Entrevista | Naim Shoshandy Sacerdote iraquí refugiado en España

Santiago da voz a los cristianos perseguidos en Oriente Medio: "Los yihadistas asesinaron a mi hermano en plena calle"

La familia de Naim Shoshandy sufrió en carne propia el azote de los yihadistas en Irak. Ahora ofrece su testimonio con motivo de la presentación del Informe de Libertad Religiosa en Compostela

"Si la persecución no se detiene, si no hay libertad religiosa, el éxodo de los cristianos de Oriente Medio continuará", advierte

Naim Shoshandy, sacerdote iraquí, ante el Convento de San Francisco.

Naim Shoshandy, sacerdote iraquí, ante el Convento de San Francisco. / Cedida

Armados con taladros y enormes martillos, un grupo de yihadistas del Estado Islámico destroza en el Museo de la Civilización de Mosul decenas de estatuas que datan de la época asiria. Es febrero de 2015 y Daesh (ISIS) difunde la destrucción de estas joyas arqueológicas de valor incalculable en un vídeo propagandístico que dará la vuelta al mundo. El grupo terrorista había irrumpido en el escenario mundial unos meses antes con la proclamación del "Califato" desde Mosul, un centro económico clave en la región cercano a importantes campos petrolíferos. Y también, antes de la llegada de Daesh, el núcleo de la mayor población cristiana de Irak.

Aquel vídeo logró el objetivo que perseguían sus autores: basta con ver un fotograma para que todos lo recordemos. Al igual que las decapitaciones ante las cámaras o las ejecuciones que el ISIS divulgaba por la Red. Daesh fue el primer grupo terrorista de la historia que usó la comunicación digital como un elemento decisivo en su estrategia global, tanto para reclutar como para propagar el terror. Por el contrario, la mayor parte del mundo ha olvidado a los cristianos que sufrieron el azote de los yihadistas.

Para recordar a quienes fueron asesinados o se vieron obligados a huir del país -y para denunciar que el éxodo de cristianos continúa en Oriente Medio-, Naim Shoshandy, sacerdote iraquí refugiado en España, ofreció ayer su testimonio durante la presentación en Compostela del Informe de Libertad Religiosa 2023, en un acto celebrado en el Instituto Teológico Compostelano bajo la presidencia del Arzobispo de Santiago, Monseñor Francisco José Prieto Fernández. En una entrevista con EL CORREO GALLEGO, Shoshandy cuenta su experiencia y el sufrimiento de su familia.

Usted es de Qaraqosh, a unos 30 kilómetros de Mosul, la ciudad que el Estado Islámico convirtió en su capital de facto tras proclamar el "Califato". ¿Cómo fue la llegada del ISIS? ¿Qué consecuencias tuvo para los cristianos iraquíes?

Soy de la llanura de Nínive, de Qaraqosh, la cuna del cristianismo en Irak. Daesh irrumpió en Mosul en junio de 2014 y ello supuso la expulsión de los cristianos. Teníamos tres opciones: convertirnos al Islam, pagar el dhimma (un impuesto para los no musulmanes a cambio de protección) o abandonar la ciudad inmediatamente. La comunidad cristiana de Mosul es la mayor del país, en la llanura de Nínive hay doce pueblos de cristianos. Pero la gente no quería abandonar la fe por Jesús y tuvo que dejar todo atrás. Cada minuto Daesh estaba más cerca de nosotros, así que nos refugiamos en el norte de Irak, la mayoría en Erbil (capital del Kurdistán iraquí), donde los kurdos nos abrieron las puertas. En el norte de Irak hay cristianos desde hace siglos. De hecho, hubo un tiempo en que la mayoría de la población era cristiana. Ahora cada vez somos menos.

Antes de Daesh convivíamos sin problema con los musulmanes. Y antes de 2003, año de la caída de Sadam Huseín, la convivencia era muy buena aunque la vida era terrible, estaba marcada por la pobreza. La llegada de los grupos yihadistas tras el derrocamiento de Sadam acabó con la paz y con esta convivencia.

¿Fue entonces cuando surgieron las milicias cristianas?

Sí, cada comunidad (cristiana) comenzó a formar milicias para defender las iglesias y los pueblos. Hoy en día siguen en activo. No podemos celebrar misa si no tenemos seguridad en la puerta para defendernos de los grupos yihadistas. Estos grupos quieren acabar con los cristianos pero el trasfondo es una cuestión política. Irán, por ejemplo, quiere acabar con el cristianismo en Oriente Medio, no solo en Irak, aunque sí especialmente en mi país. Para ello utiliza a milicias chiíes como el Ejército Al-Mahdi (que combatió contra las tropas estadounidenses pero también contra Daesh). La influencia de Irán se ha extendido mucho en Irak.

Pero en Irán hay cristianos armenios, asirios...

Y son perseguidos y sus iglesias están cerradas.

¿Recuerda algún episodio que refleje esta persecución de los cristianos en Irak?

Estoy refugiado en España porque los yihadistas asesinaron a mi hermano. Le mataron en Mosul, en plena calle, un día cualquiera y sin ningún sentido. Le mataron solo por ser cristiano, como a muchos otros. Muchos han pagado con su vida el ser cristianos. En nuestro DNI aún se especifica tu religión, si eres cristiano o musulmán. ¿Por qué? Porque en mi país no hay libertad religiosa. Aún así seguimos luchando por la justicia y la paz.

La amenaza yihadista, las guerras y la pésima situación económica ha provocado el éxodo de los cristianos de Oriente Medio. Más de 50.000 huyeron de Irak tras la irrupción de Daesh; en Siria se ha pasado de 1,5 millones a menos de 300.000 desde que estalló la guerra civil en 2011... ¿Cuál es la situación actual?

Si la persecución no se detiene, si no hay libertad religiosa, este éxodo continuará. Cada día perdemos a muchas familias que se van a Europa, a EEUU, a Canadá... a cualquier lugar donde puedan encontrar un futuro para sus hijos. Se van de todo Oriente Medio. Hace 20 años en el norte de Líbano la mayoría eran cristianos. En Siria, igual. Antes de 2003 había dos millones de cristianos católicos en Irak. Hoy no llegan a 300.000. La mayoría vive en el norte en una paz relativa porque allí se respeta más la libertad religiosa.

La vida es cada día más difícil para las comunidades cristianas pero siempre tendremos esperanza y mantendremos la fe. La fe nos une. Hay personas que no pueden dejar Irak, como mi madre. Estuvo cinco días en España y regresó. "Ahí está mi tierra, hijo mío", decía. Somos humanos. Siempre echaremos de menos nuestra tierra y a nuestra gente.

¿Cómo puede un cristiano de Compostela ayudar a los cristianos de Oriente Medio?

En primer lugar, con la fe. Que no olvide que Dios está siempre cerca de las personas que sufren. El asesinato de mi hermano, la huida de mi ciudad... he perdido muchas cosas en la vida pero no la fe. La oración es nuestra mejor arma, debemos rezar unos por otros y pedir lo mejor para los demás.

La paz es difícil pero no imposible. Se necesita diálogo entre todos, hablar con humildad y entendernos. Cuando hay diálogo, hay respeto. No es la primera vez que la guerra asola Oriente Medio. Tengo 40 años y estos últimos siete, el tiempo que llevo en España, han sido los mejores de mi vida. Los 33 anteriores he vivido en guerra. Nada es más importante que construir un mundo en paz.