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Puede ser la noticia del año

Jesús Baleato

Jesús Baleato

Desde el año 2021 se anda a vueltas con el tema “doce de los clubes de fútbol más importantes de Europa anuncian hoy que han llegado a un acuerdo para formar una nueva competición, la Superliga, gobernada por sus Clubes Fundadores”. Ese es el objetivo y estos días el

TJUE dictaminó que la FIFA y la UEFA “abusan de una posición dominante” en términos de organización de competiciones de fútbol, ya que sus poderes no están sujetos a ningún criterio “que garantice que sean transparentes, objetivos, no discriminatorios y proporcionados” cuando se produzcan posibles conflictos de intereses.

Definió la “organización de competiciones de fútbol entre clubes y la explotación de los derechos de los medios de comunicación” como “actividades económicas” que deben cumplir con las “reglas de la competición y respetar las libertades de movimiento”. Puede ser la noticia del año. Por fin se aclara el pleito y veremos cómo se sale adelante con una nueva competición que, según nos informan, ya tiene avanzado mucho en su organización.

Antes de salir todo esto a la palestra, en esta sección ya hemos hablado de ello y nos hacíamos eco de las quejas y augurábamos algo así, tarde o temprano se revelarían.

Clubes, jugadores y competiciones se verán afectados. Tal vez todos tenga su razón, pero es la ley del mercado y quien más genera más quiere y eso nos lleva a otra deriva. Ahora toca volver a esperar acontecimientos.

El siguiente paso, después de todo esto, va a ser el contrato de los jugadores y el papel de los intermediarios. Tienen una posición dominante, como dicen de la UEFA, una vez firmado el contrato ya están surperprotegidos y hay pocas posibilidades de despido. Ejemplo de abandono y falta de profesionalismos los vemos todas las temporadas y en muchos equipos. No se puede despedir, si su equipo no paga los descienden de categoría y pocos ahondan en la conducta deportiva, en la competitividad y en las obligaciones del jugador.

No sé la fórmula, pero intuyo que pronto le tocará al contrato del jugador y seguramente se vinculará al rendimiento y a la consecución de objetivos. Todos estos comentarios de los jugadores pidiendo perdón a la afición por la imagen dada en un partido, todas estas crónicas que califican que juegan con desidia, desmotivación, falta de actitud, entre otros calificativos que leemos cada jornada, son abono para que los gestores tomen medidas en el asunto y empiecen a hurgar en la modificación contractual de los jugadores con cambios en las reglas, en las cláusulas y los montantes.

Muy pocos profesiones tienen asegurado su salario sea cual sea el destino y el fin de la empresa y los jugadores de fútbol son uno de esos colectivos. Caso aparte es la figura de los intermediarios, agentes y representantes de futbolistas. Cada vez se suman más personas vinculadas al jugador, aparecen los padres, los hermanos y algún que otro. Buscan sacar tajada económica y, si es verdad lo que se dice, en algunos traspasos incluyen tanto para el padre, tanto para el agente y lo otro para el jugador. Se habla de millones como si el euro no valiese nada.

Los organismos oficiales los autentifican y les organizan cursos para habilitarlos y autorizarlos en las mediaciones. La FIFA los contempla y la RFEF los denominaba como Agentes del Jugador y desde 2015, con el cambio normativo y la entrada en vigor del nuevo Reglamento de Intermediarios de la RFEF, pasan a llamarse así.

Esta decisión del TJUE le dará una vuelta, como no podía ser de otra manera, marca un antes y un después. Va de dinero y habrá acuerdo entre las partes.