Sandra Villaverde, dueña de Escondi-T: "Con el juego estamos todos al mismo nivel"

La santiaguesa defiende que jugar no es exclusivo de niños, ya que el cerebro del adulto también necesita esa fuente de estimulación

Sandra Villaverde, dueña de Escondi-T

Sandra Villaverde, dueña de Escondi-T / Lavandeira jr

Raquel Fernández (EFE)

Situada en el corazón de Santiago de Compostela, Escondi-T es una juguetería "hecha para jugar", donde divertirse no entiende de límites ni distingue por rango de edad porque, como defiende su dueña Sandra Villaverde, "nos ponemos todos al mismo nivel".

Villaverde (Santiago de Compostela, 1980) sabe bien que su negocio evoca tradiciones de otra época, si bien sus puertas se abrieron allá por diciembre del 2018. Su pasión por la pedagogía, la que le pasó de cerca mientras trabajaba en una librería en la que se vendían juegos educativos para colegios, la llevó a dar el paso de emprender como empresaria y "redescubrir".

"Tenía que hacer algo", admite. Por ello, se propuso ver el juego de una manera "más amplia de lo educativo", pues es una "herramienta para todas las edades". Fiel defensora de sus convicciones, hoy Escondi-T cuenta con una "sala multidisciplinar" en la que lo mismo los martes hay talleres de ajedrez que los viernes toca papiroflexia.

No en vano, lo suyo es ofrecer "actividades de cultura y arte" que una juguetería al uso no tiene. En lo que se refiere a los propios juguetes, Villaverde confiesa que es "difícil" competir con el "bombardeo del márketing" y la "tecnología".

Aún así, no pierde la ilusión y se le dibuja una sonrisa en la cara cuando las familias le dicen que los juguetes que ella vende acaban siendo los más "resultones" del hogar frente a la atención efímera que provocan los de última generación.

"Todo juego que entre (en la juguetería) tiene que tener chicha, un aprendizaje en algo", detalla esta activista. Pone como ejemplo que entre su oferta es prácticamente nula la existencia de peluches o muñecos y aquellos que conforman la excepción lo hacen porque o bien "trabajan las emociones" o son "sordos, miopes o con Síndrome de Down".

No obstante, para lo que sí deja hueco es para los juegos de antaño, esos que para Villaverde "se están perdiendo" y que todavía "acaparan atenciones", como las tabas. Ella misma es la primera en mostrar nostalgia por lo poco que puede "rescatar", como "las canicas, las combas, los coches y los camiones de madera", pero asegura que todo es "cíclico" y estos juguetes "volverán".

El futuro del juego tradicional gallego, que Villaverde califica de "menos conocido", lo ve en vías de extinción salvo en zonas en las que esté muy arraigado. Algunos de los enclaves que menciona que todavía lo preservan son los barrios compostelanos de Conxo y Vite que durante sus fiestas no dudan en sacar a las calles "la chave" o "la rana", mientras que la "estornela" cae en el olvido.

En un intento por reanimar lo que para las infancias actuales puede ser una cultura desconocida, Escondi-T organiza esta tarde de jueves un encuentro de juegos tradicionales gallegos de la mano de "artesanal", -que Villaverde ensalza-, de Brazolinda.

Unas jornadas que, anticipa, reunirán a mayores y pequeños y con la que prevé un éxito, ya que cuando la familia "apoya" y "no deja solo al niño en el juego", "no hay competición" de la era tecnológica que valga, zanja esta devota.