Una nueva aliada en la soledad: el uso de IA como amiga y consejera

La inteligencia artificial puede resolver cálculos y dudas académicas, pero algunos la usan para la resolución de problemas personales 

Dos personas mirándose mientras trabajan en su ordenador

Dos personas mirándose mientras trabajan en su ordenador / Unsplash

Cuando nos encontramos en una encrucijada siempre acudimos a aquellos que nos rodean para que nos den un consejo, una solución con la que intentar resolver el problema. Sin embargo, no todos tienen gente cercana, confianza en sí mismos o en aquellos que están a su alrededor como para narrarles los conflictos que suceden en su vida diaria.

Es por este motivo que algunas personas han empezado a recurrir a la inteligencia artificial (IA) para narrarle este tipo de situaciones y que sea esta la que aporte soluciones. Sin embargo, a pesar de que esta tecnología sí que brinda respuestas útiles en ciertos ámbitos esto no tiene por qué suceder cuando se habla de algo tan humano como la resolución de conflictos. La IA se define como la capacidad que tienen algunos artilugios artificiales de desarrollar tareas propias de la mente humana, como cálculos o códigos, ¿pero tiene la capacidad de dar consejos?

Cultura detrás de la IA

Siempre hemos fantaseado con que detrás de la tecnología haya un lado humano y sentimental o que su falta de sentimientos la convierta en la destructora de la humanidad. Esto se ve en la cultura cinematográfica con obras como Ex Machina (2014), Yo, robot (2004), A.I. Inteligencia Artificial (2001) o, incluso, Terminator (1984).

Diseño que representa un robot con corazón

Diseño que representa un robot con corazón / A.Q.

Sin embargo, ahora que la inteligencia artificial está a la orden del día y ha habido cierta democratización, es decir, se ha facilitado el acceso para el uso de la misma, cada persona la tiene en cuenta de una forma distinta. Lo más habitual es acudir a ella para hacer trabajos de clase, que programe códigos de páginas web o querer engañarla para que dé una respuesta divertida.

Esa compañía que, de alguna forma, aporta la IA ha tenido otra consecuencia: preguntarle a una maraña de códigos y algoritmos cómo resolver un problema que sucede dentro de nuestra vida privada. Normalmente los conflictos y problemas son un poco más complejos que las ecuaciones y cálculos, ya que necesitan cierto nivel de comprensión y empatía para poder llegar a alguna conclusión.

Conflicto

Para poder cuestionar sobre esto a una IA es necesario tener un problema como, por ejemplo, de pareja. Primeramente, se le describe que ha habido una discusión debido a un problema de convivencia. Ante esto, la IA recomienda comunicación y hablar del tema para llegar a una solución: “La comunicación honesta y el intento de comprender el punto de vista del otro pueden ayudar a resolver la situación”. Esto es un buen consejo ante un conflicto de poca importancia y realmente puede servir y ser útil para la persona que lo está pidiendo.

Hay que añadirle al conflicto un punto más y una explicación un poco más profunda: ya no es un problema de convivencia, ahora se revela que la otra persona siempre nos echa la culpa de todo. La IA vuelve a portar una respuesta interesante: “Sentirse culpado puede ser muy frustrante y desgastante en una relación”. Por eso aconseja una comunicación clara, escucha activa, búsqueda conjunta de soluciones y establecimiento de límites saludables.

¿Es posible que la IA sea una buena consejera? Añadamos algo más de información como, por ejemplo, una agresión en el ámbito de la pareja. Describimos el conflicto en el que la otra persona ha respondido con violencia ante nuestras peticiones y la inteligencia artificial también tiene claro cómo debemos actuar: “La violencia nunca es justificable, y es importante tomar medidas para protegerte a ti mismo”. Además de eso, te recomienda sopesar tus posibilidades y denunciar la violencia.

Siempre que le describamos a la inteligencia artificial el conflicto de una forma realista, esta puede aportar soluciones genéricas. Hay que tener en cuenta que no deja de ser tecnología y que, además, no conoce el contexto de lo que estamos viviendo. El problema es que, en muchas ocasiones, al contar una historia de un conflicto al ordenador lo hacemos de una forma concreta para que este nos dé una respuesta concreta. Es decir, que nos diga lo que queremos oír.

Si en el momento en el que le contamos a la IA que alguien nos ha agredido le aseguramos que queremos perdonarla, esta nos dará una lista de opciones o pasos a seguir para conseguir este objetivo. Es decir, no tendrá en cuenta la agresión previa, sino que únicamente se focalizará en que tú quieres perdonar ese acto: “Entiendo que puedas sentir la necesidad de perdonar a tu pareja, especialmente si esta es la primera vez que ha mostrado un comportamiento violento”.

Soledad

Acudir a estas tecnologías para dar respuesta a los problemas puede parecer descabellado, pero hay que tener en cuenta los datos. Según la investigación de SoledadES, el Observatorio de Soledad no Deseada de la Fundación ONCE y Ayuda en Acción, casi el 70% de las personas que tienen entre 16 y 29 años se han sentido solas en algún momento de su vida.

No es de extrañar que esa juventud, que es la que hace mayor uso de las tecnologías y redes sociales, sea la que acuda a la IA para poder tener una conversación íntima en esos momentos en los que siente que no tiene a nadie a su alrededor. Aun así, cuando una persona está pasando por un momento de debilidad mental y siente que no puede seguir, lo mejor y recomendado –tanto por la propia inteligencia artificial como por los profesionales de la salud mental– es acudir en busca de ayuda de psiquiatras y psicólogos.