La inquietante realidad que hay detrás del supuesto contenido educativo de lactancia

Las redes sociales se han llenado de vídeos de mujeres que fingen mostrar como amamantan a sus hijos para incentivar la compra de su contenido erótico

Estas mujeres suben sus supuestos vídeos educativos para poder enseñar sus pechos sin censura

Estas mujeres suben sus supuestos vídeos educativos para poder enseñar sus pechos sin censura / Tapio Haaja

Las redes sociales son el escaparate de nuestra sociedad, donde compartimos toda la información que queremos que los demás conozcan de nosotros. Pero no todo lo que hay en esas plataformas son imágenes de cafés, cenas románticas y ropa bonita, sino que en los recovecos donde se encuentra aquello que algunos suben con inocencia y buena intención aparecen los que buscan lucrarse de ello y transformarlo en un cúmulo de oscuridad.

En enero de este año salía a la luz la noticia de los “vampiros blancos”, hombres cuyo fetiche es beber leche materna directamente del pecho de una mujer y que están dispuestos a pagar por ello, por lo que ya había comunidades y “servicios” para ellos. A pesar de que para muchos esto pueda parecer descabellado, prácticamente distópico, la lactancia materna es algo muy fetichizado en el mundo actual y, sobre todo, en internet, donde se puede encontrar todo tipo de contenido orientado hacia una vertiente sexual.

En plataformas de venta de contenido erótico hay mujeres y hombres capaces de ganar miles de euros mensuales. Sin embargo, para dirigir su público a estas aplicaciones siempre buscan promocionarse en redes sociales con una gran afluencia de gente. El problema con el que se encuentran es la censura, concretamente del cuerpo de la mujer en el momento de hablar de pechos femeninos.

Instagram es la red social donde predomina el uso de imágenes por excelencia y, aunque muchos consiguen subir un contenido erótico –sin que salgan desnudos y siendo principalmente insinuantes– que la plataforma permite, unas cuantas mujeres han encontrado la receta perfecta para poder compartir imágenes de desnudos y promocionar sus páginas de venta de contenido erótico apelando a un público muy específico.

Falso contenido educativo

Instagram prohíbe la difusión de imágenes que contengan pezones femeninos, excepto en algunas circunstancias específicas: actos de protesta, mujeres dando el pecho o fotos de cicatrices de mastectomías. Esta información ha hecho que, bajo la etiqueta de “contenido educativo”, muchas creadoras de vídeos eróticos hayan aprovechado este vacío legal para enseñar sus pechos mientras fingen amamantar a bebés de plástico.

A pesar de que esto pueda parecer simplemente una forma de burlar las normas de la plataforma y conseguir subir un contenido que, a priori, está prohibido, es un poco más oscuro que eso. No solo tienen la etiqueta de que están llevando a cabo un contenido educativo, sino que también comparten esos vídeos con los hashtags que usan aquellas creadoras que sí que suben vídeos relacionados con la lactancia y maternidad.

De esta forma, esos espacios donde madres inexpertas entraban a consultar contenido de una temática concreta que resolviera sus dudas han terminado por convertirse en lugares donde –mayoritariamente– hombres entran para consumir un contenido que consideran y se vende como erótico.

Con el objetivo de  poder fingir que están sosteniendo a un niño utilizan muñecos

Con el objetivo de poder fingir que están sosteniendo a un niño utilizan muñecos / Adriana Quesada

Perfiles que ‘fetichizan’ todo aspecto femenino

Los perfiles que hay detrás de estos vídeos comparten una serie de características. La mayor parte de ellos no promocionan de forma descarada sus páginas eróticas por temor a que les cierren el perfil, sino que obligan al usuario a viajar entre otros usuarios hasta encontrar el que tiene el enlace en la biografía.

En esas biografías no solo aparecen los links, sino que también suelen salir descripciones –normalmente falsas– de las mujeres que aparecen en las fotos. Una de ellas asegura ser madre soltera, profesora de niños pequeños y estar en esta red social para “educar” con sus vídeos de lactancia. Sin embargo, después de viajar por varios perfiles y clicar en su enlace nos damos cuenta de que no solo no es nada de lo que asegura, sino que finge serlo con el objetivo de llamar la atención de aquellos hombres a los que les gustan –o más bien excitan– los cosplays de profesoras de escuela infantil. “Ahora estás en mi patio de juegos, sé que te gustará”, asegura en su descripción.

‘Vampiros blancos’

En enero conocíamos la existencia de comunidades de “vampiros blancos” que están presentes en internet. Bajo la premisa de crear una comunidad para “difundir la lactancia materna en adultos y que esto deje de ser un tabú o algo mal visto”, existen redes de personas que pagan para poder beber leche directamente de una mujer.

Entre sus objetivos manifiestos en su página web se encuentra el siguiente: “Ayudar a las nodrizas a que se generen importantes ingresos que serán de muchísima ayuda para ellas. Ellas les brindan sus pechos llenos de leche materna y ustedes les ayudan con los gastos de sus bebés (nos parece un trato justo), además que ellas no están haciendo nada malo y nosotros tampoco”.

Gracias a este tipo de “servicios”, que prometen no estar fomentando la prostitución ni nada similar (aunque esto puede ser objeto de debate), hombres pueden acceder pagando 80 € a estas mujeres y cumplir con sus fantasías aprovechando la necesidad de dinero que tienen la gran mayoría de las madres que se prestan para estas prácticas. Esto no solo da visibilidad a la existencia de este fetiche o lo frecuente que es, sino que despierta las alarmas de aquellas que haciendo algo tan inocente como amamantar a sus hijos pueden ser vistas como un objeto sexual