Asanog presta apoyo a un total de 147 familias en Santiago con niños oncológicos

Con 650 socios en Galicia, reivindica en el Día Internacional del Cáncer Infantil el imprescindible trabajo de sus cuidadores

Niños participantes en una de las actividades organizadas por Asanog, en esta ocasión con el Mago Paco

Niños participantes en una de las actividades organizadas por Asanog, en esta ocasión con el Mago Paco / ECG

Son muchos los frentes que se le abren a unos padres cuando a sus hijos se les diagnostica un cáncer, y en la mayoría de ocasiones resulta extremadamente complejo abordarlos. Es ése uno de los motivos por los que en 2012 nació la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos (Asanog), que en la actualidad presta atención a un total de 260 familias de toda Galicia, de las que 147 pertenecen al área de Santiago.

Con una media de una decena de pequeños en el aula hospitalaria que cada tarde de lunes a viernes organiza la asociación en el Clínico compostelano, “es ahí donde se tiene el primer contacto con las familias a través de Mercedes Fernández, que es la que se encarga de la atención primaria”, según explica a este periódico la coordinadora de Asanog, Yenny Rodríguez.

Es entonces cuando “se ven las necesidades que tienen y se les presta ayuda psicológica, atención social con la trabajadora social, y desde hace poco también terapia ocupacional si es preciso”, señala.

Un asesoramiento que a nivel económico incluye la opción de facilitarles información sobre las ayudas a las que pueden acceder, desde por una minusvalía al ingreso mínimo vital, o la financiación de gastos por desplazamiento.

Además, y como el CHUS es hospital de referencia en trasplante de médula ósea, tal y como recuerda Yenny Rodríguez, “si lo precisan, les facilitamos alojamiento a través de un convenio con la Fundación Andrea y un hostal cercano y, en el caso de que sean familias con problemas de especial vulnerabilidad, nos hacemos cargo nosotros”. En A Coruña cuentan con un piso para alojar a los familiares de niños oncológicos.

En cuanto al aula hospitalaria, donde se lleva a cabo la mayor parte del trabajo centrado en los pequeños con cáncer ingresados, se trata sobre todo de una actividad de ocio y tiempo libre, destinada a hacerles su estancia lo más llevadera posible.

Merce Fernández se encarga en Compostela todas las tardes de un aula en el Clínico en la que, de media, suele haber una decena de pequeños. Entre ellos, a veces se incluye a niños con otras patologías no relacionadas con el cáncer, puesto que “lo importante es que sea un punto de encuentro entre los pequeños, que interaccionen entre ellos y que vean, al igual que sus padres, que al otro lado de Oncología hay problemas que van más allá de una apendicitis”.

Integrante de Asanog desde el año 2013, su experiencia en esta importante tarea le ha aportado “los valores reales de la vida, me ha enseñado a valorar las cosas de otra manera porque estos niños forman parte de una realidad que existe, que está muy cerca de nosotros, y hacia la que no solemos mirar”.

En horario de tres a siete y de lunes a viernes, en su aula se realizan diferentes talleres y actuaciones, dando cabida a manualidades que, en el caso de la pintura, cuentan con la colaboración de algún jubilado, y asegura que tiene un gran éxito.

La pandemia obligó a suspender estas actividades, si bien en Santiago se recuperaron muy pronto, tal y como señala Yenny Rodríguez, quien reconoce que en Vigo se tardó más en volver a ellas, y ahora comparten el aula con otras asociaciones, de forma que Asanog se ocupa tres días a la semana. La entidad no está en A Coruña por no disponer de un lugar en el que poder realizarla.

Preguntadas ambas por los efectos de la crisis del coronavirus en su labor, Merce Fernández dice echar de menos el regreso de los padres al aula, algo que de momento no está permitido y que “me encantaría porque pueden entrar en contacto con otros niños y hablar con otros padres, compartir la situación por la que están atravesando”.

En el caso de Yenny Rodríguez, cree que la pandemia ayudó a estrechar aún más los lazos entre los usuarios y trabajadores, y recuerda que fue entonces cuando “habilitamos un espacio en la sede de la asociación para que los padres de los pequeños pudieran desayunar y no tuvieran que hacerlo en sus vehículos, ya que en aquellos momentos no se les dejaba estar en el hospital y la hostelería estaba cerrada”.

Con 650 socios, de los que 107 pertenecen al área de Compostela, Asanog se financia a través de las cuotas de éstos, que son de un mínimo de diez euros al año, así como de donaciones, recaudaciones con la organización de eventos especiales y subvenciones que obtienen a través de las diferentes administraciones.

Su coordinadora indica que “de las dos personas destinadas a trabajo social, una se centra mayoritariamente en atender a las familias y la otra en buscar ayudas”.

Nuevos proyectos.

Entre los proyectos más inmediatos que tienen previsto poner en marcha, una iniciativa piloto de acompañamiento a las familias que han perdido a su pequeño para que, con la ayuda de psicólogos, puedan llevar de la mejor manera posible el duelo.

Además, pretenden poner en marcha un curso de ayuda en la interpretación de informes médicos, “tanto para los familiares como para el personal, puesto que a veces es difícil interpretar esos documentos”, subraya Yenni Rodríguez, quien añade que están colaborando con voluntarios de Málaga para organizar en la ciudad andaluza un torneo de fútbol entre pequeños de todo el país.

En la actualidad forman parte de la plantilla trece personas, cuatro de ellas recientemente contratadas.