Políticas de Babel

La tarea colectiva de la educación

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

EL ÚLTIMO INFORME PISA y otros estudios de diversas asociaciones y colectivos docentes nos han vuelto a sacar los colores en lo que a comprensión lectora y fluidez verbal entre los jóvenes se refiere. Por su parte, la Real Academia Española (RAE) ha pulsado el botón de alarma. Frente a tantos avisos y advertencias, debemos activarnos. Las administraciones, los representantes públicos y la sociedad en general, no pueden mirar hacia otro lado, ni buscar justificaciones fáciles. No se trata de escurrir el bulto ni delegar responsabilidades. Tampoco es bueno atacar a quienes sólo pretenden abrirnos los ojos y animarnos a mejorar con consejos constructivos. La tarea debe ser compartida e involucrar a todas las partes con competencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sólo así lograremos corregir los resultados y mejorar las tasas de éxito. Pero, para ello, es necesario hacer un buen diagnóstico de la situación, atendiendo tanto a las causas de las deficiencias que observan nuestros expertos, como a las soluciones que nos sugieren los académicos y otros especialistas.

Se han detectado motivos que explican el fracaso en comprensión lectora, fluidez expresiva, capacidad argumentativa, o conocimiento del acervo cultural. Las horas asignadas a la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y la literatura no parecen suficientes; e incluso se advierte de la idoneidad de estudiarlas como materias independientes. Parece excesivo el énfasis puesto en el aprendizaje competencial, en detrimento de la adquisición de contenidos, o del desarrollo de la capacidad memorística y argumentativa. La “ludificación” de la enseñanza y la exposición a las pantallas aparentan nocivas. Se detecta incertidumbre ante el progreso tecnológico y las herramientas que emanan de la Inteligencia Artificial. Finalmente, habría que favorecer la reducción del número de alumnos por clase, corregir la sobrecarga laboral y burocrática de los docentes, y evitar los continuos cambios legislativos que ni siquiera cuentan con el criterio de los expertos.

Se recomienda fomentar la práctica de la escritura y la redacción de textos. También fortalecer la expresión oral a través de debates. Debemos aprovechar la diversidad cultural en las aulas, e incentivar el deseo por aprender y los hábitos de lectura. Se recuerda el aporte lingüístico de un mayor conocimiento de las lenguas clásicas, y la riqueza expresiva y cultural que supondría la enseñanza de los rasgos distintivos de las lenguas cooficiales y las variedades del español de América. El dominio de lenguas extranjeras deviene esencial en una realidad comunicativa e informativa globalizada a nivel técnico, científico y creativo. Para ello es necesario un gran pacto de Estado alejado de planteamientos maximalistas o esencialistas, así como un compromiso social consensuado y compartido.