El padre de Iván amenaza con una huelga de hambre si su hijo recibe más electroshocks

Este lunes Iván recibió el cuarto tratamiento electroconvulsivo // La familia ha enviado informes al juzgado, colegio de médicos y dirección del hospital de Conxo para que cese la terapia

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo

La familia de Iván, el joven arzuano que está siendo sometido a una terapia electroconvulsiva (TEC, un tratamiento de electroshocks) en el Hospital Provincial de Conxo por sus problemas mentales, aguarda que los escritos presentados ante el juzgado, dirección del hospital y Colegio Oficial de Médicos sirvan para detener la polémica terapia. La angustia de sus allegados, que este lunes comprobaron con desánimo como el joven de 30 años recibía el cuarto electroshock, está pues a la espera de un pronunciamiento de las partes involucradas, "pero no descarto en absoluto ponerme en huelga de hambre para que se nos escuche", explica Juan Carlos, el progenitor.

De esta forma, desde la familia recuerdan que en su intento por detener la terapia han recurrido a informes del centro de Sevilla al que quieren mandar a Iván para que sea tratado, pero también de la psicóloga Isabel López y un psiquiatra reconociendo que existen otros tratamientos alternativos. También ruegan que sean tenidos en cuenta por las partes implicadas, y puedan pasar página de este calvario. 

Iván fue trasladado el 9 de febrero al CHUS por su familia tras sufrir un brote psicótico, el primero según asegura su padre. El paciente fue derivado desde allí a la sección de Psiquiatría del Hospital Provincial de Conxo, donde la psiquiatra ordenó su internamiento y, ante la negativa del enfermo y la familia, pidió permiso a un juez para aplicarle una terapia de electroshock. Sus padres buscaron entonces un abogado y un procurador para frenar dicha terapia e intentaron obtener un permiso para trasladar a su hijo a otros hospital en régimen de internamiento y así contar con una segunda oposición. Pero la psiquiatra se opuso y recurrió al juez para que autorizase el tratamiento.

El juez que autorizó la terapia con electroshocks tiene claro, a partir de los informes facultativos, que el joven de 30 años debe recibir los tratamientos de terapia electroconvulsiva por constar que no existe otro tratamiento posible y ante el "riesgo grave e inminente para la integridad física del paciente" en forma de suicidio. En su resolución, el magistrado explica que la medida se autoriza basándose en las conclusiones de un nuevo reconocimiento judicial y forense realizado al paciente, así como en el informe complementario emitido por una psiquiatra. Así, indica que la terapia está justificada “dada la insuficiente conciencia pasada y actual de enfermedad/trastorno mental de la persona precisada de apoyos” y, sobre todo, debido a la “ausencia de cualquier otra alternativa al tratamiento pautado de TEC, tanto por parte del paciente como por parte de sus progenitores”.

Además, subraya que se ha ponderado “el riesgo grave e inminente para la integridad física del paciente de ser autorizada su alta hospitalaria y su traslado al centro propuesto por el progenitor, manifiestamente inadecuado de manera objetiva para el tratamiento que precisa la patología grave y activa del paciente, dadas sus afirmaciones de intencionalidad autolítica activa, a pesar de los cinco tratamientos orales alternativos intentados desde su ingreso”. En el auto, destaca la contundencia de todos los informes de los facultativos, los cuales coinciden en “la ausencia de alternativa eficaz al TEC, apreciándose de manera elocuente sintomatología psicótica activa y un riesgo actual elevadísimo de intención autolítica en caso de alta o permisos domiciliarios”.

El padre de Iván afirma que el joven quedó ingresado "sin su consentimiento" en el Hospital Provincial de Conxo tras ser derivado del Clínico. En el escrito remitido al juzgado, el abogado Francisco de Borja Gómez explica que, en un primer momento, Iván acudió al hospital “de forma voluntaria”, y que “nunca ha amenazado a terceras personas”. También que la familia ha sido informada por “varios psiquiatras” de que el TEC “de aplicarse, sería el último de los recursos y, además, no tiene carácter curativo”; que tampoco es urgente, y plantea “posibles graves efectos secundarios”.