Cien años y sin pastillero
Amparo González López, vecina de la parroquia silledense de Vilar, llega a su centenario sin necesidad de medicación
Las infusiones hechas con orégano y tomillo son parte del secreto de su longevidad
La parroquia de Vilar, en Silleda,cuenta desde ayer con una nueva vecina centenaria. Dolores Amparo González López acaba de cumplir un siglo de vida acompañada de su familia. “Nunca pensé en tener los cien años hasta ahora que llegué”, confiesa, acompañada de una bisnieta y del marido de una de sus nietas.
Nació en la parroquia de Ponte, también en el municipio de Silleda, pero hace 22 años se mudó a Vilar después de morir su marido. Manuel. “Era diferente estar allí a vivir aquí. Ahora cuando vine para Vilar cambié la vida y me cambió para muy bien”, comenta. Desde entonces, vive en Vilar junto a su nieta María José, su nieto político Toño y su bisnieta Laura. “Aquí vivo como una reina. Estoy con mi gente. Me tratan muy bien y por eso duraré tanto”, dice la cumpleañera.
Dolores Amparo González vivió una vida dura donde tuvo que empezar muy joven a trabajar: “Empecé a trabajar de muy niña yendo a cavar al monte y después me dediqué a muchas cosas. Yo hacía lo que podía pero tuve una vida muy esclava”, añade. También se dedicó a las vacas después de casarse, un momento que cambió su vida como ella misma expresa “desde que me casé cambió mucho para una vida mejor”. La dureza con la que tuvo que convivir y con la que relata sus 100 años de vida se ven reflejadas en la mayoría de sus recuerdos: “Hay muchos recuerdos, pero la mayoría son malos, buenos hay muy pocos”.
Acostumbrada a una vida de trabajo, el día a día de Amparo González no es esfuerzo ninguno: “Ahora no hago nada”. Algo con lo que su bisnieta, Laura, no coincide: “Reza el rosario, camina todos los días, prepara unas judías, monda las patatas, lee, va a misa, va a la playa...”.
“Hasta hace dos años aún iba a la huerta y todo”, añade Toño, su nieto político. “Todos los días doy un paseo alrededor de la casa, pero poco más”, comenta. Pero es que después de una vida de tanto esfuerzo y trabajo esto no es nada. “Para los trabajos que yo pasé eso no es trabajo ninguno”, replica la cumpleañera.
Llegar a cumplir un siglo de vida no tiene ningún secreto ni nada que hacer para alcanzar esta cifra: “no hay secreto ninguno, hacer no hago nada”. Aunque para su nieto político, algo si que hace: “Medicaciones no toma ninguna, pero después toma muchísimas infusiones de orégano, de tomillo así. Y algo hacen porque a ella le van muy bien”.
Amparo está más que contenta de poder llegar a celebrar los 100 años, pero más aún de poder hacerlo junto a su querida familia.
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