El Obradoiro cae con orgullo e igualando, con garra, el talento del Real Madrid

Los compostelanos se mantuvieron cerca del conjunto merengue durante la primera parte, donde demostraron un esfuerzo admirable hasta el final del encuentro

En los 20 minutos finales los blancos sentenciaron tirando de experiencia

El Obradoiro es un lugar de trabajo. Una frase recurrente de Moncho Fernández, técnico de los santiagueses, aprovechando el significado de la palabra que da nombre al club. A sabiendas de ello, contra el equipo que autodenominó el mejor de Europa, el equipo compostelano tuvo que tirar de oficio para medirse al Real Madrid, igualando en la primera parte el talento de los blancos con esfuerzo para caer de pie por 74-85 y con minutos de mucha calidad.

El Multiusos Fontes do Sar, como era de esperar, presentaba el lleno en uno de los choques más esperados de toda la temporada en Compostela. El conjunto merengue, vigente campeón de la Euroliga, competición que lidera al igual que la Liga Endesa, se presentaba en Santiago con tan solo dos derrotas en partidos oficiales esta campaña, una en cada competición.

Por su parte, los locales presentaban cinco victorias y ocho derrotas, que los posicionaba en el puesto 13 de la clasificación al inicio de la jornada. Los hombres de Moncho llegaban con la ilusión de asaltar al líder, ante su público, para tratar de coger buenas sensaciones y entrar en una dinámica que les permita escalar puestos.

El encuentro daba comienzo y el Obra mostraba garra desde el inicio con un robo de Jordan Howard y con agresividad para ir al aro, aunque algo precipitados. Los primeros en anotar serían los merengues, que no daban espacios en su defensa, pero el puertorriqueño igualaba con un tiro con reverso brillante.

El Madrid se mostraba más fuerte en el arranque, con mejores sensaciones y facilidad para atacar aprovechando a Tavares. Mientras, los compostelanos tenían que pelear más cada canasta, pero no bajaban el ritmo para evitar que sus rivales se despegasen e incluso eran capaces de igualarlos en el marcador.

Desde el inicio, los hombres de Moncho demostraban oficio para igualar el talento de los blancos con el esfuerzo que el Alquimista de Pontepedriña siempre exige a los suyos, quienes peleaban cada balón. Entraba la pareja de ucranianos con Roko y el Obra demostraba más desparpajo y alegría en la pista. Se tornaba el juego a favor de los locales que se adelantaban con buenos minutos de los tres cambios para cerrar el primer cuarto con ventaja obradoirista (19-15).

Comenzaban los segundos diez minutos con ambos equipos decididos a buscar el aro rival y volvían las precipitaciones en los locales, con errores en los pases que permitían correr a los de Chus Mateo. Además, ambos técnicos perdían un challenge y Moncho solicitaría la revisión de una antideportiva de Álvaro Muñoz que también perdía.

Kovliar volvía al banquillo tras mostrar varios minutos de calidad y desparpajo ante el mejor equipo de Europa para que regresase Zurbriggen, con un Obra que mantenía la pugna pero que se estaba apagando. Pero el Madrid siguió apretando para poner los 6 de distancia ante un equipo compostelano que empezaba a desconectarse, por lo que Moncho pedía tiempo para reactivarlos mediado el cuarto.

Pero el conjunto merengue no paraba su maquinaria e imponía el tercer conexión aérea entre el Chacho Rodríguez y Poirier que provocaba que el Alquimista pidiese otro tiempo muerto (23-31). Pero llegaba el +10 y la sensación de impotencia en ambos lados de la pista empezaba a asomarse en el ambiente, con mala selección de tiro de los compostelanos.

En esos instantes de oscuros de los compostelanos emergía la figura de Tinkle para dar algo de luz a los compostelanos, buscando recuperar la energía positiva con la que habían saltado al inicio. Y la mejoría de los santiagueses se haría notar en la pista, sabiendo que no podían irse con una distancia de dobles dígitos a los vestuarios ante el rey de Europa. Los 8 puntos del alero americano, con dos de dos en triples, cerraban la primera parte con el 34-39 en el electrónico.

Volvían ambos equipos para el segundo acto. El Obra con la necesidad de reencontrarse en la pista, con oficio y fluidez en ataque. Mientras, el Madrid no debía bajar el ritmo y aprovechar el talento de sus astros. Salían con mejor sensación y ganas de jugar los locales, a los que solo les faltaba el acierto, pese a sorprender con un triple de Pustovyi.

El Madrid no salía cómodo del todo, pero sí más acertado, amenazando con recuperar los 10 de diferencia, consiguiéndolo mediado el cuarto y forzando el tiempo de Moncho. Pero Tinkle seguía tirando del equipo, pero los merengues no detenían su ritmo y también tiraban de la experiencia de sus veteranos para tratar de matar las aspiraciones obradoiristas con triples del Chacho y Rudy Fernández para cerrar el tercer cuarto (48-62).

Llegaban los diez minutos finales y los santiagueses tenían mucho que remar ante el campeón de la Euroliga. El Obradoiro salía a picar piedra, presionando desde el sque del Madrid, mientras que los blancos cambiaban a Tavares por Poirier para forzar a Pustovyi a seguir a un pívot con mobilidad y que no estuviera para los apoyos.

La maquinaria blanca no se detenía y con el 53-69 Moncho pedía tiempo. El partido se convertía en un ‘quiero y no puedo’ para el Obradoiro, que no se rendía pese al marcador, luchando hasta el final. La grada los acompañaba, porque cuando su equipo no escatima en esfuerzos, el obradoirismo tampoco lo hace.

El partido se convertía en un duelo contra el tiempo para el Obra, que comenzaba a anotar en los peores momentos de un Madrid errático, llegando el tiempo de Chus Mateo con el 64-74 a falta de menos de 3 minutos. Pero las precipitaciones llegaron y el Madrid mató el partido 74-85.