Repercusiones de la cita con las urnas

Sánchez no sabe si seguirá en la Moncloa el 12M: qué se juega en Cataluña si no tira la toalla

Las inminentes elecciones para presidir la Generalitat pueden desestabilizar la gobernabilidad en España, pero ese parece ahora un escenario lejano

Catalunya abre la campaña electoral con dudas sobre la gobernabilidad y pendiente de Sánchez

El PSOE se moviliza de arriba a abajo para "empujar" a Sánchez a que no dimita pese al "acoso" a su mujer

Sánchez anula su agenda y se plantea renunciar tras la investigación a su esposa

Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso, horas antes de anunciar que sopesa dimitir.

Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso, horas antes de anunciar que sopesa dimitir. / DAVID CASTRO

El 12 de mayo estaba marcado en el calendario como la fecha en la que se decidiría la gobernabilidad no solo de Cataluña, sino también de España. Las elecciones autonómicas podían alterar el mapa político estatal. Todavía pueden. Pero ahora parecen un escenario lejano. Hay asuntos más urgentes desde que el miércoles Pedro Sánchez anunciara, por sorpresa y sin consultarlo con sus colaboradores, que estaba pensando en dimitir por el “acoso” a su mujer, Begoña Gómez, después de que un juez admitiera a trámite una querella del sindicato ultra Manos Limpias por tráfico de influencias. 

Ahora nadie sabe, ni siquiera el propio Sánchez, según lo que explica él mismo en una carta sin precedentes, si el día que voten los catalanes él seguirá en la Moncloa. Pero si el próximo lunes decide continuar, y en el PSOE hay muchas dudas de que vaya a hacerlo, los inminentes comicios para elegir al próximo president de la Generalitat seguirán teniendo una enorme trascendencia más allá de las fronteras de la comunidad.  

El relato

Para empezar, está el relato que ha construido el jefe del Ejecutivo, que se ha tomado cinco días de reflexión, anulando una agenda que incluía dos mítines en Catalunya y un comité federal del PSOE en Madrid, para justificar sus iniciativas frente a la crisis territorial. De los indultos a los condenados por el referéndum de 2017 hasta la amnistía a quienes aún no han sido condenados por los mismos hechos, pasando por la mesa de diálogo y la derogación del delito de sedición, Sánchez ha defendido siempre que tomaba estas decisiones, más allá de por necesidad de los votos en el Congreso de ERC y Junts, porque consideraba que eran buenas en sí mismas al contribuir a la “convivencia”, rebajando la pulsión separatista. Pero si el independentismo vuelve a lograr la mayoría en el Parlament, y aún más si Carles Puigdemont resulta investido, esa argumentación quedará muy tocada. 

Y después están las relaciones con republicanos y posconvergentes, que con siete diputados cada uno resultan indispensables para sacar cualquier proyecto adelante en el Parlamento. Quizá los necesite de manera urgente, si no tira la toalla y se somete a una cuestión de confianza que podría celebrarse antes del 12M. En principio, saldría adelante. Al requerir solo mayoría simple, bastarían los votos de ERC y la abstención de Junts, un partido con el que los acuerdos resultan más complicados. 

El triunfo de Illa

Siempre en condicional, porque la tesis de que el lunes anunciará su dimisión cotiza al alza entre sus colaboradores, un resultado en Catalunya que permitiese al socialista Salvador Illa llegar a la Generalitat también colocaría a Sánchez en una situación muy compleja. En la Moncloa admiten el riesgo de que republicanos y posconvergentes, tras la hipotética derrota, concluyan que esta se debe a sus pactos en Madrid y cambien por completo de actitud, rechazando las iniciativas del Gobierno.

Pero en el núcleo duro del jefe del Ejecutivo llevan tiempo (o llevaban, porque ahora están en shock y volcados en convencerle de que no se vaya por una denuncia que tachan de "patraña") intentando transmitir tranquilidad. Confían en que los partidos independentistas, en el caso de que no alcancen el poder, mantengan su mano tendida a cambio de contrapartidas. “No hay que gobernar para pedir cosas para tu territorio. ¿Qué ocurre con Bildu, el BNG, Compromís o ahora mismo también Junts? Piden cosas para sus territorios y no están gobernando. Porque todos quieren decir: ‘Esto se ha hecho por mí”, señaló hace un par de días un alto cargo del Gobierno. Entonces el escenario estaba muy abierto. Ahora, con Sánchez amagando con la dimisión, lo está mucho más.