Protección Civil resiste gracias al voluntariado y a unas ayudas públicas que lidera la comarca

La agrupaciones de Área acapararon el 70% de las subvenciones de la Diputación coruñesa para uniformes y actividades en 2023

Sus efectivos evitan que los distintos concellos deriven recursos propios a operativos

Miembros de la AVPC de Trazo, Óscar Noya, izqda. y Noelia Martínez, reciben un desfibrilador del director de Emerxencias ante su regidora

Miembros de la AVPC de Trazo, Óscar Noya, izqda. y Noelia Martínez, reciben un desfibrilador del director de Emerxencias ante su regidora / Xunta

Si a nivel coruñés son las agrupaciones de Protección Civil de la comarca compostelana las que acaparan el grueso de las ayudas, tanto de la Xunta como de la Diputación, en la última batería de subvenciones provinciales un 70% de las mismas recayeron en municipios de Área (cifra que subiría hasta el 81,3% en caso de aceptarse las condicionadas por defectos de forma). Pero esta es sólo una de las dos muletas en las que se apoya el servicio, porque la fundamental es la labor absolutamente desinteresada que los voluntarios regalan a la población, común tanto en entidades veteranas como en la de Valga o en las últimas creadas, caso de la de Trazo (2022).

En concreto, se trata de 46.749 euros para sufragar las actividades a acometer este año, y de los cuales 32.755 euros fueron para la comarca. Así, la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Camariñas contará con 4.602 euros para completar los 3.753 euros que prevén gastar en vestuario; 3.000 euros que recibirán tanto la de Carnota como la de Mazaricos para las mismas vestimentas; 7.200 euros que en Muros emplearán para ropa y equipos; 2.600 euros de un total de 3.250 para afrontar las tareas de este año en Vimianzo; 4.800 de un total de 6.000 para vestuario de Protección Civil de Xallas; o los 3.652 euros (en un proyecto presupuestado en 4.565) para uniformar a los voluntarios de Zas, sin olvidar 3.900 euros de un montante de 4.875 que necesitan en Trazo para poder vestirse reglamentariamente, pero también para llevar a buen puerto sus operativos.

Precisamente, Marcos Baleato es el presidente de la AVPC de Trazo, una de las últimas entidades que se han creado en el entorno de la capital gallega. Son 21 miembros y, según su testimonio, “a xente está animada a formar parte deste tipo de agrupacións, porque aínda que é un traballo sacrificado, é moi satisfactorio e fomentas así a colaboración”. Pero junto a esta vertiente asistencial o humanitaria está la práctica... porque a pocos se les oculta que buena parte de las labores que acometen en Protección Civil corrían a cargo del personal municipal hasta la llegada y generalización de estos colectivos de voluntarios y voluntarias.

Así lo entiende también Baleato, quien explica que la supervisión de grandes aglomeraciones y las labores informativas y de control en celebraciones masivas corrían antes a cargo “dos traballadores do Concello, o que loxicamente implica destinar máis recursos” públicos a garantizar la normalidad.

La cuestión es que, al tratarse de una labor sin ánimo de lucro, la práctica totalidad de los miembros de Protección Civil tienen que buscarse las lentejas en distintas profesiones, por lo que es imposible tenerlos disponibles a todas horas. Pero las nuevas tecnologías vienen al rescate y, por ejemplo, en el caso de Trazo “contamos cun grupo de WhatsApp para estar en contacto, e vese quen pode acudir; normalmente temos sempre unha ou dúas persoas dispoñibles, e contamos cun local”. Entre sus necesidades más perentorias figura la de “material para regular o tráfico, pero somos conscientes de que estamos a empezar, e de que hai que ir pouco a pouco”, cree Baleato.