Obradoiro

El Obradoiro, del sueño de Europa a la pesadilla del descenso

 El club comenzó esta campaña con la ilusión de clasificarse para la Basketball Champions League

La racha de 10 derrotas seguidas y las decisiones en los fichajes propiciaron la caída a LEB Oro

El Obradoiro tuvo que esperar tras su partido a que finalizase el Granada-Gran Canaria que confirmaba el descenso de los compostelanos

El Obradoiro tuvo que esperar tras su partido a que finalizase el Granada-Gran Canaria que confirmaba el descenso de los compostelanos / Jesús Prieto

La temporada del Monbus Obradoiro podría calificarse de contraste total entre el comienzo y el desenlace de la misma. El conjunto compostelano arrancó cargado de ilusiones que acompañaban los aficionados, confiados con la plantilla y con el sueño Europeo. En esos instantes nadie hubiera pronosticado la pesadilla que terminó viviendo la entidad santiaguesa y su gente: el descenso.

Todos los factores se fueron enlazando en una temporada de cambios, donde el mal hacer del equipo en el grueso de la competición fue acompañado de la mala fortuna, lesiones sensibles, jugadores fugados y decisiones que, a toro pasado, se pueden considerar cuestionables. Eso sí, hubo esperanza hasta el final y hay que reconocer que los jugadores pelearon hasta el último partido. Sar siempre reconoció el esfuerzo de los suyos.

Pretemporada de ilusiones y cambios

El final del pasado curso trajo consigo importantes cambios en el club. La primera gran noticia era el adiós del director general, José Luis Mateo. Tras muchos años acostumbrados a su manera de hacer las cosas de la mano de Moncho Fernández, se terminaba el tándem. También habría cambios en la dirección de marketing y la responsable de prensa, llegando Ana Garrido, posteriormente sustituida por Andrés García, y Mariano Raskin, respectivamente.

La figura de director general quedaría diluida y al cargo del propio consejo de administración, pero llegaba Eduardo Pascual como director deportivo. Su primera función era resolver el futuro de Moncho Fernández, al que renovó por dos campañas. A partir de ahí, tocaba introducirse a un mercado al que entraban tarde en Sar, teniendo que construir un equipo para la Liga Endesa y que intentase clasificarse para la Basketball Champions League (BCL).

Entre renovaciones y fichajes, la configuración inicial fue: Eric Washington, Fernando Zurbriggen y Pol Figueras como bases; Jordan Howard, Rigoberto Mendoza y Sergi Huguet de escoltas; Thomas Scrubb y Álvaro Muñoz de aleros; Tres Tinkle y Álex Suárez, alapivots; y Artem Pustovyi, Marek Blazevic y Rubén Guerrero de pivots.

Los partidos que hubo en esa pretemporada no dejaron ver al Obradoiro que se terminaría por ver, especialmente por la disputa del Mundial, que dejó huérfano el puesto de dos, e incluso faltó Thomas Scrubb, en la prelista. Eso sí, para la Copa Galicia el grueso de la plantilla estuvo disponible y conquistó el título ante el Breogán por 68 a 69.

Debut y reto europeo

El Obra comenzó el año recibiendo al debutante, el Zunder Palencia, antes de poner rumbo a Antalya. Arranque positivo en el que los santiagueses barrían 84-64. Tocaba viajar a Turquía y disputar la previa de la BCL, en lo que sería la primera aventura europea del conjunto compostelano en toda su historia.

Los picheleiros llegaron hasta la final, donde caerían con el SIG Strasbourg por 82-78, habiendo ganado antes al Legia (66-74) y en el primer duelo al Mornar Bar (56-90). Pese a no conseguir el objetivo, los compostelanos completaron una buena fase previa, marcada por la lesión de espalda de Rigoberto Mendoza en el primer choque. Esta baja marcaría el tramo inicial del club en la ACB, apostando el Obra por la llegada de Roko Badzim para suplir al dominicano temporalmente.

