Radicalización del Partido Republicano

Los ultras echan a McCarthy y sumen el Congreso de EEUU en el caos

Es la primera vez en la historia del país que un 'speaker' de la Cámara de Representantes es expulsado de su cargo

El proceso para elegir al nuevo presidente está plagado de incertidumbres y al menos durante una semana habrá absoluta parálisis legislativa

La Cámara de Representantes de EEUU destituye a su presidente en una votación histórica.

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Idoya Noain

El Congreso de Estados Unidos ha entrado este martes en el caos, empujado por la rebelión de un grupo de representantes de la ultraderecha contra el líder de la mayoría republicana en la Cámara Baja, Kevin McCarthy. El ‘speaker’ no ha superado una moción para sacarle del cargo que había presentado la víspera el congresista de Florida Matt Gaetz. Ocho republicanos de esa facción ultra se han sumado a 208 demócratas y han conseguido aprobar la moción para dejar vacante el cargo, a la que se han opuesto 210 republicanos.

McCarthy se ha convertido, así, en el primer presidente de la Cámara de Representantes expulsado de esa posición, segunda en la línea de sucesión presidencial. Y EEUU entra en un momento no solo de disfuncionalidad y caos sino de incertidumbre y de días, o quizá semanas, de parálisis legislativa, una situación extremadamente compleja y que pone en peligro, por ejemplo, avanzar en la aprobación del presupuesto para mantener operativo el gobierno, que debe aprobarse antes del 17 de noviembre.

Parálisis al menos una semana

De momento, al menos hasta dentro de siete días la Cámara Baja no podrá realizar sus funciones. Porque tras la destitución de McCarthy se ha nombrado a un 'speaker' interino, Patrick McHenry, que inmediatamente ha puesto en un receso a la Cámara para que los dos partidos determinen ahora el camino a seguir. Pero la única autoridad de ese presidente temporal es organizar la elección del nuevo presidente de la Cámara. Y en una reunión con la conferencia republicana este martes por la tarde McHenry ha convocado a los conservadores para otra reunión el martes de la semana que viene, donde deberían decidir su candidato, y no habrá una votación por lo menos hasta el próximo miércoles.

Los demócratas presentarán como su candidato a Hakeem Jeffries, el líder de la minoría, pero no tienen los votos para que salga elegido. Y los republicanos no saben aún quién puede unificar a su conferencia.

El nombre que no estará seguro en esa candidatura es el de McCarthy. En la reunión de republicanos tras su destitución el californiano ha anunciado su decisión de no volver a presentarse, algo que ha explicado después en una rueda de prensa, en la que ha defendido también su trabajo en el cargo del que ahora ha sido expulsado. "No cambiaría nada", ha dicho McCarthy.

En esa comparecencia ante los medios ha culpado más a los demócratas por su expulsión y les ha acusado de dañar la institución. Y los ha criticado más duramente que a los ocho republicanos que han logrado expulsarlo, aunque a esos compañeros de filas los ha tildado de "enfadados y caóticos". Y no ha ocultado su desdén por Gaetz y por sus motivaciones."Todo ha sido para conseguir atención", ha dicho, atribuyendo al congresista de Florida una cruzada "personal" y no política y afeándole que haya usado la moción para intentar recaudar fondos.

Una guerra intestina

El inédito episodio en la política estadounidense y las últimas horas, que han incluido un debate antes de la moción en la que solo han intervenido republicanos enfrentándose entre ellos, representan la culminación de la intensa guerra intestina abierta entre facciones del Partido Republicano, pero también exponen el precio que la formación debe pagar por su radicalización desde la irrupción en su liderazgo de Donald Trump.

Porque por una parte los congresistas más radicales alineados con el expresidente y candidato para 2024, pese a ser minoría en la Cámara Baja que los republicanos controlan con una frágil mayoría tras las últimas legislativas, han cobrado un poder desmedido, que se ha demostrado con el éxito de su moción y en una votación anterior en la que 11 republicanos se sumaron a 207 demócratas para hacer fracasar el úlltimo intnto de abortar la moción de Gaetz. Pero por otra los demócratas se han negado a salvar a McCarthy, un político que ha alineado buena parte de su agenda a las posturas radicalizadas de Trump y sus acólitos, ha aprobado recientemente la apertura de un proceso para tratar de someter a un "impeachment" a Joe Biden, y en el que aseguran que no se puede confiar.

Una rebelión a cámara lenta

La votación este fin de semana de una medida que dio una prórroga de 45 días al presupuesto y evitó in extremis el cierre del gobierno fue la gota que, al menos sobre el papel, colmó el vaso para Gaetz y el resto de grupo radical. McCarthy sacó adelante la norma en la Cámara Baja con más votos demócratas que republicanos. Y aunque la ley excluyó la ayuda a Ucrania, Gaetz ha acusado a McCarhty de haber alcanzado un “pacto secreto” con los demócratas y Biden para asegurar que se aprobará más asistencia para Kiev, a la que se opone el ala ultraconservadora.

La rebelión, en cualquier caso, viene de más lejos. En enero McCarthy tuvo que hacer concesiones a los ultras para poder llegar a la presidencia de la Cámara tras un proceso agónico y humillante en el que necesitó 15 rondas de votaciones. Ya entonces se auguraba la convulsión. Y pese a haber dado pasos legislativos en estos meses para apaciguarlos, incluyendo la apertura del proceso para intentar someter a un ‘impeachment‘ a Biden, o alejarse de compromisos que alcanzó con la Casa Blanca en el acuerdo con que se suspendió el techo de la deuda y se evitó que EEUU entrara en impago, no ha frenado la rebelión.

Una posibilidad de que salvara su posición recaía en que los demócratas le apoyaran, bien fuera por activa o por pasiva, ausentándose de la votación de la moción de Gaetz o votando solo “presente” y bajando la mayoría necesaria. Pero tras horas intensas de conversaciones quedó claro que los demócratas no iban a ser quienes le salvaran. En una carta que Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata, envió a su bancada, se anunció la postura del liderazgo, que se había debatido ya en una reunión previa de dos horas, que se abrió con una proyección de un vídeo donde se veía a McCarthy el mismo domingo tratando de culparles por haber acercado al gobierno a un cierre pese a que le dieron más votos el sábado que su propia bancada. Y Jeffries usó como argumento contra McCarthy y los republicanos su “falta de voluntad de romper de forma auténtica y completa con el extremismo MAGA”, las siglas del movimiento Hacer América Grande de Nuevo aliado con Trump.

Silencio de Trump

El expresidente, mientras, ha mantenido públicamente silencio sobre lo sucedido. En Nueva York para la segunda jornada del juicio civil que enfrenta por acusaciones de fraude en su organización empresarial, solo ha colgado un mensaje en su red social Truth Social horas antes de la votación en que se ha acabado expulsando a McCarthy. En ese mensaje ha preguntado "por qué los republicanos siempre pelean entre ellos" en lugar de pelear contra los demócratas. Su nombre denería aparecer en la respuesta que no ha dado.