{ notas de actualidad }

El asociacionismo en Compostela

José Manuel García Iglesias

José Manuel García Iglesias

EN TIEMPOS PREELECTORALES el peso y papel del asociacionismo se hace más notable. La problemática urbana, con sus diferentes ámbitos –desde el casco histórico a los espacios del ensanche y los distintos barrios–, se suma a la rural, en el caso compostelano, compuesto por 21 parroquias que abarcan el 86% de su superficie en la que viven más de 14.000 personas.

Esa diferencia de circunstancias conlleva necesidades y objetivos bien diferentes. Además, ha de tenerse en cuenta que, en lo que concierne al asociacionismo, han de reconocerse a aquellos colectivos, que atienden a problemáticas específicas a poner en valor.

En este sentido la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago ha pretendido otorgarle voz a una serie de asociaciones, relevantes y significativas, en un acto en el que mostraron sus preocupaciones e intereses, con vistas a los tiempos inmediatos.

Aquellos partidos políticos que se presentan a las elecciones municipales han de preocuparse, en todo caso, de ese mundo del asociacionismo en profundidad, conociendo el estado de la cuestión y, también, lo que conviene hacer en los tiempos inmediatos y cuáles son sus objetivos, también no tan inmediatos. No se trata de que los programas políticos asuman, en su totalidad, lo que todos y cada uno de esos colectivos pretenden ya que, una buena propuesta, en un momento como éste, debe asumir tan solo aquello que es viable. De no ser así estaríamos ante iniciativas imposibles y, por lo tanto, inválidas.

Se trata de concebir proyectos viables, bien argumentados y que resulten equilibrados; es decir, que se tenga en cuenta el territorio municipal en su totalidad y sus características principales. El que exista, por ejemplo, un documento aprobado por unanimidad en el año 2022, que recoge un Pacto polo Rural, propues- to para los años 2023-2033, supone, qué duda cabe, un avance y un interesante punto de encuentro o, si se quiere, de partida, pero se precisa mucho más.

Santiago de Compostela debe de concebirse, hacia el tiempo inmediato, potenciando los valores y las propuestas de su asociacionismo al tiempo que no debe de obviarse el hecho de que la Xunta de Galicia, la Iglesia compostelana y la USC le otorgan un perfil propio. Es ésta una ciudad que es la capital gallega, la razón de ser de la peregrinación jacobea y un muy relevante centro de saber universitario a lo largo de más de cinco siglos. No es fácil hacer el mejor proyecto municipal, pero cada partido político debe de intentarlo. Son muy importantes las listas, con sus candidatos a la alcaldía, pero nos interesan, también, como ciudadanos, más allá de las siglas, sus programas. Debemos leerlos, escuchar a quienes los presentan, valorarlos, como se merecen; al fin y al cabo, nos corresponde, muy pronto, votar.