{ POLÍTICAS DE BABEL }

Las girasde Sánchez

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

HOY ESCRIBO DESDE la República Dominicana, donde se recuerda con agrado la presencia de Felipe VI y Pedro Sánchez en la reciente Cumbre Iberoamericana. El jefe del Ejecutivo debe seguir reforzando las relaciones de España con naciones y regiones estratégicas; y más estando a apenas tres meses de asumir la presidencia rotatoria de la UE. Pedro Sánchez ha realizado diversas giras, visitando países vinculados a España y a la UE. Lo vimos en febrero con su gira por Austria, Croacia y Eslovenia; y a principios de marzo en su ruta por Irlanda, Dinamarca y Finlandia (que no habíamos visitado desde 2014, 2008 y 2004, respectivamente). Ahora viajará a Chipre, Malta e Italia (nuestro tercer cliente comercial y cuarto país proveedor). Y así seguirá, con dos giras más antes de tomar el mando del Consejo de la UE el 1 de julio.

Las responsabilidades al más alto nivel provocan encuentros con líderes que se alejan del marco de Derecho y los valores democráticos esenciales. Pero los protocolos políticos y diplomáticos con unos y otros deben ser similares; sobre todo si se desea asumir una labor reivindicativa, comprometida con la defensa de los derechos fundamentales, y hasta de mediación entre formas opuestas de entender el mundo. Así, tras la clausura de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, quedaron claras las divergencias incluso entre países de la órbita de las izquierdas. La distancia entre Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, por un lado; y los nuevos gobiernos de Colombia, Brasil o Chile, por el otro, es evidente. Pues bien; es ante estas tensiones incluso dentro de bloques aparentemente afines, donde la labor diplomática deviene fundamental y provechosa; como fructífero ha sido también el ya analizado viaje de Sánchez a China.

Según Moncloa, el objetivo es “escuchar”, “conocer inquietudes”, y “localizar puntos de encuentro”. Ahí están, por ejemplo, las tensiones con Argelia y Marruecos, que hemos de resolver. En el contexto europeo, conviene aunar criterios en torno a Ucrania, o al mercado energético (costes, precios, emisiones, autonomía, etc.). También revisar las reglas fiscales, la reindustrialización, la transición ecológica, la competitividad, la inflación, o los acuerdos comerciales pendientes con EE.UU. (TTIP), con Latinoamérica (Mercosur y la CELAC), y entre la UE y China. Igual de relevante es el Pacto de Migración y Asilo que España desea liderar. Aquí, la reunión con Giorgia Meloni será clave. Conviene “superar la política de bloques”; de ahí la cumbre entre la UE y la CELAC de julio en Bruselas; la de ministros de Economía y Finanzas de la UE y la CELAC el 15 y 16 de septiembre en Santiago de Compostela; o la de La Alhambra en octubre, con los 27 de la UE y otros 17 socios de la Comunidad Política Europea (CPE). Ése es el camino.