Entrevista | David Perdomo Humorista, actúa hoy en Santiago con un espectáculo llamado 'Level up'

“Hoy los cómicos demandamos un poco más de profundidad para decir lo que la gente no se atreve”

David Perdomo (A Coruña, 1979), humorista, tiene en casa una colección “con más de 400 perfumes”

En su nuevo espectáculo 'Level Up' , reflexiona sobre su trayectoria como humorista

El humorista David Perdomo

El humorista David Perdomo / Cedida

David Perdomo (A Coruña, 1979), humorista, tiene en casa una colección “con más de 400 perfumes”. Igual que conocemos los vídeos del Koruño, el personaje que le dio popularidad hace década y pico, su pasión por las fragancias... des(coloca) por atípica. Cercano y parlanchín, si pilla confianza te llama “rey”. Barbado y bárbaro a veces (en mil sentidos), es un neno apasionado del Dépor al que no le duele decir que en Vigo está “el mejor público de Galicia”. Hoy domingo, David actúa en el Riquela Club a las 18:30 h.. Presenta en Santiago Level up, espectáculo con entradas a 12 euros. 

David Perdomo ante la madurez de los 44 años

¿Qué propone en este show?

Santiago siempre es una plaza guay, y más el Riquela, un local donde he estado un montón de veces, que conozco y que tiene una parroquia exigente pero que al mismo tiempo mola para probar cosas nuevas. En este caso, presento el espectáculo de cuando cumplo 40 años, se llama Level Up, como decir... Un paso adelante, por el cambio de pensamiento y el cambio de paradigma que creo que todos los cómicos sufrimos cuando llegamos a los 40. Quizá sea el show más intimista que tengo. No pretendo tanto la risa, nunca he sido tampoco un cómico de buscar running gag, ni de buscar los remates y el chiste fácil, es decir, en mis espectáculos puede haber momentos hilarantes pero después hay muchos momentos en los que no hay tantas risas porque yo creo que ha cambiado un poco este código de comedia de El club de la comedia, de que tiene que haber un reque te tras reque te para llegar al chiste. Ahora, la gente y también los cómicos, al menos en mi caso, demandamos un poco más de profundidad y de ejercer un poco como de filósofos y de decir cosas que la gente no se atreve. Es un espectáculo más personal y aunque nunca he sido de guardarme cosas, en este caso me abro un poco más y explico como siente un cómico ya de cuarenta y pico años el hecho de seguir sintiéndose un poco un enfant terrible de la comedia en Galicia cuando ya es un señor mayor. Básicamente hablo de esto, de hacerme mayor. 

La influencia del programa 'El club de la comedia'

Y si doblamos el papel del DNI a la mitad, aparece un paso por grupos de rock, el aprendizaje en la escuela de arte dramático Casa Hamlet, ¿dónde estaba el David de 20 años tal día como hoy? 

Ya estaba formándome como actor en Casa Hamlet, donde tuve la suerte de encontrarme con Manuel Lourenzo y Santiago Fernández, cuando yo tenía 19 años y encontré una salida porque yo, es cierto que desde los 14 años anduve en bandas de punk y de metal, más en el underground de la música y siempre me he sentido más frontman que actor, y mucho menos cómico, pero el devenir de las cosas hizo que descubriese que no se me daba tan mal hacer personajes y acabase haciendo Interpretación, y me coincidió con el año 2000, la época de El club de la comedia, cuando los monólogos empezaban en los bares y esa era una manera de sacar dinero y sacarle partido a lo que estabas aprendiendo. Nunca hice monólogos como tal pero sí espectáculos solo donde hacía personajes. En 2004 ya estaba haciendo un espectáculo llamado Yogur DaZe, una cosa rara en la que salía desde detrás de un biombo, un poco al estilo de Ángel Garó, una mezcla de clown con bufón y otras disciplinas teatrales, y eso me fue llevando hasta ser lo que soy ahora, la evolución de eso. Ya estaba metido con el ojo dentro del todo en la interpretación y la comedia. Miro atrás y no me parece que haya cambiado tanto.

¿Una recomendación de ocio?  

Hay un videojuego que me cambió la vida, Red Dead Redemption 2. Es sobre vaqueros, un juego en primera persona, con un universo abierto donde tú decides si quieres hacer el bien o hacer el mal y está construido como si fuera cine, con una profundidad en los personajes y una banda sonora impresionante. Me cambió la forma de ver las cosas, y cuando algo tiene esa capacidad, yo, al menos, lo considero una obra de arte.