Cómo evitar que la adicción al móvil arruine la Semana Santa

Es fácil dejarse llevar por el uso de pantallas y desaprovechar el tiempo en familia

Las vacaciones son un paréntesis de descanso después del periodo de clases y trabajo 

Es importante que los más pequeños no se pasen sus vacaciones delante de las pantallas

Es importante que los más pequeños no se pasen sus vacaciones delante de las pantallas / Scott Webb

El periodo de vacaciones de Semana Santa es un paréntesis en las atareadas vidas de todos, tanto de los niños como de los adultos. Este pequeño claro en medio del caos que es la vida diaria puede desaprovecharse muy fácilmente cuando nuestra mente empieza a relacionar el tiempo de descanso con tan solo dos elementos: acostarse y mirar el teléfono, algo que es cada vez más habitual.

Julio García Gómez, experto en comunicación social, expresión y lenguaje de la Fundación Casaverde, asegura que estas vacaciones son un buen momento para “poner en práctica diferentes actividades que potencien la comunicación personal y eviten el fracaso de una comunicación demasiado centralizada en el móvil y las pantallas, que originan el distanciamiento entre las personas y potencian la incomunicación presencial”.

El teléfono y todo tipo de pantallas –ordenadores, tablets...– son un elemento continuo en nuestro día a día y, cada vez, los relacionamos más con momentos de desconexión y descanso de las tareas de la vida diaria o sensaciones negativas, como el estrés. Es por eso que, en los momentos de vacaciones en los que la familia o los amigos por fin pueden pasar tiempo juntos, tenemos que ser conscientes de la problemática que supone estar usando el teléfono todo el día para poder dejar este aparato a un lado y disfrutar de tiempo de calidad con aquellos que nos rodean.

Ámbito familiar

“Es necesario que desde la familia se pongan en marcha mecanismos que eviten que los más jóvenes solo se comuniquen por chats y redes sociales”, asegura el experto. Es por ese motivo que dentro del ámbito familiar, que es el primer espacio de socialización de los más jóvenes, es necesario que se pongan unas “reglas de funcionamiento que pongan de acuerdo a padres, hijos y personas mayores”.

Para poder conseguir algo tan complejo como el consenso entre personas de distintas generaciones, Julio García Gómez propone una serie de claves:

-Zona prohibida para el uso del móvil: limitar el uso del teléfono en determinadas zonas comunes de la vivienda dentro del horario en el que –casi– todos estén juntos en casa. Por ejemplo, a mediodía y por la noche, coincidiendo con la comida y cena respectivamente. La norma supone que todos tendrán que posar los móviles en la entrada de la estancia, en un lugar común para no disturbar las conversaciones y el diálogo de los miembros de la familia o grupo de amigos.

-Debate en familia para encontrar un tema de conversación: es importante fomentar el diálogo entre los miembros de la familia, por lo que se pueden fijar unos minutos –no más de 30– donde, de manera entretenida, los familiares o amigos puedan abrir un debate donde cada persona opine durante unos minutos sobre un tema de conversación y escuche los distintos puntos de vista de los presentes.

-Actividades para los niños de la casa: queriendo fomentar el lenguaje es necesario tener en mente que es una gran herramienta lúdica que puede potenciar la fluidez verbal en los niños. Esto se puede conseguir por medio de juegos para los más pequeños de la casa donde podrán poner en práctica sus habilidades.

Algunos de estos juegos son: empezar a contar un cuento popular por el final para así fomentar la imaginación. También se pueden cambiar los roles de los personajes de ese cuento popular que todos conocen donde, por ejemplo, el lobo se convierte en el bueno y es la abuelita quien quiere devorarlo. También hay juegos como encadenar la sílaba del final de una palabra con el principio de otra: saca/ casa o motor/toro.

Personas mayores

Hay familias donde no solo tenemos que tener en cuenta a los más jóvenes, sino también a los abuelos y abuelas. Según el experto Julio García Gómez, es con ellos con los que “podemos poner en marcha juegos en los que nos cuenten recuerdos de su infancia: a qué jugaban, con qué se divertían, que libros leían...”.

También se pueden tener en cuenta recursos visuales como las fotografías: “Nos pueden ayudar mucho para dialogar y divertirnos. Podemos pedir a los mayores que nos dejen sus fotos y que nos cuenten qué recuerdan de ese momento que captó el fotógrafo”, explica el experto.

Lenguaje gestual

Una de las grandes barreras con la que nos chocamos durante nuestra vida y crecimiento es la timidez, tanto a la hora de hablar como a la de gesticular. Sin embargo, estas dos capacidades son muy importantes a largo plazo en el momento de desarrollarnos como personas en nuestra vida personal y también en el entorno laboral.

Teniendo esto en cuenta, Julio García asegura: “Es especialmente recomendable practicar, además del lenguaje verbal, el gestual de mirada, movimiento de cabeza, torso, pies y manos. Con el uso de las nuevas tecnologías no solo se pierde la práctica de la voz, sino que además, en general, los más jóvenes no saben cómo pueden potenciar el diálogo con los gestos. Es muy interesante que podamos realizar juegos en familia y amigos donde, sin palabras, escenifiquemos, por ejemplo, una acción cotidiana como comer, cepillarse los dientes o levantarse de la cama”

Esto hará no solo que practiquemos ese lenguaje gestual que se ha ido dejando tan de lado, sino que también ayuda a la pérdida de la timidez. De esta forma se nos muestra que, combinando ocio y aprendizaje, se pueden usar las vacaciones de Semana Santa para poder disfrutar teniendo en cuenta la comunicación personal como un ejercicio y también como una forma de diversión entre los miembros de la familia.

La comunicación está en todo lo que hacemos y compartimos. Más allá del uso y abuso de las pantallas, está saber hablar, dialogar, compartir, negociar, disfrutar con las mejoras habilidades de comunicación que podamos desarrollar”, explica el experto. Por ello, lo mejor es no dejarla de lado y usarla a nuestro favor para forjar vínculos más fuertes con aquellos que están con nosotros y también para asegurarnos un mejor desarrollo personal.