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Próxima estación: Referéndum

Luis Pérez Fernández

Luis Pérez Fernández

ARRANCA LA LEGISLATURA MÁS INCIERTA DE LA DEMOCRACIA. Se puso de manifiesto en los dos días de sesión de investidura de Sánchez. Todos los grupos que le dieron su apoyo, salvo Bildu, le ponen deberes de tan difícil como obligado cumplimiento para mantener la validez de lo firmado. Excluyo a Bildu porque desde el minuto uno anunció un sí incondicional. Al menos aparentemente, porque siempre quedará la duda de lo que hay por detrás. La incertidumbre no es el mejor clima para afrontar los retos y desafíos presentes y futuros.

Es natural que ante la necesidad de sumar los votos necesarios para gobernar, y máxime cuando no eres el partido que no ganó las elecciones, haya que buscar acuerdos más allá del cumplimiento estricto y en su totalidad de los programas con que concurrieron a las elecciones. Hay que ceder y transaccionar, pero no proclamar lo contrario de lo sostenido en asuntos de máxima importancia. Y me refiero, claro, a la amnistía, asunto que ni figuraba en los programas, porque según los socialistas no se podía ni siquiera plantearla. Son innumerables los pronunciamientos, justo antes de las elecciones desde el Gobierno incluido el presidente, sobre la imposible aplicación por ser anticonstitucional.

Sobre la legalidad fallará, a favor o en contra, la Justicia cuando toque. No se trata pues de eso: abordar su encaje legal. En la noble función de la política importa, o debería importar, la palabra dada, la coherencia, los principios y valores. Todo el mundo entendería a Sánchez si reconociera públicamente que lo hace porque lo precisa. Y punto. Unos estarían a favor y otros en contra, pero a nadie engañaría. Y menos puede presumir de virtud. Para zanjar la cuestión lo más sensato sería que los ciudadanos se manifestarán en las urnas por medio de una consulta o bien en nuevas elecciones, incorporando este asunto en los programas políticos. Lo que hizo Felipe González cuando la OTAN.

Sánchez concedió indultos, sin que los pidieran ni mostraran arrepentimiento. Al contrario, su intención es volver a hacerlo. Aun así. esta medida de gracia es prerrogativa del Gobierno. La amnistía, que la Constitución no cita como tampoco lo hace sobre la esclavitud porque son figuras jurídicas agravadas sobre prohibiciones a hechos de menor calibre, llegará probablemente en los próximos meses o años. Mientras tanto, a Sánchez le sirve en primer lugar para mantenerse en el poder y seguir gobernando mediante el uso abusivo del decreto ley.

Según Junqueras (ERC) la amnistía era realidad desde la formación de la Mesa del Congreso, hace exactamente dos meses, 17 de agosto. No nos mentía. Desde entonces lo que se negoció fueron otras cuestiones, sobre todo económicas. La principal de ellas es la condonación de la deuda a Cataluña, cuya cuantía es conocida. El Gobierno anunció su aplicación similar en el resto de España, pero sin lo sustancial, las cifras. Ni siquiera lo reclama el BNG para Galicia. Dio el sí a cambio de migajas. Besteiro le metió un gol a Pontón.

Todos los apoyos externos a Sánchez, excepto Bildu que nada pide que se sepa, incidieron en que la amnistía no es fin de etapa. Hay analistas, por convicción o necesidad, que la defienden como herramienta para poner fin al conflicto. Ojalá fuera cierto. Me temo lo contrario, que sirva para avivar la llama del independentismo. Igual que desde el primer momento creí lo que decía Junqueras sobre la amnistía, no dudo de que la próxima, muy próxima, batalla será por el referéndum sobre la independencia. ¿Es ilegal? Como lo era anteayer la amnistía.