Así es la fisioterapia para mascotas

La veterinaria Belén Rey trabaja en la rehabilitación de perros con artrosis, problemas de movilidad o neurológicos

También trata a gatos, cabras, burros, gallinas o conejos

La veterinaria y fisioterapeuta de animales Belén Rey durante el tratamiento de ‘Valentina’, que se operó de displasia de codo y estuvo en rehabilitación postoperatoria

La veterinaria y fisioterapeuta de animales Belén Rey durante el tratamiento de ‘Valentina’, que se operó de displasia de codo y estuvo en rehabilitación postoperatoria / El Correo Gallego

El ritmo de vida que llevamos diariamente, las prisas y el estrés, nos causan muchas veces problemas de espalda y otros. Pero no solo a los humanos, también los animales pasan por lo mismo, muchas veces por edad o por llevar siempre correa. Y lo que a un humano se lo puede solucionar un fisioterapeuta, a una mascota se lo arreglará un especialista en animales.

Belén Rey es una veterinaria que está especializada en fisioterapia y rehabilitación para mascotas, una de las pocas en Galicia. Estudió la carrera en la Universidade de Santiago (USC), en el campus de Lugo, y después se especializó en rehabilitación animal en Madrid y en la Universidad de Tennessee a distancia, donde obtuvo un certificado internacional de rehabilitación canina.

La idea surgió porque ella tenía una perra con mucha artrosis, una labradora, y empezó a investigar sobre tratamientos que se le podían hacer y se encontró con la especialización, en un momento en el que en Galicia solo había una o dos personas dedicadas a esto; ahora no hay muchas más, unas diez.

No fue una casualidad que estudiase veterinaria porque desde pequeña le gustaban los animales y siempre hubo muchos perros en casa. Y ahora también, ya que tiene la casa (con terreno alrededor) llena de bichos: adoptaron tres perros, dos gatos, nueve gallinas y, lo último, dos cerdos vietnamitas.

Aunque no son los únicos, trata sobre todo a perros. A menudo son animales mayores, con artrosis y problemas de movilidad, cuyos dueños se dan cuenta de que de pronto ya no sube al sofá y no quiere andar mucho, o incluso se para en los paseos. Otros tienen problemas derivados simplemente por llevar correas o arneses, que limitan el movimiento, y están contracturados. Al tratarlos ya hacen lo que no podían porque no tienen dolor.

También atiende animales que han sufrido alguna cirugía, “a lo mejor una fractura o rotura de ligamentos cruzados, que es muy habitual en los perros, o displasia de cadera, que también es común”, asegura, además de los pacientes neurológicos: “El típico perro, que ahora se ven cada vez más ya por las ciudades, que va en silla de ruedas porque no se ha podido operar, o porque se ha operado y no quedó bien”. En algunos casos, “sí que conseguimos una recuperación total desde una parálisis”, asegura la especialista. Se puede tratar de parálisis totales o de miembros anteriores o posteriores. Estas últimas son las más habituales y, sufran una intervención o no, normalmente tienen que someterse a tratamiento, porque son patologías muy duras para el perro y necesitan una ayuda para empezar a caminar.

Otros de los posibles pacientes son los perros deportistas, de varias disciplinas. “Cada vez hay más perros que se dedican a la modalidad Agility o de tiro”, sostiene Belén Rey, que también trata a perros de búsqueda, sometidos a mucha exigencia física. En estos últimos algunos reciben fisioterapia de mantenimiento y otras veces porque se lesionan, unos por el trabajo que realizan, a menudo sobre escombros, y otros por el estrés que tienen. “A veces son un poco brutos y las lesiones, sobre todo en perros deportistas es lo más habitual”, asegura la especialista.

Pero sus pacientes no son únicamente perros. También pueden ser gatos: “Gatos yo trato muy pocos, bueno creo que casi todas las que nos dedicamos a esto tratamos muy poco gato porque es más difícil de diagnosticar. No es fácil, porque el gato vive en casa normalmente, y a lo mejor el dueño dice pues no se sube ya los sitios, pero será mayor. Normalmente es que le duele algo, porque los gatos si pueden van. Pero sí que es cierto que no salimos a pasear con ellos, y yo creo que a la gente le cuesta más entenderlos en general”, asegura la experta. Pero sí, también atiende gatos, e incluso otros animales. “Hace poco traté un conejo, por ejemplo, que tenía problemas al apoyar una de las patas delanteras y no era capaz de estirarla. Tenía mucho dolor y le hicimos tres sesiones y con ejercicios en casa. El conejo ya empezó a apoyar y un apoyo total y le dimos el alta”.

Belén Rey le hizo fisioterapia también a algún burro y gallinas, pero estos, normalmente, son de santuarios. De hecho, en estos momentos tiene una gallina que fue mordida por un perro a la que ayuda en la cicatrización de heridas, en este caso con aparataje que aumenta la curación “con un aparato que tengo que la favorece. De esos casos hay muy poquitos al año”, dice.

Al preguntarle si también hace masajes relajantes, aclara que ya no es fisioterapia, aunque alguno hay, pero son los menos. Los incluye en el grupo de los perros un poco contracturados y los trata para eliminar las contracturas. “La gente aún no está en ese punto. Algún paciente tuve, pero hace tiempo que ya solo trato patologías”.

La rehabilitación de mascotas

Perro con ropa jersey

Los perros también necesitan fisioterapia y rehabilitación para tratar diversas dolencias / Gonzalo Núñez

Ella asegura que la rehabilitación de mascotas cambió mucho desde que ella comenzó con el servicio, en 2013. Cada vez los veterinarios de clínica derivan más a sus pacientes a rehabilitación y también funciona mucho el boca a boca de los dueños al coincidir con otros en los paseos.

En cuanto a la duración de las sesiones, aclara que varía mucho, dependiendo del problema que tengan. Perros con lesiones graves necesitarán una sesión cada dos semanas, pero en el caso de artrósicos pueden llevar un mantenimiento cada tres meses, cuatro sesiones al año, con el beneficio añadido de que se les reduce considerablemente la medicación o incluso se le elimina.

En los casos de mantenimiento, ya sabe el propietario del animal cuándo tendría que hacer fisioterapia. “Yo siempre les enseño a identificar el problema, porque tú cuando ves a tu perro bien, ya te es fácil saber si está mal, o porque curvan la columna..., o en problemas de patas delanteras, a lo mejor giran un poco el cuello... A uno que traté ayer, su dueña le veía un poco baja la oreja”. “Y, efectivamente –manifiesta–, me decía que a medida que yo la iba tocando, veía cómo se iba colocando bien la oreja”. A estos perros artrósicos se les notan los cambios ya en la primera sesión. No así patologías más graves, como una hernia discal.

La especialista asegura que siempre le aconseja al dueño del perro que pruebe si mejora con una sesión manual y, si no se nota el efecto beneficioso, en la segunda trabaja con aparatos de ultrasonidos, electroterapia, terapia láser o magnetoterapia, aunque siempre prefiere las terapias manuales.

Las sesiones duran entre una hora y cuarto o una hora y media, dependiendo del perro, y Belén Rey es rotunda al decir que “todos se dejan hacer”. Y es que aunque les moleste un poco, ellos sienten el alivio. Además, trabaja en el suelo y no va vestida de veterinaria para que no se estresen y “con unas caricias y unas chuches se dejan”, aunque también es verdad que a algunos, “los menos”, hay que ponerles bozal o un collar isabelino.