La debacle de Andorra y la huída de Washington

El equipo regresó a la ACB con un calendario de partidos con poco descanso. En esos cuatro partidos ‘pegados’, solo sumó la victoria ante el Zaragoza (80-72) y la rozó en casa con el Bilbao (77-78). La derrota más dolorosa fue ante el Andorra (92-89), donde les remontaron una ventaja de 21 puntos en los 6 minutos finales a los de Moncho.

El 'fugado' Eric Washington

El 'fugado' Eric Washington / Jesús Prieto

A la semana siguiente llegó una noticia que marcaría el devenir de la temporada del Obra. Washington se iría a Estados Unidos por un problema familiar con su abuela, eso sí, con la promesa de regresar. Pero nunca volvió. Moncho perdía a su base titular y, además, Howard se lesionaría.

Con dos escoltas lesionados y con el base titular fugado, el Obra triunfaba ante el Girona (85-79) y perdía los dos siguientes. El regreso del puertorriqueño trajo un recital en el duelo de hermanos en Sar ante el Baskonia, quedándose en casa con prórroga incluida (108-95). Pese a todo, no convencía a la dirección deportiva el tener a Zurbriggen como base titular.

La apuesta de Eduardo Pascual fue Sasha Kovliar, quien no había jugado en una gran liga europea y había encandilado al director deportivo en la previa de la BCL. El ucraniano demostró ser un jugador para ACB, pero no con el rol de titular que precisaba el equipo. Era difícil el papel de buscar un sustituto a esas alturas para Washington, quien desconfiguró por completo al equipo. Pero el tiempo demostró que el fichaje de Kovliar fue un error, no por su nivel, sino por lo que se precisaba.

Sasha Kovliar posando en Sar

Sasha Kovliar posando en Sar / Jesús Prieto

Reaparición de Rigo, las 10 derrotas y más fichajes

El Obra seguía con su andadura hasta llegar al derbi de Lugo. Los compostelanos se impondrían con una reaparición estelar de Mendoza (11 puntos sin fallos) que propiciaría el adiós de Badzim. Los compostelanos se ponían en el puesto 13 con 6 triunfos y 9 derrotas, hundiendo a los lucenses.

Lo que no sabían es que en las diez jornadas siguientes no conocerían el sabor de la victoria, que llegaría de nuevo en el derbi. Tardarían tres meses exactos, desde ese 23 de diciembre hasta el 23 de marzo, en volver a ganar. Racha de diez derrotas donde rozó el triunfo frente al Barça (92-90), Granada (77-74) y Girona (78-77).

Cabe resaltar que, a mediados de febrero y ante la falta de victorias, el Obra apostaba por dos jugadores letones experimentados, Janis Strelnieks y Janis Timma. El primero pasaría sin pena ni gloria en Sar por el puesto de base, a donde llegó fuera de forma. Otro error en la misma posición. Mientras, Timma tardaría en adaptarse hasta comenzar a funcionar, pero su llegada fue totalmente positiva ante un Tinkle que no daba respuesta en pista.

La presentación de Jannis Timma y Janis Strelnieks

La presentación de Jannis Timma y Janis Strelnieks / Jesús Prieto

Además, en esa racha los compostelanos estaban precisando que los jugadores de la segunda unidad aportasen más y que Tinkle se dignase a cumplir su rol. Faltaba regularidad en Mendoza y que Blazevic, Zurbriggen, Guerrero y Tinkle dieran un paso adelante. Además, el Obra era terrorífico en acierto exterior, llegando a ser de los peores equipos de las grandes ligas europeas en esas fechas.

Por el medio, otra mala noticia en la enfermería del Obradoiro. Álvaro Muñoz caería lesionado del ligamento cruzado anterior. El capitán se perdía lo que restaba de temporada tras un mal apoyo en el choque ante el Girona.

A la tercera va la vencida en el base

Tres fichajes en el puesto de base necesitaría el Obradoiro hasta acertar. Tras ver que las victorias no llegaban, había que tomar una decisión drástica. El club apostó por un base extracomunitario, ya que los que tenían no terminaban de funcionar, y llegaba Devon Dotson. Además, al solo poder jugar dos extracomunitarios, Tres Tinkle diría adiós a volver a jugar con la elástica compostelana.

