Opinión | Políticas de Babel

El recuerdo frente al miedo

HAN PASADO YA DOS DÉCADAS desde aquel fatídico 11 de marzo en el que una serie de atentados terroristas coordinados contra cuatro trenes de cercanías de Madrid causaron la muerte a 192 personas y dejaron heridas a otras 2.000. Sin embargo, el paso del tiempo no ha borrado de la memoria aquel sufrimiento compartido por todos, ni ha conseguido extirpar de la sociedad el miedo a un terrorismo de corte yihadista que, si bien no ha desaparecido, sí ha variado sus modos de captación y sus estrategias de acción. Esta semana las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado han dado cuenta de las más de 400 operaciones llevadas a cabo contra el terrorismo islamista, así como de las 1.049 personas que fueron detenidas a raíz de esas actuaciones. Hablamos, pues, de un estado de inseguridad ante el que nadie se siente inmune, y que nos muestra la importancia de seguir bien atentos y colaborando con las instituciones en la lucha contra la radicalización y el terrorismo. En España, por ejemplo, llaman la atención las 78 detenciones realizadas a lo largo de 2023; un número muy elevado, pues supone un 70% más que en 2022.

Ahora, con el devenir bélico que sufre Oriente Medio tras los atentados de Hamás del 7 de octubre, y la férrea y cruel respuesta de Israel en Gaza y más allá de la Franja, las alertas han vuelto a sonar en numerosos países europeos, España incluida. Ya lo advertimos aquí a principios de año (“Miedo al terrorismo yihadista”, ECG 07/01/2024). La situación que se vive en Gaza y otros territorios ocupados de Cisjordania constituye una excusa para la reactivación de ciertos grupos radicalizados a lo largo de Europa. Advertíamos en enero que sólo en España, entre octubre y diciembre, la policía había detenido a “16 menores por captación yihadista a través de las redes sociales, o por poseer material para preparar atentados”, lo cual evidencia los procesos de radicalización de los que están siendo víctimas los menores. De hecho, asustan los nuevos métodos de captación y propaganda yihadista, que abarcan, desde redes sociales, grabaciones y videojuegos, hasta “quedadas” para practicar juegos de estrategia y entrenamiento, o repasar manuales de manipulación de explosivos.

Pero también varios adultos fueron arrestados por adoctrinamiento de los sectores más jóvenes de la sociedad. La propia Francia no acepta desde el 1 de enero de 2024 a imanes separatistas financiados por países extranjeros, o que escapen a su control. Esto demuestra que el conflicto entre Hamás e Israel constituye un referente incuestionable, como también lo es la “guerra de religiones” que el ISIS fomenta aprovechando la polémica generada por la quema de ejemplares del Corán en países como Suecia o Dinamarca. La preeminencia de Al Qaeda ha ido disminuyendo en favor del Estado Islámico con el transcurrir del tiempo y los conflictos bélicos en Siria e Irak. En agosto de 2017, los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils llevaron el sello del ISIS. Y hoy el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) muestra su preocupación por los combatientes retornados de Irak y Siria, especialmente en Francia, Alemania, Bélgica o España (de nuestro país partieron hacia las zonas de conflicto unos 272 yihadistas). El objetivo es controlar los llamamientos del Daesh para atentar en Europa y EE.UU., e invertir el escaso éxito de los planes de reinserción entre los acusados por terrorismo yihadista que se encuentran en las cárceles españolas. Hablamos, entre reclusos e internos radicalizados, de un número cercano a los 180 presos.