El Correo inicia una nueva era

Con una trayectoria detrás de sus páginas de casi siglo y medio de historia, el periódico de la capital de Galicia se ensambla en el ambicioso proyecto informativo que representa Prensa Ibérica, uno de los principales grupos de comunicación de España

Javier Moll, presidente del Prensa Ibérica; Aitor Moll, consejero delegado, y varios directivos del grupo posan con la actual plantilla de EL CORREO GALLEGO en la nueva redacción de Restollal, 32, en Santiago

Javier Moll, presidente del Prensa Ibérica; Aitor Moll, consejero delegado, y varios directivos del grupo posan con la actual plantilla de EL CORREO GALLEGO en la nueva redacción de Restollal, 32, en Santiago / ECG

Un periódico, por muchos años de historia que avalen su trayectoria, está obligado a nacer todos los días. A partir de cero, prácticamente, cada jornada para cumplir su misión informativa. EL CORREO GALLEGO es un buen ejemplo de ello, lleva casi siglo y medio acudiendo puntualmente cada mañana a los kioskos y todos los días se reinventa para llegar fresco y radiante a la cita con sus lectores. Desvistiéndose y vistiéndose continuamente en un frenesí que jamás se detiene, para no dejar escapar nunca la última hora. Y, desde hace apenas unos meses, lo hace con traje de estreno porque inaugura una nueva etapa en su ya larga y dilatada existencia, tras ser adquirido por Prensa Ibérica, uno de los líderes nacionales del sector de la comunicación. El presidente de este grupo periodístico, Javier Moll, lo resumió así el día en que se presentó ante los trabajadores de esta casa: “Estoy muy emocionado por esta nueva cabecera, se puede decir que me ha salido un bebé de 145 años”. Y el objetivo es claro y transparente, seguir naciendo, creciendo y alumbrando noticias todos los días sin que se vislumbre nunca un final.

La nueva era de El Correo Gallego. Acto de presentación.

Javier Rosende Novo

Como tantos y tantos barcos salidos de los famosos astilleros que se asientan en esta ciudad, EL CORREO GALLEGO nació en Ferrol un feliz día del año 1878. Lo fundó el marino José María Abizanda y San Martín, bajo tres premisas que continúan siendo aplicables a la coyuntura actual: con el ánimo de no tener que satisfacer ninguna promesa incumplida (el pasado le era indiferente, creaba el diario desde cero), tampoco para vengar ningún agravio del pasado y, además, el periódico no podía servir para satisfacer pasiones mezquinas. Hoy en día es la quinta cabecera más antigua de España y en todos estos años siempre se caracterizó por su pasión por el periodismo y por la función social que este oficio realiza en compañía de sus iguales, un cometido ético e informativo indispensable para que una sociedad pueda llamarse verdaderamente democrática. Y después de muchas singladuras y recorridos diversos, en este 2023 se une a la expedición que en el complejo panorama de la prensa española comanda Prensa Ibérica, compartiendo y sintiéndose partícipe del anhelo de convertirse en el primer grupo de comunicación nacional que esta editora persigue. Prácticamente ya lo es, lanzando todos los días al mercado periodístico veintidós diarios con una calidad que justifica a los lectores la compra de alguno de ellos en cada rincón de España.

Si la vida son los ríos que van a desembocar en la mar, como escribió Gonzalo de Berceo en el siglo XII, EL CORREO GALLEGO hizo el camino inverso, nació pegado al Atlántico y navegó aguas informativas arriba hasta situarse en el centro de una comunidad histórica como la gallega. En 1938 se fusiona con el Eco de Santiago y traslada su sede a Santiago de Compostela, lugar del que ya no se movería. A finales de los años sesenta unió sus páginas a las del vespertino La Noche, una publicación de prestigio donde lucían plumas de ilustres galleguistas como Antón Fraguas, Filgueira Valverde, Álvaro Cunqueiro (que luego sería director de FARO DE VIGO), Bouza Brey o Salvador García-Bodaño. Poco antes, en 1965, el empresario ponteareano Feliciano Barrera Fernández se había convertido en su propietario y editor. Con él, EL CORREO GALLEGO protagonizaría un gran salto cuantitativo y alcanzaría las cotas de tirada, número de lectores, inserción publicitaria e influencia social más altas de su historia. Feliciano Barrera abordó también la primera gran renovación tecnológica del periódico, el imprescindible salto del arcaico mundo de las máquinas de escribir, las linotipias y las planchas de cobre a la era de la informática y las modernas rotativas.  

Pero tras la muerte de Feliciano Barrera, EL CORREO GALLEGO se fue sumiendo poco a poco en una larga y profunda crisis económica y social en la que el rotativo y sus trabajadores se vieron abocados a atravesar la peor etapa de toda su historia. Fueron unos años de gran incertidumbre en los que, sin embargo, ni un solo día dejó de salir a la calle el periódico. “Os agradezco vuestra profesionalidad de sacar el periódico en unas circunstancias tan precarias y con todas las incógnitas que estaban en el horizonte. Habéis conseguido que EL CORREO nunca dejara de salir, habéis conseguido el objetivo”, estas fueron las palabras con las que el editor actual, Javier Moll, quiso reconocer el esfuerzo titánico, tanto físico como psicológico, realizado por la plantilla para asegurar la supervivencia del periódico y lograr que una trayectoria editorial de siglo y medio no se fuera por la borda.

