El Monbus Obradoiro debe iniciar su proyecto para la temporada 2024/2025, en la que afrontará el reto de transitar en una competida LEB Oro para lograr el regreso a la ACB. Tras la salida de Eduardo Pascual como director deportivo y de Moncho Fernández como entrenador, el club compostelano tiene la tarea de poner nombres y apellidos en los puestos vacantes.

Tras resolverse el futuro de Pascual, lo lógico es que el Obradoiro encuentre a un nuevo inquilino para el área deportiva y que comience a fraguar el proyecto de LEB Oro. Este será el primer paso crucial para el conjunto compostelano, para así evitar los problemas sufridos en el pasado curso, en el que se entró tarde al mercado de fichajes y muchas puertas estaban cerradas.

En cuanto se resuelva ese primer nombre, la tarea inicial que tendrá es la de encontrar a un técnico con el que se entienda y que encaje en la filosofía que pretenda instaurar en el conjunto compostelano. Cuando el entrenador esté atado, será el momento idóneo de empezar a trabajar en construir el proyecto de la próxima temporada, mirando las piezas que creen que pueden rescatar del último equipo, de los jugadores cedidos y de la cantera.

Será complicado ver muchos nombres del pasado curso en la ACB, tanto por calidad como por pretensiones económicas y deportivas. Quizás haya algún jugador al que lo emocional le pueda influir y, por lo tanto, sea posible convencerlo de que sume un año más en el Obradoiro para pelear el ascenso con las garantías de tener jugadores de calidad.

Por el momento, queda esperar y todo pasará por esa piedra angular que marque y defina el camino del Obradoiro en el plano deportivo. La LEB Oro será una competición complicada y comenzar a trabajar lo antes posible en el equipo de la próxima campaña dará una ventaja importante a los compostelanos por delante del resto de proyectos.

El último mercado del Obradoiro

La pasada campaña el conjunto compostelano perdió a su director general, José Luis Mateo, y apostó por contratar a uno deportivo, Eduardo Pascual. El bilbaíno llegaba a Sar a principios de junio, con la responsabilidad de renovar a Moncho Fernández y con equipos que ya estaban avanzados en el mercado de fichajes.

A finales de junio se anunciaba la renovación de Moncho y el equipo comenzó a trabajar asegurándose inicialmente a los hombres del curso anterior que seguirían en el proyecto. Thomas Scrubb, Fernando Zurbriggen, Marek Blazevic, Rubén Guerrero, Álvaro Muñoz y Álex Suárez serían los seis nombres que continuarían. En ese mercado veraniego llegarían al equipo Eric Washington, Pol Figueras, Jordan Howard, Rigoberto Mendoza, Tres Tinkle y Artem Pustovyi. Además, se apostó por Sergi Huguet como el quinto cupo que precisaba el equipo para poder participar en la fase previa de la Basketball Champions League (BCL).

La temporada termina marcando el rumbo de las piezas que salen y que llegan. El siguiente fichaje del Obradoiro llegaría tras la lesión de Mendoza en el primer choque de la fase clasificatoria de la BCL, jugado ante el Mornar Bar. Llegaría Roko Badzim, que se quedaría en el equipo hasta que se recuperase el escolta dominicano.

Eric Washington cometería su famosa huida del equipo, que a la larga se convertiría en el talón de Aquiles del equipo compostelano. Tras probar con Zurbriggen de base titular, el equipo decidió apostar por otro jugador para ese puesto y fichar a Sasha Kovliar, base ucraniano que llamó la atención del área deportiva en la fase previa de la BCL.

El equipo siguió con problemas en el puesto de base, detectando problemas también en sus alapivots, que no eran resolutivos. En el puesto de base se tantearon tres nombres, entre los cuales se encontraban Shannon Evans o Devon Dotson, habiendo un informe favorable sobre este último por parte del cuerpo técnico a finales de enero. No lograría cerrarse el acuerdo con ninguno, yendo Evans al Joventut y Dotson señalando que prefería esperar a una posible oferta de la NBA.

El club contrataría a Janis Timma para el puesto de 4 y a Janis Strelnieks para el de 1. El primero convencería y terminaría siendo un jugador determinante. El segundo llegaría falto de forma y pasaría sin pena ni gloria por Sar. En ese momento, el club decidió poner el todo por el todo y traer a Devon Dotson, al entender que precisaban un salto de calidad en el equipo. El base estadounidense se adueñó del puesto de base y demostró ser una estrella que a punto estuvo de valer una salvación.

Será difícil ver a alguno de estos protagonistas para la próxima campaña, dado que algunos ya se han despedido y, probablemente, muchos reciban ofertas con mayor atractivo deportivo y económico. Pero si alguno está decidido a quedarse tendrá un papel fundamental en el reto que supone la LEB Oro.