Tras un mes de marzo en el que la lluvia apenas ha dado tregua en Santiago, este miércoles arranca la primavera en la capital gallega con la previsión de que en los próximos días gozaremos de unas jornadas de tiempo seco y estable que invitará a realizar actividades al aire libre. Con temperaturas que superarán los 20 grados, por fin los compostelanos podemos plantearnos algún plan en plena naturaleza y desde este diario hemos seleccionado cinco opciones a escasos minutos de Compostela.
Fortaleza de Rocha Forte
El Castillo de la Rocha Forte, conocido también como Castillo de los Churruchaos, es un yacimiento arqueológico en proceso de excavación que revela uno de los castillos más emblemáticos de la región, cuyo período de ocupación se estima desde aproximadamente el año 1240 hasta 1467.
Sin embargo, su destino trágico quedó sellado en 1467 durante la Gran Guerra Irmandiña, cuando fue arrasado hasta sus cimientos por las manos de los irmandiños, marcando así el final de su esplendor y su papel como símbolo del poder señorial del arzobispo de Santiago y la opresión sobre los habitantes de las tierras bajo su dominio.
Desde su demolición, la piedra del castillo ha sido reutilizada en diversas obras, entre las que destaca la construcción del castillo del Pico Sacro, aunque éste ya haya desaparecido. Parte de sus piedras también contribuyeron a erigir nuevas estructuras en Santiago, incluida la Catedral compostelana.
El siglo XX trajo consigo nuevos desafíos para la conservación del legado histórico, como la construcción de la línea del ferrocarril que obligó a la destrucción de una parte importante del yacimiento. No obstante, tras décadas de olvido por parte de los especialistas, el año 2001 se iniciaron una serie de excavaciones arqueológicas, destinadas a estudiar minuciosamente el sitio y rescatar su valor histórico para las generaciones futuras.
Mirador de Gundián en Vedra
Sin duda, uno de los miradores gallegos más populares en redes sociales. No es para menos, ya que desde su estructura es posible admirar las dos grandes construcciones de referencia de la arquitectura ferroviaria gallega: el Puente de Gundián y el Viaducto del Ulla.
El mirador, de fácil acceso y con posibilidad de aparcar el coche, es el mejor punto para empezar a explorar la zona.
Desde él, además de contemplar el choque entre ambos viaductos y el espectacular Paso da Cova, sale una ruta de senderismo perfecta para adentrarse en el rico patrimonio natural, la Ruta de San Xoán da Cova.
Playa de Tapia en Ames
La playa fluvial de Tapia se encuentra a 15 km del centro de Santiago. Dentro de la llamada ruta do Rego Da Andoriña, esta área recreativa promovida por los Concellos de Ames y Brión, se encuentra en un entorno privilegiado y cuenta con mesas y barbacoas y mucho campo verde para caminar descalzo sobre la hierba, tender una toalla, leer y hasta echarse una buena siesta.
Cómo llegar
Saliendo de Santiago por la carretera C-543 hacia Noia, a la altura de Villestro hay una rotonda en la que hay que desviarse a mano derecha hacia Negreira. Después de Ventosa y Aguapesada, un desvío la izquierda indica ‘Playa Fluvial de Tapia’, a partir de aquí ya está claramente indicado.
Xirimbao en Teo
El Puente Colgante de Xirimbao está situada en el coto que lleva su nombre, un coto pesquero bañado por el río Ulla, que deja bellas estampas a su paso. El Puente Colgante une los concellos de A Estrada y Teo y se sitúa en la parroquia de Couso, a unos 8 km de A Estrada.
Entre A Estrada y Padrón, acota el río Ulla durante 0,5 km. El límite inferior está a 100 metros abajo de A Pedra de Fernández y el límite superior es A Presa. En este lugar se celebra la fiesta del Escalo, el primer domingo de agosto. Destaca en este paraje su puente colgante metálico, conocido como El Xirimbao, actualmente rehabilitado.
Torres de Altamira en Brión
Este castillo, situado en la parroquia de San Fiz del Concello de Brión, construido en el siglo IX sobre un castro celta, fue derribado en el siglo XIV por los Irmandiños y vuelto a construir en 1741.
Tenía seis torres y una muralla rodeando un suntuoso pazo, con la capilla de los Reis Magos, donde eran enterrados sus señores en magníficos panteones. A partir del siglo XVII, los condes dejaron de habitar el castillo. A finales del siglo XIX fue utilizado cómo 'cantera' por varios constructores.
En la actualidad se conserva solamente una muy derribada estructura consistente en un torreón (torre del homenaje) con bóveda de cañón y espingaduras abocinadas; la pared de una cruz en la que se conserva una portada gótica con una ventana ojival, el pozo del castillo, así como la base de la fortificación de una cantería propia del siglo XV.