Investigadores jurídicos de la USC estudian a artistas marginales con el fin de proteger sus creaciones

Julia Ammerman recibió una beca Leonardo para analizar técnicas de personas con discapacidades, el arte urbano y los artistas callejeros

Julia Ammerman Yebra, profesora ayudante doctora de la Facultad de Derecho de la USC

Julia Ammerman Yebra, profesora ayudante doctora de la Facultad de Derecho de la USC / Santi Alvite

Estudiar la situación en la que se encuentran diversos colectivos artísticos con el fin de proponer formas de proteger su creación y sus condiciones como creadores es el objetivo de la investigación de Julia Ammerman Yebra, profesora ayudante doctora de la Facultad de Derecho de la USC que logró una de las Bolsas Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2022 dirigidas a apoyar proyectos personales de persoal investigador en estadios intermedios de su carrera, entre 30 y 45 años, que se caracterizan por una significativa producción científica, tecnológia o cultural. Los estudios, en desenvolvimiento, los incluye dentro del grupo de investigación, De Conflictu Legum.

El proyecto "Artistas marxinais: propostas de regulación xurídica para un colectivo esquecido" parte del estudio de la vulnerabilidad de los artistas como una cualidad intrínseca a los mismos, y definida como una condición natural de todas las personas. “De ese estudio de los artistas vulnerables saqué el de artistas marginales, que serían aquellos en donde confluyen muchos tipos de vulnerabilidades que los dejan todavía más en una posición más secundaria, pero no en un sentido negativo, sino de que están fuera del foco de estudio jurídico y social”, comenta a EL CORREO Julia Ammerman Yebra. Al respecto asegura que su grupo decide estudiar la disciplina del derecho y el arte con la intención de aunar las dos disciplinas. A mayores, cree que también es necesario que se analicen estas cuestiones “desde el punto de vista humanístico de la Universidad”.

El proyecto pone el foco en tres grupos. En primer lugar, se centra en el arte creado por personas con discapacidad intelectual, primordialmente en centros psiquiátricos o ocupacionales; y también en el arte creado por otras personas con diferentes discapacidades, físicas e intelectuales. En un seminario, celebrado el pasado 9 de marzo, tuvieron un papel fundamental los médicos y psiquiatras que organizan Arte Espida, un proyecto de arte en el hospital psiquiátrico de Piñor, en Ourense, que presentaron en Santiago su colección de Art Brut. “El seminario se centró en el tema del consentimiento que tendrían que dar los pacientes artistas para que se expusiesen sus obras, de cómo podríamos proteger esas obras y también de la importancia que tiene que se muestren a la sociedad”, detalla la investigadora

También se estudia el fenómeno del arte urbano, tradicionalmente ejercido por artistas plásticos desde la alegalidad y sin criterios jurídicos claros que aplicar. “Lo interesante sería hacer una guía de los grafitis que hay en determinada ciudad en la que no sólo se ponga el nombre de los artistas que han hecho esos grafitis, sino que si hay derechos de autor por ahí que haya que pagar, se paguen por parte del Ayuntamiento correspondiente”, indica.

El tercer seminario, que se celebrará el próximo 4 de mayo, analizará el caso de los artistas callejeros del ámbito escénico, especialmente los músicos. “Ya está confirmada la participación de dos músicos que han tocado en Santiago. Van a hablar de las dificultades con las que se han encontrado y con las facilidades que les ha dado la propia ciudad en sus actuaciones. En ocasiones las regulaciones administrativas difieren mucho de una ciudad a otra”, sostiene. Y ya en octubre, los días 5 y 6, se celebrará un Congreso que reunirá los tres colectivos mencionados, “en el que volveremos a invitar a gente que ya ha venido a estos seminarios y más”.

Ammerman manifiesta que desde el punto de vista jurídico se considera que cuando haya una regulación que es protectora, siempre es mejor que salga adelante. “Después ya serán los artistas los que decidan si quieran hacer uso de ella o no”, asegura, destacando esa labor preventiva y de protección del derecho por la que opta el proyecto, dejando atrás lo punitivo.

El siguiente paso del proyecto será aglutinar los resultados de los seminarios en unas guías jurídico-artísticas. “Serán unas guías que no se dirigirán exclusivamente a los investigadores en derecho, sino a los propios artistas o a los interesados en estos temas y que mostrarán una pequeña parte de las realidades de los artistas marginales”, apunta, a lo que añade: “Obviamente deben de estar bien fundamentadas jurídicamente pero no pretenden ser de ininteligible comprensión”. A mayores, también está previsto que se publique algún artículo más académico, bien en forma de libro de acceso abierto o en revistas especializadas, tanto jurídicas como artísticas.

La investigadora reitera ese interés del proyecto en estar más apegados a la realidad artística de estos tres grupos “para poder estudiar estos temas más informados con el fin de dar visibilidad a este arte que nos repercute a todos”.