{ posdata }

Decisiones y objetivos

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

NO SE PUEDE DECIR que los socialistas gallegos hayan empezado la campaña electoral propiamente dicha, porque aún les faltan varias cosas por resolver antes, entre las cuales, la principal, sin duda, es la de decidir quien va a ser, por fin, su candidato principal. Se puede decir, eso sí, que han iniciado los preparativos.

Los analistas que suelen pronunciarse sobre estas cosas, muy a menudo de manera precipitada, ya tenían esto resuelto hace varios meses: cuando accedió a la Secretaría General del partido González Formoso, sería él. Pero últimamente se le han descolocado un poco las anticipaciones.

Cuando Gómez Besteiro resultó absuelto en la trampa judicial en que se vio implicado, los tertulianos le pidieron a González Formoso su opinión sobre qué haría él si Besteiro, renacido, aspirase a la candidatura y González Formoso contestó que, antes de que hubiese disputa entre ambos, él no tenía problema en dejar el sitio. Ya quedó armada.

Aún se lió más el análisis, sin embargo, cuando Miñones Conde fue nombrado delegado del Gobierno en Galicia. Uy, uy: ya seguro que es este. Más seguros todavía cuando estos días fue nombrado ministro de Sanidad. Ahora sí que no habría dudas, si no fuese porque el mismo día fue nombrado delegado del Gobierno el antedicho Besteiro. ¡Qué follón! E imagínense el caos si aparece alguno más.

El caso es que, a día de hoy, los analistas están más confundidos que esa nigromante que el PP sube a sus escenarios. Ya nadie sabe nada. Ello puede querer decir, sin embargo, que los tales analistas, a veces, hacen más cotilleo que análisis. ¡Pobriños!

Lo que sí se va sabiendo es que el PSdeG va poniendo en marcha, a pesar de todas esas confusiones, su aparato electoral. En ciernes, sí, pero en marcha. Hace bien, porque siendo de tanta enjundia sus decisiones pendientes, no le van a sobrar ni tiempo ni esfuerzo.

Puede que no tenga tanta duda sobre sus objetivos, además del de ganar las elecciones, claro, que es común a todos los concurrentes, pero a él creo que podría bastarle uno un poco más humilde y no por ello sencillo: dejar de ser la tercera fuerza parlamentaria a que se vio reducido en los últimos años.

Ya lo ven ustedes, pues: ni fácil señalar al candidato ideal ni sencillo alcanzar el objetivo inicial. Todo un reto, o dos, pero que en el fondo son el mismo. Lo más seguro es que sea el partido que más se va a jugar en las próximas elecciones autonómicas. Los otros ya lo tienen todo decidido. Él aún no.