Devon Dotson entrenando con el Obradoiro

Devon Dotson entrenando con el Obradoiro / Jesús Prieto

Sin apenas entrenamientos, el flamante fichaje del Obra debutó en el derbi gallego en Sar, con el aliciente de que ambos estaban enrolados en la pugna por la permanencia. En un choque muy serio, Sar retuvo un triunfo que se antojaba clave de cara al average por la salvación y que devolvía las buenas vibras.

Por aquel momento, en caso de triple empate con Breo y Granada se salvaba el Obra. Aun así, los compostelanos terminaban por caer en descenso tras tres jornadas consecutivas perdiendo y con un Palencia que aún quería asomar la cabeza. De esos tres choques, dolieron especialmente el del Barça (84-89), que se iba por poco, y el del Manresa (86-94), marcado por un arbitraje lamentable para ambos lado y, especialmente, para el Obra.

Tramo final

Cuatro equipos eran los principales candidatos al descenso, aunque Girona, Zaragoza y Andorra aún no se habían salvado. Obradoiro, Breogán, Granada y un ya noqueado Palencia se postulaban para irse a la LEB Oro en lo que prometía ser una enzarzada lucha que, finalmente, definiría al penúltimo en la última jornada.

Restaban cinco jornadas y el Obra se imponía en la 30 al Bilbao (72-75), empatando con 8 triunfos a un Breo al que sobrepasaba, mientras que el Granada se desmarcaba con 9. Pero llegaría el jarro de agua fría en la siguiente jornada. Demasiado Real Madrid para el Obra (79-69) y los lucenses se imponían a los nazaríes (84-85). El triple empate pasaba a ser desfavorable para los santiagueses.

Aún así, el positivismo llegaba al obradoirismo, que veía que el equipo estaba respondiendo y que Dotson era lo único que les faltaba. La afición se movilizó en Sar y en los viajes a Madrid y Palencia. Con los merengues fue imposible, pero el Obra barría al Andorra (101-89) y se medía a los palentinos ya descendidos, superándolos (75-81) el jueves de la semana pasada.

Un desenlace fatal

El jueves todo era optimismo, pero en el viernes para algunos se haría más difícil confiar, aunque la mayoría mantendría esa ilusión y esperanza hasta el último momento. Pese al triunfo del Obra el jueves, Granada y Breogán ganaban sus duelos. Los lucenses se aseguraban la permanencia y los compostelanos llegaban a la última jornada sin depender de ellos mismos, pero con un rival que no se jugaba nada. Caso contrario para los nazaríes.

Obradoiro-Joventut y Granada-Gran Canaria en la última jornada. La Penya no corría riesgo de perder su puesto ni de subir ninguno, siendo un rival asequible. Mientras, los isleños se jugaban en qué puesto estarían en el playoff e incluso las opciones de tener la pista a favor en la eliminatoria. Pero el Obra dependía de los dos resultados.

Los compostelanos cumplieron con creces y al descanso el optimismo desbordaba en Sar. El Obra iba ganando y el Granada perdía por más de diez puntos. Los hombres de Moncho aumentaron la diferencia y se aseguraban el choque. Por su parte, cumplido.

El Obradoiro desciende a LEB Oro cumpliendo su parte

El Obradoiro desciende a LEB Oro cumpliendo su parte / Jesús Prieto

Pero el Gran Canaria se desdibujaría en Granada, remontando los locales y con una desolación ofensiva de los isleños en el último cuarto. Los de Pablo Pin imponían un parcial de 13-0 y supieron cerrar el choque. En Sar acababa el partido y todo el pabellón estaba atento a las pantallas de sus móviles. De hecho, serán pocos los obradoiristas que recuerden lo que pasó en el último cuarto en Sar, porque pocos atendían ya al espectáculo que tenían delante.

Finalmente, llegaron las malas noticias. El Granada ganaba por 74-67 y se consumaba el descenso del Obradoiro. Un curso en el que se pudo ir hasta la BCL y que acaba en el infierno para los picheleiros. Aun así, el Obradoiro es un lugar de trabajo y, pese a las incertidumbres actuales, el foco está en regresar a la ACB.