Un goteo de ANPAs busca la supresión de las pantallas en las aulas para el próximo curso

Desde la Confederación gallega explican que E-Dixgal tiene un “proceso de implantación” y que suprimirlo es decisión del centro

ALUMNOS DE COLEGIO VICENTE RISCO DE VIGO, QUE PARTICIPA EN EL PROYECTO E-DIXGAL

ALUMNOS DE COLEGIO VICENTE RISCO DE VIGO, QUE PARTICIPA EN EL PROYECTO E-DIXGAL / ECG

Más de diez años lleva E-Dixgal instalado en las aulas gallegas y no ha sido hasta ahora cuando un grupo de padres, madres y ANPAs ha comenzado a cuestionarse su utilidad. En el punto de mira está el tiempo que pasan los menores enfrente de las pantallas o los estudios más recientes sobre la repercusión negativa en su capacidad de atención. Impulsados por varias iniciativas surgidas a través de las redes sociales —sobre todo, un canal de Telegram a nivel autonómico que cuenta con 570 miembros—, algunas asociaciones de madres y padres gallegas comienzan a organizar por su cuenta y riesgo la supresión de este sistema de la Xunta que digitaliza los libros de texto desde quinto de Primaria hasta cuarto de la ESO.

En Galicia, un total de 64.200 alumnos repartidos en 630 centros estudian a través de un ordenador. En el último mes, las comunidades educativas de algunos de estos centros han comenzado a movilizarse para solicitar ante Educación la eliminación —o, por lo menos, la regulación— de la plataforma. En noviembre, el ANPA Río Tella del CEIP A Ramallosa, en Teo, comenzó recoger firmas para sumar apoyos a la iniciativa. Señalan que, a día de hoy, cuentan con el beneplácito de la mitad de las familias del colegio, unas 250. Otro ejemplo es el CEIP López Ferreiro, en Santiago de Compostela, donde casi 70 familias presentaron un escrito ante la directiva del centro para que a partir del próximo curso se prescinda del programa educativo y se recuperen los libros de texto tradicionales. Los firmantes alegaban problemas en el aprendizaje, en la visión y en el sueño.

A esta lista se han sumado otros centros, como el IES de Coruxo, en Vigo, o el CEIP Apóstolo Santiago, situado también en la capital gallega. Argumentan que las pantallas empeoran la compensión lectora, la capacidad de concentración e incrementan los problemas relacionados con la visión y el sueño. “O uso do programa E-Dixgal obrigou ao alumnado a traballar gran parte do horario lectivo pegado ao ordenador. O equipo informático é tamén ferramenta de traballo cando regresan á casa, xa que é neste soporte no que atopan os contenidos obxecto de estudo en cada un dos cursos”, señala el comunicado emitido por el colegio de Teo.

En el punto de mira está la seguridad de los menores. “Los ordenadores que facilita el centro y que tienen instalado E-Dixgal no tienen control parental”, explican desde el CEIP. Sobre este punto, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda aseguraba la semana pasada que Educación ya trabaja en soluciones. A partir del próximo mes de enero, se limitarán los contenidos a los que pueden acceder los estudiantes que son parte de este programa, dado que instalará una nueva aplicación con el propósito de “dar mayor seguridad sobre el cuidado y bienestar digital de sus hijos”.

No obstante, aunque haya un goteo de ANPAs exigiendo medidas al respecto, la decisión no pasa únicamente por esta vía. Isabel Calvete, presidenta de la Confederación de ANPAs Galegas, explica que E-Dixgal tiene un proceso de implantación. Primero, el centro se acoge al proyecto previa votación en el consejo escolar y en el claustro de profesores. Una vez que el colegio solicita la puesta en marcha del proyecto y la Consellería da el visto bueno, tienen un mínimo de cuatro años de permanencia. Después de ese tiempo, pueden seguir adheridos al programa o pueden decidir repetir el proceso de elección para intentar salir de ahí.

“Las ANPAs tiene representación en el Consello Escolar y votan, pero no depende de ellas el hecho de mantener el E-Dixgal o no. Tampoco depende únicamente de los profesores, es una decisión que se debe de tomar por consenso”, explica Calvete. Pese al movimiento, admite que, como Confederación, no les llegó ninguna solicitud formal por parte de las familias para posicionarse sobre el uso de las pantallas en las aulas. “Está claro que es un movimiento social surgido través de las redes, pero no llegó ninguna petición que luego podamos trasladar a la Consellería. Nosotros todavía necesitamos más opiniones para forjar una posición fundamentada sobre su uso”, indica la presidenta de la Confederación gallega.

Oleiros, a favor de regular los móviles en menores

“Nuestras hijas son amigas y siempre hablábamos de que no queríamos darles un smartphone nada más terminasen la Primaria”, explican María y Gemma. Para estas dos madres residentes en el municipio coruñés de Oleiros, la revelación llegó cuando, a través de la prensa y de las redes sociales, conocieron la existencia de algunos grupos de padres que se organizaban para exigir medidas al respecto. Comenzaron a hablar con el resto de familias de la clase de sus niñas, que cursan sexto de Primaria en el CEIP Valle Inclán de Perillo, y llegaron a la conclusión de que todas estaban de acuerdo en el tema. “Tuvimos una reunión para plasmar las ideas en un docuemnto y trasladarlas al resto del colegio”, explica María, con la suerte de que la dirección del centro les mostró su apoyo desde el primer momento.

“Quisieron que el resto del cuerpo docente y de las familias partipasen, por lo que empezaron a divulgarlo”, continúa. El documento tuvo tal recorrido que terminó llegando hasta el concello de Oleiros, que enseguida se posicionó a favor de la iniciativa. Tuvieron una reunión con la concejalía de Educación, acordando formación y charlas para alumnos, familias y personal del centro. También el impulso de este movimiento en otros colegios públicos del municipio. “Hablamos, por ejemplo, de una iniciativa que surgió en Tudela, en la que los locales comerciales ponían un identificador en el escaparate indicando que los niños podían entrar a hacer llamadas. Es una forma de localizarlos sin necesidad de smartphone”, concluyen ambas madres.