TRIBUNA

Los cazarrecompensas del parqué

NO VAN A CABALLO, tampoco llevan sombrero, ni siquiera asoma la canana de los cartuchos por debajo de sus chaquetas… pero los informes que elaboran sobre compañías con cuentas fake ponen a temblar a los ejecutivos de las empresas que cotizan en bolsa y a las propias firmas que contratan para sus auditorías. 

Los patios de operaciones han vivido la semana pasada un derrumbe de los que hacen época. Grifols, que forma parte del Ibex 35, se dejó cerca de un 40 % de su valor bursátil en el parqué español desde que Gotham hizo público sus hallazgos sobre la firma. También se desplomaron sus títulos un 26 % al otro lado del Atlántico, hasta que la campana de Wall Street dejó de sonar el pasado viernes, salvándola de un batacazo mayor.

Las presuntas cuentas irregulares de esta multinacional farmacéutica, que nació en Barcelona en 1909, han sido afloradas por una empresa estadounidense llamada Gotham City Research, cuyo nombre nos traslada al hogar ficticio de Batman.

Según Gotham, que reconoce haber invertido en Grifols, esta empresa habría manipulado sus datos sobre los niveles de deuda y el beneficio bruto de explotación calculado sin deducir gastos financieros. A raíz de estas opiniones, la Comisión Nacional del Mercado de Valores permitió fluctuar primero libremente a las acciones de Grifols, anunciando luego un análisis a fondo de las acusaciones de Gotham. Por su parte Grifols, empresa europea de referencia en derivados de la sangre, estudiaba actuaciones jurídicas contra Gotham para defender su reputación. 

Hace diez años, el consejero-delegado de la española Gowex, firma especializada en instalaciones wifi, dimitió sólo cuatro días después de conocerse otro informe de Gotham sobre cuentas trastocadas titulado Let’s Gowex. La Charada Pescanova. Los títulos de esta compañía, que habían llegado a revalorizarse un 2.700 % entre 2010 y 2014, dejaron de cotizarse en el mercado de renta variable, tras aquellas revelaciones.

Daniel Yu, el fundador de Gotham, afirmó a The Wall Street Journal hace algunos años que “el mundo necesita que alguien desenmascare a estos delincuentes”, comparando su tarea con la de Batman, para atrapar a criminales.

Puestos a hacer símiles peliculeros, al equipo de la neoyorquina Gotham le cuadraría más el de cazarrecompensas, tan propio del Far West. Batman lleva a los malotes ante la justicia sin contraprestación económica. Pero Gotham hace uso del mercado en su propio provecho, apostando por el declive de las acciones de aquellas compañías que presume falsean sus cuentas, para lucrarse con sus inversiones previas en dichos valores.

Desde el punto de vista ético, los cazarrecompensas se movían por dinero, rastreando a los fugitivos para ponerlos a buen recaudo y cobrar después lo que hubieran pactado con sus perseguidores. 

Gotham utiliza un artilugio legal para que el mercado de valores le retribuya indirectamente sus análisis sobre las compañías que estarían defraudando a los inversores. Pero estos últimos, sobre todo los pequeños accionistas, acaban padeciendo los efectos de las denuncias de Gotham, que obtiene beneficio con la ruina de sus títulos, tras advertir públicamente que dichas compañías les estarían estafando con una contabilidad falsa.