Entrevista | Santiago Posteguillo Escritor

Santiago Posteguillo: "Si Julio César hubiera vivido en el S.XXI, no es que hubiera sido un gran 'influencer', es que habría sido el creador de distintas redes sociales"

El escritor Santiago Posteguillo posa con su última obra, 'Maldita Roma'

El escritor Santiago Posteguillo posa con su última obra, 'Maldita Roma' / Jesús Prieto

Santiago Posteguillo [Valencia, 1967] lleva en su interior la pasión por escribir. Desde niño elaboró todo tipo de cuentos, relatos e incluso poemas. A sus veinte años, ya había creado dos novelas que, por desgracia, nunca se llegaron a publicar, una “espina clavada” de la que aprendió que tenía mucho que mejorar, y vaya que si lo ha hecho, hasta el punto de poner sello a la novela más vendida en España en el año 2022, Roma soy yo, la primera de las seis novelas que pretende realizar sobre uno de los personajes más importantes de la historia, Julio César, una figura que considera “el eje de nuestra civilización”.Ahora, publica la segunda novela de esta saga, Maldita Roma (Ediciones B), obra que ha presentado esta semana en Santiago de Compostela.

Segunda novela de las seis que se ha marcado para acercar la figura de Julio César. ¿Hay suficiente papel para publicar los ejemplares que se demandan teniendo en cuenta lo sucedido con Roma soy yo?

Sí (ríe), esta vez parece que, superadas las dificultades post pandémicas en la distribución del papel, no ha habido que enviar ese convoy de camiones directamente a Finlandia para conseguirlo.

¿Por qué Maldita Roma?

Porque varios personajes a lo largo del texto dicen maldita Roma. No nos ha de sorprender que un esclavo como Espartaco, teniendo que enfrentarse contra un ejército romano y otro sucesivamente, termine diciendo maldita Roma. Nos puede sorprender más que sea el propio César quien lo haga, pero hay que entender que lo va a hacer cuando, en su ascenso político, se le exija una concesión que no quiere hacer en modo alguno y vea que las circunstancias lo obligan a hacer esa concesión, que diga maldita Roma.

¿Qué Julio César nos encontramos en esta obra?

A un César en su proceso de maduración, donde pierde la ingenuidad en el juego político y a la hora de enfrentarse con sus enemigos. De momento, todo desde el punto de vista legal. En Roma soy yo utilizó los tribunales de justicia para intentar acabar con la corrupción política sin éxito y, ahora, lo va a intentar dentro del Senado, donde se da cuenta que a veces tiene que hacer pactos con gente con quien no querría hacerlo y se va dando cuenta de que las cosas que consideraba que, en su juventud, o bien eran blancas o negras, ahora están llenas de grises.

Un camino hasta llegar a la cúspide del poder en la Antigua Roma que no le resultó nada sencillo

No fue nada sencillo. Tuvo que ganar cinco elecciones consecutivas para ser cuestor y así ingresar en el Senado de Roma con 30 años, luego para edil de Roma, ganar otras elecciones para pretor, otras para pontífice máximo y, finalmente, en el año 60 a. C. ganar las elecciones para ser cónsul de Roma en el año 59 a. C. No fue un camino fácil porque, en cada una de esas elecciones, sus enemigos políticos hicieron todo lo posible para que perdiera.

Un camino que César arranca en Maldita Roma escapando de la capital romana navegando a sus 25 años en un barco mercante rumbo a la isla de Rodas para aprender oratoria del maestro Apolonio. Viaje en el que sufre su mayor agravio.

Termina siendo víctima de uno de los grandes peligros del mar Mediterráneo en aquella época, que eran los piratas, quienes aparte de atacar mercantes romanos, también secuestraban a ciudadanos romanos, y César fue uno de ellos.

Al final logra ser liberado a cambio de una gran suma de dinero, aunque aquellos piratas son crucificados por orden del propio Julio César, ¿tan despiadado era con sus enemigos?

Hemos de considerar que Julio César actuaba en un contexto histórico donde no había la Convención de Ginebra, ni Naciones Unidas, ni se había hecho la Declaración de los Derechos Humanos, y en donde, además, tus enemigos en el campo militar no iban a tener ninguna piedad contigo si tú perdías. Es en ese contexto donde hay que entender las acciones de César. Desde muy pronto ya iba dejando claro que atacarle no era una buena idea y que quien lo hiciera tendría que atenerse a las consecuencias. En Maldita Roma ya va dando algunas muestras de cómo se las piensa gastar si alguien va contra él con violencia.

