Golpe en Rusia

El espionaje de Estados Unidos conocía los planes de rebelión del grupo Wagner

Washington conocía las intenciones de Prigozhin de dar un visible golpe sobre la mesa para protestar por la forma como la cúpula del Ministerio de Defensa ruso estaba dirigiendo la guerra de Ucrania

Carros de combate del grupo Wagner.

Carros de combate del grupo Wagner. / EFE

Juan Fernández

La rebelión del grupo Wagner pilló este sábado desprevenidos a la mayoría de analistas y expertos en Rusia del planeta, que en las últimas 24 horas han tenido que improvisar claves y explicaciones a la vista de la columna de tanques y carros de combate que se dirigía a paso firme hacia Moscú, y que se dio la vuelta cuando estaba ya a 200 kilómetros de la capital rusa. Sin embargo, la operación militar no parece haber sorprendido a los servicios de inteligencia de Estados Unidos, que habrían estado al tanto de los planes de Yevgueni Prigozhin desde hace días. 

Es lo que se desprende de varias informaciones publicadas por medios norteamericanos en las últimas horas, que apuntan a que el espionaje de Washington conocía las intenciones del líder del grupo Wagner de dar un visible golpe sobre la mesa para protestar por la forma como la cúpula del Ministerio de Defensa ruso estaba dirigiendo la guerra de Ucrania, y que ese malestar podía expresarse en forma de rebelión militar.

Según señala The Washington Post, las agencias de espionaje estadounidenses sabían desde mediados de junio que Prigozhin planeaba una acción armada contra el sistema de defensa ruso, al que responsabiliza de los escasos éxitos militares cosechados en los últimos meses sobre suelo ucraniano. 

Los servicios de inteligencia habrían puesto esta información en conocimiento de la Casa Blanca y otras agencias del Gobierno para que estuvieran advertidas. La CNN sostiene en otra información que, a la vista del material militar que las tropas del grupo Wagner estaba reuniendo junto a la frontera rusa, el aviso de una probable maniobra castrense por parte de los mercenarios habría sido transmitido a principios de esta semana a los líderes del Congreso

En línea con esta revelación, The New York Times asegura que altos responsables militares del Pentágono sabían desde este pasado miércoles que el golpe de efecto de Prigozhin era inminente, aunque desconocían la fecha y su dimensión. Los acontecimientos se precipitaron el viernes, cuando las tropas de Wagner tomaron el control de una ciudad rusa como antesala de la marcha hacia Moscú que iniciaron el sábado por la mañana ante la sorpresa de la mayoría de agencias de inteligencia internacionales. 

Peligro nuclear

En estas informaciones, el servicio de espionaje norteamericano habría llamado la atención sobre los impredecibles escenarios que podrían desencadenarse , que contemplaban una posible caída de Vladimir Putiny del riesgo que suponía esta inestabilidad de cara al control del arsenal nuclear ruso.

A diferencia de otras ocasiones en las que la información militar crítica se hizo pública -como ocurrió con los planes de Putin de invadir Ucrania, que fueron difundidos por Estados Unidos varios meses antes de que se produjera el ataque-, en esta ocasión la Administración Biden ha optado por mantener la revelación en secreto para evitar, según destaca The New York Times, que el Kremlin pudiera acusar a Washington de haber orquestado un golpe de estado. 

Las diferencias entre Prigozhin y la cúpula militar de Moscú eran conocidas desde hacía meses. Mucho antes de que el líder del grupo Wagner amenazara públicamente con retirarse del frente de batalla si no le daban la munición que necesitaba, los servicios de inteligencia norteamericanos sabían de la profunda enemistad que separa al jefe de los mercenarios del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y del jefe del estado mayor general de las fuerzas armadas rusas, general Valery Gerasimov. 

Sin embargo, esa animadversión subió de nivel el pasado 10 de junio. Después de la captura de Bakhmut, el Ministerio de Defensa ruso ordenó que todos los voluntarios que se apuntaran al grupo Wagner, cuyo llamamiento a filas puede verse en vistosos carteles en las principales ciudades rusas, debían firmar previamente un contrato con el Gobierno.

Esta maniobra fue interpretada por Prigozhin como un intento de reducir su capacidad de influencia en el frente de guerra y, a la larga, de desmantelar su ejército paralelo, que actualmente tiene importantes intereses militares y económicos en varios países africanos.

La abrupta salida encontrada en la tarde del sábado para poner fin a la operación militar del grupo Wagner, consistente en trasladar a Prigozhin a Bielorrusia y librarle de las graves acusaciones penales que Putin vertió contra él, deja sin resolver la solución final de este enfrentamiento, y del que los servicios de inteligencia norteamericanos no se atreven a hacer un pronóstico.