De la merma de tiempo libre a la falta de fuerza física: los obstáculos de la cuidadoras de familiares dependientes

Cuatro de cada diez han dejado los estudios o un trabajo remunerado para prestar atención a sus familiares

Son más de 137.000 en Galicia

Una persona mayor en silla de ruedas

Una persona mayor en silla de ruedas / E. P.

El cuidado de personas en situación de dependencia requiere de tiempo y esfuerzo. Esto repercute directamente en las cuidadoras que, en muchas ocasiones, se encuentran con dificultades a la hora de desempeñar las tareas necesarias para una correcta atención, entre otras cuestiones, por la falta de formación.

A cierre del pasado año, la comunidad gallega contaba con 137.513 cuidadoras, siete de cada diez pertenecían a la estructura familiar de la persona que requiere la atención y la mayoría eran mujeres. Así se desprende de la Enquisa estrutural a fogares, en el módulo de dependencia, llevada a cabo por el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Los cuidados requieren de un gran esfuerzo físico, al ser preciso, en muchas ocasiones, llevar a las personas dependientes al médico o ayudarlas en el aseo. En este sentido, siete de cada diez reconocen que llevar a cabo estas tareas de cuidados les ha afectado a su propia salud

Sin ir más lejos, alrededor de un 37% reconocen tener dificultades al faltarles la fuerza física necesaria para, por ejemplo, desplazar a la persona dependiente de una cama a una silla de ruedas. Además, uno de cada cuatro apunta que tiene dudas acerca de cuál sería la mejor manera de atender a la persona en situación de dependencia a su cargo o considera que no tiene la formación necesaria para hacerlo con corrección.

Mayoría mujeres y de mediana edad

El estudio del IGE refleja también una situación preocupante en lo relativo al número de horas que muchas de las cuidadoras -el 66% son mujeres- declaran trabajar. Alrededor del 25% le dedican más de 70 horas semanales, un tiempo que supera con creces la duración media de la jornada laboral semanal de cuarenta horas. La mayoría, tres de cada diez, pasan entre 30 y 69 horas proporcionando cuidados

Esto, sin lugar a dudas, afecta a la vida personal de las cuidadoras, que ven mermado el tiempo que tienen para dedicarse a sí mismas o a otros seres queridos. Ejemplo de esto es que casi el 80% apuntan haber reducido, o directamente suprimido, las actividades de ocio o relaciones sociales.

Así, seis de cada diez han visto mermado el tiempo que dedican al resto de su vida familiar. A esto se suma un 40%, que han dejado los estudios o un trabajo remunerado para poder centrarse en atender a la persona dependiente.

Asimismo, en cuanto al perfil, más de la mitad tienen entre 45 y 64 años. Siete de cada diez son miembros de la estructura familiar de la persona dependiente.

El 4% de la población gallega es dependiente

Galicia registraba a finales del pasado año 111.929 personas dependientes, alrededor del 4,19% de la población de la comunidad. De ellos, tres de cada diez tienen “una gran dependencia”, la mayoría a consecuencia de una enfermedad.

Son muchas las cuestiones cotidianas en las que las personas en situación de dependencia reconocen en la encuesta del IGE necesitar ayuda. La mayoría, no muy lejos del cien por cien, apostillan que no se puede ocupar de las tareas del hogar o de realizar compras.