Sin embargo, Julio César perdonó a muchos de ellos.

Sí, porque, pese a todo, en la victoria era magnánimo. Cuando no era magnánimo era si se le había humillado, como hicieron los piratas secuestrándolo, o si se le había traicionado, pero podía aceptar que hubiera gente que le hiciese frente militarmente y, en la victoria, ser magnánimo. De hecho, esa magnanimidad, esa generosidad en la victoria fue su error político más grande, porque perdona a todos aquellos que luego lo traicionaron y asesinaron el 15 de marzo del año 44 a. C.

¿Tan dura era la política en la Antigua Roma?

Mucho. Bastante dura. Mucho más dura que hoy día. Pero eso sí, hablaban mejor.

A pesar de todo, consiguió llegar a lo más alto gracias a sus éxitos militares, especialmente en las Galias, y movimientos audaces con rivales políticos pero, ¿cuánto ha contribuido en su ascenso político su gran oratoria y, sobretodo, sus estrategias para convencer a las masas a través de pintadas y pregoneros, esa especie de marketing de la época?

Muchísimo, porque César era un gran comunicador. Inventa el acta diurna, que era esa tabla grande que se ponía en el foro donde se hacían públicos las votaciones en el Senado, de tal forma que los senadores tuvieran que dar cuentas al pueblo de Roma sobre lo que votaban en cada elección. Sabía que informar de todo esto influiría en el sentido del voto de cada ciudadano romano. No solamente utilizaba las destrezas de las que ya se disponía como la oratoria, sino que además inventaba nuevas formas de comunicación. Si César hubiera vivido en el S.XXI, no es que hubiera sido un gran influencer, es que habría sido el creador de distintas redes sociales, que es un nivel diferente.

Si Julio César fuese un político a día de hoy, ¿cómo sería?

Sería un político un poco peculiar. Si bien por un lado sería un gran comunicador, por otro lado, se empeñaría en presentarse a las elecciones con un programa electoral y cumplirlo. Era una relación que quizá en los tiempos que corren puede parecernos por lo mínimo, decir que poco frecuente.

Se trata de una figura que inspiró un profundo respeto tanto a amigos como enemigos y que trabajó detalladamente en su imagen ante los romanos. No obstante, ¿llegó Julio César a tener una cara oculta que nunca mostró en público?

Creo que la cara más oculta de César, que yo también intento recuperar y recrear en esta serie de novelas, es su parte íntima, su relación personal con su esposa. Primero con su primera esposa, su relación personal más conflictiva con su segunda esposa, su relación de gran respeto con su madre, y su relación de enorme afecto con su hija. Toda esa parte íntima que no se suele mostrar es la que tenemos también de Julio César en novelas como Maldita Roma.

De hecho, en Maldita Roma menciona el nacimiento de Cleopatra, la pareja más famosa de Julio César. Se ha hablado mucho de lo promiscua y liberal que era la sociedad romana de la época, ¿y Julio César?

Julio César tendrá tres esposas y luego una serie de amantes, entre las que destaca Servilia y, finalmente, su gran relación con Cleopatra. Para César las mujeres eran personas que le interesaban muchísimo y hay algo siempre que coincide en todas las mujeres con las que César se relacionó íntimamente, y es que tenían que ser mujeres muy inteligentes. Le apasionaba la inteligencia, la buena conversación y siempre se rodeó de mujeres que reunieran estas condiciones.

Por último, ¿cómo ha juzgado la historia a Julio César?

Como en las grandes figuras, ha habido valoraciones sobre Julio César que han ido evolucionando a lo largo de los tiempos. Evidentemente, el mismo se autovaloraba muy bien y se engrandecía con sus propios textos, mientras que sus enemigos políticos lo detestaban y lo vilipendiaban y decían pestes de él. A partir de Augusto, hay una deificación de su figura y una valoración positiva que se mantiene a lo largo de la civilización romana y de siglos posteriores. Más tarde, con un cierto presentismo histórico evaluando acciones del personaje sin tener en cuenta el contexto histórico, se inicia una valoración muy negativa del personaje a quien se le tacha de dictador, algo que no encaja con las acciones políticas de un César, que si bien pudo reunir mucho poder autocrático, era magnánimo y perdonaba la vida de sus opositores. Julio César es un personaje mucho más complejo, que no se puede valorar completamente positivo en todos sus aspectos, ni desde luego completamente negativo. Tuvo grandes aciertos históricos, hay muchas enseñanzas que aprender de sus estrategias políticas y militares, y cometió también algunos errores importantes de los que quizá podríamos también aprender.