Notas de actualidad

El Seminario de Estudos Galegos, cien años después

José Manuel García Iglesias

José Manuel García Iglesias

Galicia honra, desde una gran exposición que se ubica en el Gaiás, los cien años de la creación del Seminario de Estudos Galegos. Es Ramón Villares Paz quien hace las funciones de comisario y contó, para ello, entre otros medios, con el apoyo, como asesores, de Miguel Anxo Seixas Seoane, Alfonso Mato Domínguez y Gustavo Hervella García, así como con el diseño gráfico de Xosé Díaz Arias de Castro. 

Lo que aporta esta muestra es, ante todo, un mensaje bien articulado en el que uno de sus mayores méritos es esa valoración que se hace de cómo ese Seminario se prolongó, en el tiempo, gracias a la actividad del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento y, más tarde, con la creación del Museo do Pobo Galego con el que , de alguna manera, se pretenden recuperar las esencias de lo que fue, en sus, orígenes aquel Seminario de Estudos Galegos, preocupado por la Arqueología, las Artes las Ciencias, la Lengua y la Literatura, la Etnografía..., es decir, por muy diversos ámbitos de investigación teniendo, como objetivo común, el mejor conocimiento de lo que Galicia ha sido y es.

Si quien planteó la muestra hubiese ceñido su discurso a lo que ha sido una corta historia, que discurrió entre 1923 y 1944, se hubiese dejado de valorar lo que ha sido el modo en que su legado se salvaguardó en los tiempos siguientes; tanto es así que buena parte de lo que aquí se enseña se debe al respeto y cuidado con el que el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento lo ha cuidado hasta la actualidad. 

Y es que lo que ha sido el Seminario de Estudos Galegos es fruto de un tiempo y sus circunstancias. También, cuando nace, lo hacen, en la Universidad de Santiago, -que es, en aquel momento, la de Galicia- las secciones de Historia y de Química, puntos de partida inmediato para la concreción de esas dos facultades, las de Filosofía y Letras y Ciencias, con las que la Minerva compostelana amplió, en ese momento, su área de enseñanzas y, por lo tanto, de investigación. En este sentido se puede decir, también, que ambas nuevas facultades no son ajenas, a lo largo de su historia -digna, también, de ser contada y expuesta-, de lo que han sido los intereses de aquel Seminario al que sienten, en cierta manera, también, suyo. Quien valore la fotografía de los fundadores del Museo do Pobo Galego, que cierra la muestra, ha de reconocer que son personas vinculadas a la Universidad compostelana las allí presentes.  

Un magnífico catálogo – Luz na Terra. O Seminario de Estudos Galegos, unha institución de alta cultura- da cumplida cuenta de lo que es un apreciable legado y complementa, de forma muy pertinente, lo que aporta la visita a esta muestra, con aleccionadoras imágenes y acertados textos.