Un estudio reabre el debate sobre la protección del lobo: el censo oficial subestimó un 40% el número de ejemplares

Un estudio publicado en una revista de la USC reabre el debate sobre la protección del cánido, que Bruselas quiere rebajar

“Puede pasar lo mismo que con los jabalíes”, alertan los cazadores

“Matarlos no es solución”, dicen los ecologistas

Ejemplar de lobo ibérico en Lugo

Ejemplar de lobo ibérico en Lugo / Eliseo Trigo

El censo oficial de lobos efectuado por la Xunta subestimó hasta en más de un 40% el número de ejemplares en Galicia. Así lo sostiene un nuevo estudio publicado en la revista científica “Recursos Rurais”, editada por el Instituto de Biodiversidad Agraria y Desarrollo Rural (Ibader), con sede en Lugo e integrado en la Universidade de Santiago de Compostela. La investigación fue realizada por personal ajeno a la USC y se llevó a cabo en una zona del norte de la provincia de Lugo y parte de A Coruña, entre 2021 y 2022. La Administración autonómica cifraba el año pasado en 93 el número de manadas reproductoras en los montes gallegos.

Esta nueva actualización ha reavivado un debate latente en el agro gallego y que se extiende por toda Europa. Recientemente, la propia Comisión Europea ha dado pasos para rebajar el estatus de protección del cánido, de “estrictamente protegido” a “protegido”. En el ámbito de la cinegética gallega hablan de un “descontrol” de la situación. “Aunque no tengamos un registro oficial, la sensación que tenemos en el sector es que cada vez hay más lobos”, afirma el presidente de la Mesa Gallega por la Caza, Manuel Martínez, que cree que el lobo goza de un “estatus de superprotección” en Galicia: “No se está ejerciendo una gestión de la población por parte de la Xunta y es algo que llevamos demandando hace tiempo. Necesitamos mantener un equilibrio para poder convivir con el cánido”, dice.

Martínez advierte del peligro que supone la situación para la sociedad gallega. “Si se sigue así y no se toman cartas en el asunto, pasará como con el problema de superpoblación de los jabalíes”, asevera el cazador, que reprocha a la Xunta que no se incluya el ámbito de la caza dentro de los sectores que pueden pedir ayudas para paliar los daños producidos por el cánido: “Desde hace meses, tenemos que lamentar la muerte de un perro de caza de alguna de nuestras cuadrillas cada fin de semana”, sostiene.

En contraste, desde el ámbito del ecologismo apelan a la “defensa” del animal y la regulación de su situación. “Es imperativo dotar al lobo de un estatus de protección oficial porque, si no, no se van a solucionar ninguno de los actuales problemas que acarrea su presencia en los montes gallegos”, argumenta el portavoz de la fundación medioambiental Franz Weber, Rubén Pérez, que denuncia la dejación de funciones por parte del Ejecutivo gallego en el asunto: “No creemos que haya un interés real por parte de la Xunta para revertir la situación, y eso se observa en el poco dinero que se invierte para controlar la población del animal”.

Pérez sostiene que “matar al lobo no va a solucionar nada” e incide en la necesidad de tomar medidas para gestionar su expansión. “El animal no es malo per se y la regulación de su situación pasa por implementar metodologías más preventivas y basadas en la ciencia, tal y como se hace en el resto de Europa”, aduce el portavoz ecologista.

Más víctimas que nunca

Los ataques del lobo siguen suponiendo uno de los graves problemas para el agro de Galicia. Este año, las víctimas del animal fueron más de 2.800, marcando un máximo histórico en la comunidad desde el año 2010. Saray Rocha es propietaria de una explotación ganadera en el municipio de Barreiros, en la comarca de A Mariña lucense. Desde 2021, asegura que los lobos han acabado con la vida de más de 80 de sus animales. “La verdad es que fueron unos años muy duros”, sostiene Saray, que afirma que ya no sufre ataques desde hace bastante tiempo. “Hicimos caso a las directrices de la Xunta y construimos unas cortes protegidos y cerradas para dejar a los animales por la noche. Desde entonces, los lobos ya no vienen por aquí”, dice.

A pesar de todo, Saray confiesa que el peor episodio que vivió con los lobos fue hace precisamente un año. “Entraron varios lobos en la granja y mataron 20 ovejas. Fue en un solo ataque y, además, entraron durante el día”, relata la ganadera, que reclama a las instituciones una solución al problema: “Me dieron 1.000 euros por los 80 animales muertos, pero no quiero dinero. Quiero que encuentren algún remedio para que cesen los ataques y no tener que lamentar más pérdidas”, clama.