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Cultura, lengua y juventud

ESA ES LA PRIMERA decisión del presidente Rueda con respecto a la Cultura en el inicio de una nueva legislatura: desglosarla de la Educación, incidir en la importancia de la Lengua Gallega, y asociarla, en una misma cartera, con la de Juventud. El tiempo nos dirá hasta qué punto esa combinación, y ese desglose, es más o menos acertado.

El tema de la Juventud no es menor pero, qué duda cabe, tiene una relación, muy importante, con la Educación. Y es que ellos, los jóvenes, son –o deben de ser- los primeros usuarios de las labores formativas que, en cualquier caso, derivan del sistema y la calidad educativa… Propiciar líneas de acción políticas que vinculen a nuestros jóvenes con la Cultura, en general, y con la Lengua Gallega, en concreto, puede ser, probablemente, lo que haya llevado a Rueda a optar por esta fórmula…

El Gallego, por otra parte, formaba ya parte –y muy relevante- de la anterior consellería de Cultura y Educación. El rango de Secretaría General, que tenía la Política Lingüística en el anterior organigrama, y la calidad personal y profesional de quien ostentó tal responsabilidad, le ponen el listón muy alto a quien se ocupe de ello. También cabe la posibilidad, por supuesto (escribo el lunes), de que Valentín García Gómez siga en estos menesteres y, en este caso, estoy seguro, la continuidad sería muy bien valorada por todo nuestro complejo y heterogéneo ámbito cultural.

Y, como primera parte de la denominación de esta nueva consellería, está ahí la Cultura, un bien de muy difícil administración siempre, por la cantidad de objetivos que ha de asumir. En Cultura se suman nuestro pasado y presente como forjadores de la calidad y valor de nuestro futuro. Hay que proteger, por supuesto, lo lingüístico pero nuestra identidad tiene diversidad de frentes, cada uno con sus peculiaridades y exigencias propias. Galicia cuenta con un Patrimonio Cultural diverso que exige pautas de conservación suficientes y partidas económicas generosas que contribuyan a seguir manteniéndolo en pie y, en lo posible, acrecentarlo.

Necesitamos medrar, por otra parte, en conocimiento, y reconocimiento, de todo lo cultural y, también, por supuesto, apoyando a nuestras florecientes industrias culturales, así como a ese rico tejido de agrupaciones de muy diversa orientación que tienen que ver con este ámbito de nuestro ser cultural.

A Román Rodríguez, con su equipo, le ha correspondido acometer estas tareas en los últimos tiempos y lo ha hecho dedicándole el debido esfuerzo y sus resultados están ahí; que se le nombre conselleiro de Educación y Ciencia lo acredita. Ahora será José López Campos el que se ocupe de la Cultura, con nuestra Lengua y nuestra Juventud. Recibe una encomienda nada fácil. Seguro que ilusión, talante y condición de político no le falta y eso es, cómo no, importante.