutos aproximados que sumarían estos dos trayectos en un turismo. 

Para ella, los problemas llegaron cuando le hablaron de una posible renovación del contrato. “Mi entonces jefa me dijo que me sacase el carné pronto porque en la empresa lo estaban empezando a requerir para contratar a la gente. Me dijeron que para seguir en la empresa tenía que tener el carné y, claro, también coche”, explica la joven, que desarrollaba toda su labor dentro de las propias oficinas. Ella ahora tiene otro empleo y lo más probable es que el puesto que antes tenía ya esté ahora ocupado por alguien que sí pueda permitirse desplazarse en coche todos los días. 

Los coches, cada vez más caros

Hacerse con un coche propio es, además, cada vez más complicado en términos económicos. Según los últimos datos de la Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos (Ancove), el pasado mes de septiembre los turismos de segunda mano registraron un precio medio de 11.407 euros en Galicia. Un coste al que habría que sumarle los gastos derivados del seguro o el combustible, entre otros. El importe es notablemente superior si se trata de comprar un coche nuevo en el concesionario. 

Celia, residente en la capital gallega, trabaja en producciones de televisión, un ámbito en el que no conducir supone un problema, pues entre las muchas labores que lleva a cabo esta figura está la de ir a recoger gente para llevarla al lugar del rodaje. En los últimos meses, su trabajo se desarrollaba en una redacción por lo que disponer de vehículo propio no era imprescindible, aunque sí le complicaba el día a día. “Trabajaba en Ordes e iba y venía en bus. Eso no me importaba en absoluto, lo que pasa es que funciona mal, ya que siempre llega tarde y tiene muy pocas frecuencias. Cuando salía de trabajar era una angustia porque acabábamos tarde y no sabía como volver a casa”, remarca.

Un coche de la autoescuela realiza prácticas en A Coruña

Un coche de la autoescuela realiza prácticas en A Coruña / Victor Echave

En su caso, tener permiso de conducir tan solo solucionaría parcialmente el problema. Aunque cuenta con los ahorros suficientes como para sacárselo, asegura que “no me podría permitir comprar un coche con mi situación actual”. Situación similar es la de Helena que, con casi cuatro años de experiencia como conductora, aún no tiene vehículo propio. “Comprarme un coche, aunque sea de segunda mano, sería imposible, ya que me dejaría prácticamente todos mis ahorros y no podría hacer frente a ningún imprevisto que me surgiera”, señala.

Sara es profesora y está sacándose el carné. Ya ha aprobado el téorico y se encuentra realizando las clases prácticas, pero subraya que “mi aspiración no es tener coche”. “Me parece una catástrofe ambiental y lo que hay es que tener transporte público de calidad”, indica.

Cada vez menos jóvenes se sacan el carné

Las generaciones anteriores ansiaban cumplir la mayoría de edad para tener su carné de conducir. Aunque siguen siendo miles los que aprueban la licencia antes de cumplir los 20, el número ha descendido de manera notable. Según las cifras que maneja la DGT, un total de 325.114 jóvenes de 18 a 20 años obtuvieron su permiso en el año 2007 a nivel estatal. El pasado año, el último del que se tienen registros, fueron un 17% menos, quedándose en 269.368 las licencias aprobadas en esta franja de edad.

Más allá de cuestiones medioambientales, el ya citado encarecimiento de los coches y su mantenimiento es una de las razones más repetidas entre aquellos que deciden no sacarse el carné. Daniel, un joven vigués que ya tiene ingresos propios, apunta que “no me podría permitir el carné sin ayuda de mis padres”. Y es que el precio medio del carnet de conducir en España oscila entre los 600€ y los 1.400€, de acuerdo a un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), lo que supone un desembolso importante para cualquier bolsillo. Asimismo, Daniel explica sobre su situación personal que sus dos hermanos pequeños, ya mayores de edad, piensan también en acudir a la autoescuela, pero que “el coche que hay en casa lo necesitan mis padres para ir a trabajar”, con lo que las posibilidades de poder usarlo son también reducidas.