José Fernández Alborés: “El biopolo de A Sionlla no es solamente para Santiago, es un proyecto de país”

El edificio se estrenará “en la última semana de febrero o en la primera de marzo”, adelanta José Fernández Alborés // Arranca con dos empresas, pendiente de concretar varias muestras de interés

El presidente de la asociación Área Empresarial do Tambre, José Fernández Alborés.

El presidente de la asociación Área Empresarial do Tambre, José Fernández Alborés. / Antonio Hernández

El biopolo de A Sionlla, que persigue convertir a Santiago en un referente internacional de la industria de la biotecnología, no sólo es una iniciativa de vital importancia para la ciudad compostelana y su área de influencia, sino para toda Galicia. “Es un proyecto de país y así hay que valorarlo”, subrayó José Fernández Alborés, presidente de la asociación de empresarios del Tambre –una de las entidades impulsoras, en colaboración con la Xunta, el Ayuntamiento, la USC y la Cámara de Comercio–, quien concretó que la inauguración del primer edificio se está planteando para “la última semana de febrero o la primera de marzo”.

A día de hoy, indicó en entrevista concedida a El CORREO, hay dos contratos firmados con empresas que se instalarán en sus laboratorios, ajustables a las necesidades de sus inquilinos, aunque hay varias más que mostraron su interés.

“Estamos trabajando muy duro en la comercialización, pero el sector está a la expectativa, porque es un proyecto pionero”. “Jamás se ha hecho algo semejante y creo que más de uno que fue escéptico, cuando vean que ya hay firmas trabajando y con unas instalaciones impresionantes, harán como Santo Tomás y creerán”, añadió.

Una vez se ponga en marcha la primera fase, de modo inminente, avanzó que comenzarán inmediatamente con la segunda, para la que está reservada una parcela de 63.000 metros cuadrados, subrayando en este punto la colaboración de la Consellería de Medio Ambiente, que gestiona Ángeles Vázquez. “Ya estamos trabajando en esa segunda fase y hay declaraciones de interés muy serias para implantar empresas biotecnológicas tractoras de mucho más nivel”, afirmó.

“La construcción o la hostelería generan mucho trabajo, el Camino es una fuente de riqueza enorme, pero hay que ir un paso hacia adelante. No podemos ser Silicon Valley, porque ya hay uno, pero creemos que la biotecnología puede marcar un antes y un después en el sector industrial en Santiago”, valoró.

En esta línea, ensalzó el apoyo de las distintas administraciones y partidos políticos, que fueron capaces de “aparcar las siglas ”, priorizando el interés común, destacando la implicación tanto de la Xunta como del Concello. También de la Diputación de A Coruña, desde donde esperan en breve una ayuda para dar aún más dinamismo al proyecto.

MÁS SERVICIOS PARA LOS TRABAJADORES Y UNA GUARDERÍA EXCLUSIVA. Pese a su magnitud, el biopolo no es la única iniciativa en la que trabajan los empresarios del Tambre. Alborés se refirió a una parcela tras la sede de la asociación que, después de lograr su adquisición, pretenden “poner en valor” para que deje de ser “una leira” y se ponga al servicio en exclusiva de las personas que desarrollan su actividad es estas áreas, con una guardería de 72 plazas como “buque insignia”.

El polígono del Tambre es una zona industrial que, sumada a las de Costa Vella, A Sionlla y Boisaca, concentra alrededor de 600 firmas y aproximadamente nueve mil trabajadores. “Y creciendo”, señala, en una urbe en la que “no hay ya suelo industrial”.

Un problema en cuya solución ya se está trabajando, tras el “compromiso” de la Xunta – “que fue receptiva a nuestras demandas”, recalcó Fernández Alborés–, de acometer una ampliación de A Sionlla en 400.000 metros cuadrados.

UN 2022 “MUY COMPLICADO”. Entre otros asuntos, reconoció que el pasado ejercicio fue “muy complicado”, no sólo para las empresas sino a nivel social, tras el impacto del covid. “Justo en febrero y marzo, cuando empezábamos la recuperación, cuando parecía que todo quería arrancar de nuevo, llegó la invasión de Ucrania para complicarlo todo de nuevo”. “La guerra nos causó problemas graves en cuanto a costes de materia prima, encarecimientos de la energía, de los desplazamientos...,”, abundó.

Con todo, considera que las pymes gallegas aguantaron el impacto. De hecho, sostiene que ni en el Polígono del Tambre, ni en Santiago, se produjo una gran caída de empresas, “aunque tampoco hubo crecimiento”. Por el contrario, el sector servicios en los últimos años “se multiplicó por cinco”, lo que llevó que la industria aporte solo el 7 % al PIB de Compostela . “El objetivo no es reindustrializar Santiago sino industrializalo”, puntualizó.

Días después de que la capital de Galicia acogiese una cumbre para pedir un impulso al Corredor del Noroeste, reivindicó la importancia de contar con unas infraestructuras competitivas, apelando a una mejor coordinación entre los aeropuertos gallegos, a un tren de alta velocidad que compita con el avión y a unas conexiones ferroviarias para mover mercancías del siglo XXI para enlazar Galicia con Portugal como para unir la comunidad con el resto de España y Europa.