Hoy, es una cabecera hermana más en la gran casa común que representa Prensa Ibérica, una empresa familiar fundada en 1978, en plena Transición, por Javier Moll y su esposa Arantza Sarasola en las islas Canarias con dos periódicos, un matutino y un vespertino, que luego fusionaron antes de dar el salto a la Península, donde se fueron expandiendo con diarios puestos en marcha desde cero y otros comprados. La razón de ser de este grupo es la información local e hiperlocal, que en las páginas diarias de todos su periódicos recibe un tratamiento de primera categoría. Los editores tienen la firme convicción de que España se construye desde lo pequeño, sumando territorios en un movimiento de abajo hacia arriba, de la periferia al centro. Con esta filosofía, sólo después de contar con más de una veintena de cabeceras a lo largo y ancho de toda la geografía nacional, Prensa Ibérica llegó a un punto en que decidió abrir su único periódico nacional, EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, con el que completó el edificio que corona su manera de entender el periodismo, de las provincias al centro y del centro a las provincias, todos para uno y uno para todos. 

“Estamos en un momento en el cual la cobertura de todos y cada uno de los territorios tiene que ser mucho más precisa”, destacó Javier Moll, cuando explicó a los trabajadores de EL CORREO GALLEGO su proyecto. “Tenemos que hacer un periódico que siendo local e hiperlocal en Santiago de Compostela, que es la capital de Galicia, satisfaga totalmente a los lectores”. “Nuestro plan es nuclear en EL CORREO GALLEGO la vertebración de Galicia. Somos el periódico de la capital de la comunidad autónoma y tenemos que poner en valor eso, pero también recoger las informaciones con las versiones del resto de los territorios gallegos, de todas las provincias, para ser el portaestandarte de la verdad y los planteamientos diferenciados”, añadió repitiendo la estrategia general de Prensa Ibérica (desde lo pequeño hacia lo grande, de abajo arriba) a nivel nacional, pero en Galicia.

Y si este periódico navegó por todos los mares noticieros del papel habidos y por haber, y remontó cientos de ríos llevando sus noticias a todos los rincones de nuestra tierra, ahora le llega el momento también de transitar, de la mano de Prensa Ibérica y provisto de la más moderna tecnología, por los mapas virtuales de la información y descubrir y aprovechar todas las enormes posibilidades que el ciberespacio ofrece a este sector, con una potencial bolsa de millones de lectores en todo el mundo.

“Este es el gran esfuerzo que tenemos que hacer, afianzar el papel pero abordar ya la definitiva digitalización del periódico. Tenemos una clientela que exige el periódico en papel y se lo vamos a dar, pero no hay que descuidar el digital, que es el inevitable camino del futuro y que nos ha cambiado la vida a todos los profesionales de todos los sectores”, recordó Javier Moll. 

El trabajo en Prensa Ibérica es coral y a él se debe adaptar EL CORREO GALLEGO para optimizar recursos y que el esfuerzo de todos redunde en el beneficio del conjunto de los lectores. Pasó de ser un grupo de empresas locales, donde se incentivaba la independencia de cada cabecera, a visualizar y poner en valor la integración y ensamblaje de las plantillas de cada periódico, que siguen defendiendo lo local de cada sitio y lo general en la producción nacional del grupo. Esto es posible gracias a la gran inversión realizada a lo largo de los últimos años en la modernización tecnológica, que permite la conexión en red, con las mismas herramientas y de modo sincronizado, a cada uno de los trabajadores repartidos por las redacciones de toda España. ¿Se puede jugar en el Compostela y en la selección española a la vez? Este el concepto, siendo Prensa Ibérica la selección. La diferencia con otros periódicos nacionales es que en este grupo la información va de las localidades donde se encuentra cada redacción hacia el centro. Al revés del quehacer habitual en el resto de cabeceras de tirada nacional, que componen un periódico en Madrid y luego circula hacia las provincias. 

La idiosincrasia de Prensa Ibérica coincide con el ser y el sentir de lo que es España y en ella EL CORREO GALLEGO encaja a la perfección. Ir de los territorios a lo general, a semejanza del Parlamento nacional que se nutre de diputados de provincias, nunca de manera contraria. Es lo natural. Cada uno de los veintidós periódicos de Prensa Ibérica es una voz y sumadas todas se alcanza la voz de voces. ¿Cuántas veces temas importantes de una comunidad se maltrataron en la prensa nacional porque los trataron con la óptica de Madrid? Prensa Ibérica, a través de todos sus diarios, ofrece la verdadera versión y sentimiento de cada uno de los territorios de esta España plural y diversa. EL CORREO GALLEGO estará ahí, informando con su propia visión y un punto de vista que crea valor añadido. Renaciendo cada mañana, como el Ave Fénix, para acompañar a todos sus lectores.