¿Cómo ha ido cambiando el concepto de la muerte a lo largo de los años?

Desde venerado hasta temido, las culturas hacen que el final de la vida se vea de formas muy distintas

Los escritores de cada etapa muestran su filosofía a este respecto

Una persona recibiendo la visita de la muerte

Una persona recibiendo la visita de la muerte / Adriana Quesada

Lo único que el ser humano tiene por seguro es que la vida tiene un final. Dependiendo de la cultura de cada sitio, este final puede ser objeto de grandes y divertidas fiestas, de los rituales más cargados de tristeza y desasosiego o de la idea de que, detrás de esta, viene otra vida distinta. En España nos encontramos ante la segunda opción: la muerte es vista como el final de la vida terrenal (o la vida simplemente en el caso del ateísmo) y no se celebra, sino que se llora.

La muerte está arraigada en nuestra sociedad como algo inevitable y, dependiendo de las creencias de cada uno, como el punto y final de la existencia o un punto y aparte. Sin embargo, a pesar de lo que podamos pensar, es un concepto que ha ido cambiando en conjunto con nuestra sociedad y los distintos movimientos que han ido cambiando su forma de pensar.

Si viajamos al pasado, durante la Edad Media la muerte era usada para atemorizar y hacer que el pueblo llano obedeciera las órdenes de los cargos de poder. La muerte significaba que la persona pasaba al mundo celestial y, para poder hacer eso, debía hacerlo libre de pecados después de una vida siguiendo las normas impuestas por instituciones como la Iglesia.

Sin embargo, eso fue algo que cambió radicalmente en el siglo XV. Con la aparición del Renacimiento no solo empezaron a emerger importantes artistas que pasarían a la Historia del Arte, sino que también emergió una nueva forma de ver la vida y, con esta, también la muerte.

Renacimiento

En Europa durante esta etapa emergió el ars moviendi (el arte de morir), que mostraba cómo la sociedad abandonaba la preocupación por la existencia de mundos metafísicos como el Cielo o el Infierno. Todo tipo de artistas comenzaron a celebrar la muerte viéndola como parte del ciclo de la vida y una causa para celebrar la salvación del alma, según señalaron los sociólogos Gelles y Levine en el 1995.

El Renacimiento en España no se separó tanto como en otros países, como Italia, de la religión católica. Escritores renacentistas como Calderón de la Barca escribieron textos que muestran que seguían teniendo presente el concepto de “cielo” en sus versos:

¿De qué te sirve anhelar,

por tener y más tener,

si eso en tu muerte ha de ser

fiscal que te ha de acusar?

Todo acá se ha de quedar;

y pues no hay más que adquirir

en la vida que el morir,

la tuya rige de modo,

pues está en tu mano todo,

que mueras para vivir.

Sin embargo, el cambio aún así fue palpable, pasando de ver la vida como la única forma de conseguir lugar en el cielo a verla como algo aparte que poder disfrutar sin tener tanto en cuenta esas consecuencias.

Romanticismo

Durante el siglo XVIII la muerte era vista como una vía de escape de una vida plagada de dolor e injusticia. Esto se puede observar en la literatura de la época, a la que pertenece la poeta Rosalía de Castro con su eterna saudade y también Gustavo Adolfo Bécquer, una persona a la que le consternaba el concepto de soledad y la soledad a la que se enfrentan aquellos que ya no están.

Si morir es dormir, quiero dormir en paz en la noche de la Muerte, sin que vengáis a ser mi pesadilla, maldiciéndome por haberos condenado a la nada antes de haber nacido.

A pesar de la soledad, el autor refleja cómo la muerte era vista como un descanso, “un dormitar”. Rosalía de Castro lo veía como una forma de “descansar del peso de la vida”:

I eu..., mais, eu, ¡nada temo no mundo,

que a morte me tarda!

Siglo XX

Durante el siglo XX tuvieron lugar una serie de acontecimientos entre los que se encuentra la existencia de la conocida como generación del 27. En esta encontramos a autores de renombre como Federico García Lorca, un poeta que tenía entre sus temas más recurrentes el concepto de la muerte.

En el Poema del cante, Lorca señalaba:

Cuando yo me muera,

enterradme con mi guitarra

bajo la arena.

Cuando yo me muera,

entre los naranjos

y la hierbabuena

Aquí hay una forma distinta de verla, ya no es una manera de escapar de la vida, ni una oportunidad para ser feliz después de haber sido bueno en este mundo. La muerte pasa a ser algo horrible, ya que la seguridad cristiana está ausente.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que a pesar de las filosofías que se implantan en la sociedad y que van cambiando, la forma de pensar de cada uno –ya sea artista o no– es completamente diferente. A pesar que desde los textos del Renacimiento hasta los de Lorca podamos ver el cambio, no deja de ser una muestra, una forma que tuvo ese autor de ver algo tan complejo y enigmático.

A pesar de ello, la muerte seguirá siendo la gran protagonista de muchas historias en el futuro. Es aquello que, dando igual los avances, sigue permaneciendo misterioso y oculto sin que nadie haya podido volver de ella para contar qué hay detrás de ese momento en el que el corazón deja de latir y los ojos terminan por cerrarse para siempre.