ARTES ESCÉNICAS

Pepa Plana, Premio Nacional de Circo, estrella hoy del D10!

Lleva al Teatro Principal ‘Voces que no ves’, un espectáculo donde reivindica la labor de “las payasas olvidadas por el relato clásico”

Pepa Plana

Pepa Plana

La reconocida actriz y payasa Pepa Plana (Valls, Tarragona; 1965), Premio Nacional de Circo en 2022, distinción concedida por el Ministerio de Cultura, actúa hoy sábado en el Teatro Principal (20.30 h.; 12 euros) dentro de la programación del octavo D10! (Encuentro de Formación e Innovación en Circo) que organiza la compañía y productora compostelana Pistacatro.

“Yo ya estoy bien. Tú, ¿qué tal?” dice Pepa Plana al abrir la segunda charla telefónica con EL CORREO tras aplazar la primera por sendos catarrazos ya vencidos. Directora artística de la compañía que lleva su nombre, esta intérprete catalana no quiso ser lo que es, pero está “muy feliz” de serlo.

“La payasa me encontró a mí, no al revés”, aclara. Este sábado representa en el Principal un espectáculo llamado Voces que no ves, que comparte con Clara del Ruste, una como augusta, otra como blanca, antagonismo clásico del circo a dos caras desde hace siglos pero con ellas reescribiendo la historia, rescatando a muchas mujeres injustamente enterradas bajo arena de olvido. El circo es una cosa muy seria a la hora de tomarse el mundo a broma, hace soñar y reír pero sabe ir más allá si al frente está Pepa Plana. Ella reivindica a las payasas borradas del relato clásico para dejar claro que el arte circense también tiene talento femenino, hoy más que ayer.

“Lo que planteamos en Voces que no ves es como un juego de fabular sobre qué hubiera pasado si nuestras madres y nuestras abuelas hubieran podido hacer de payasas. Hay toda una historia del payaso en masculino, con sus números maravillosos recopilados desde hace un siglo, especialmente en Francia, pero las payasas no están ahí, no se las dejaba, y hemos releído esas entradas clásicas con cariño y admiración para jugarlas en femenino. Hay mucha investigación detrás para así ver que es lo que cambia cuando abordas un número clásico escrito en masculino con una lectura en femenino. Y hacemos dos de esos números, La abeja y la miel y Carga y descarga. Y ahí hay una gran dosis de reivindicación, por eso el nombre del espectáculo es Voces que no ves (Veus que no veus), un juego de palabras porque en francés y catalán voz y ver se dicen igual. Es un modo de decir: Las payasas estábamos ahí pero no nos veíais”, explica.

Licenciada en el Instituto del Teatro de Barcelona en 1989, Pepa Plana vuelve a Galicia tras actuar hace una semana en Vigo, puentes con una tierra que aprecia “mucho”. “Ojalá pudiera quedarme una semana entera en Galicia pero nunca pasa, siempre me toca bajar y subir, bajar y subir. La primera vez que actué en Galicia fue hace unos 21 años en el Festiclown de Pontevedra, desde entonces, no paro de ir... ¡y encantada!”.

Pepa Plana y Clara del Ruste / C.

Pepa Plana y Clara del Ruste / C. / CEDIDA

Al inicio, Pepa fundó la compañía Pretérito Perfecto antes de formar compañía a su nombre quien no tuvo en su infancia referencias del circo clásico más allá del televisor. “Yo no me imaginaba siendo payasa, quería ser actriz dramática y me licencié en Arte Dramático pero... la gente se reía”, cuenta espontánea una actriz que ha girado por Europa y América Latina mostrando su arte del humor a base de domar el tempo entre diálogo, gesto, brincos, pausas y silencios.

“En Cataluña, tras la muerte del dictador, hubo una gran efervescencia de circo en calles y plazas, no tanto en carpa si no por medio de compañías que empleaban juegos circenses pero que no pasaban bajo la carpa de un circo. Hablo de la historia de Comediants, Tortell Poltrona...Era circo de plaza pero yo, que soy de un pueblo pequeño de Tarragona, de pequeña no recuerdo entrar en un circo de carpa de vela, y esa misma gente, que son como mis hermanos mayores, también hacían programas de televisión muy punkies, muy gamberros, yo creo que hoy serían ilegales. También tenía referentes como La bola de cristal (TVE) y otras gamberradas deliciosas que hoy no sé si pasarían los filtros”, relata Pepa antes de valorar como ha cambiado el arte circense en los últimos 15 años.

“El circo, como todo, ha evolucionado. Aquí, tras tantos años de dictadura en el país, pasó como que el circo tradicional tocó fondo, y es una pena porque el circo tradicional es precioso, con unos números guardados secretamente en la familia que se pasan de generación en generación. El gran cambio se da cuando el circo es abierto y ya no sabemos si llamarlo circo o llamarlo teatro... Ya no solo pasa debajo de una carpa, pasa en muchos lugares, en el cine, en las plazas, en los teatros, y, de repente, aparecemos gente que no venimos del mundo del circo ni somos segunda ni tercera generación de una saga circense y que entramos en el mundo del circo de una manera más formada porque cuando no tienes familias que te enseñen los trucos los aprendes en las escuelas, y vemos que esas escuelas son las grandes renovadoras del circo. E influye también ese punto que no hacía falta pero que, de pronto, aportan circos internacionales como El Circo del Sol, que de alguna forma hacen que el público diga: ‘Ostra, esto también es circo’. Y aunque no hace falta que venga nadie de fuera para maginificarlo, esa propaganda y ese glamour que traen circos extranjeros hace también que nos demos cuenta de que el circo nacional tiene un rigor y una excelencia porque muchos artistas de aquí hemos ido a trabajar a circos del extranjero, o sea, que los artistas nacionales están reconocidos a nivel mundial lo que pasa es que igual aquí nos cuesta más reconocerlo..."