POSDATA

Para ya, Pablo

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

Pablo, ¿te das cuenta de que donde tu andes hay división? Recuerda tu evolución política desde las acampadas en la Puerta del Sol hasta aquí; es difícil entender como alguien es capaz de perder tanto capital político. Si lo ganaste con facilidad, tampoco te fue difícil perderlo.

Hoy por hoy, tienes más recuerdo que futuro. Y todo o casi todo, a poco que se mire, está enraizado en una sucesión interminable de divisiones entre los que empezasteis juntos aquella aventura de la llamada izquierda de la izquierda. Creo que no hace falta que te recuerde la lista de los huidos; no tengo tanto espacio en esta columna como para gastarlo en la repetición de lo ya sabido. Supongo que lo puedo justificar con decirte que soy gallego, sí, de esa tierra en la que el troceo de la la izquierda fue tan pleno como decepcionante. Por aquí ya hace tiempo que os dijimos adiós.

Y ahora me vienes con esta escapada al grupo mixto buscando, por lo que vosotros mismos decís, “hacer política”, como si hacer lo contrario de eso fuese otra cosa. Deberíais hacer o decir las cosas de una manera más honesta: no os referís a la política en general, sino solo a la vuestra, más concretamente, a la tuya. Personal y personalista. Fíjate en que, de un tiempo a esta parte, todas vuestras decisiones de trascendencia política a institucional tienen nombre y apellidos.: ¡fulanita tiene que ser ministra! ¡hay que dejar hablar a menganita! Sois más tú o yo que una idea. Os importa más el predicador que la prédica.

Esto, el discurso, por otra parte, ya lo tenéis escrito desde el principio de vuestra singladura, bastando con estirar hacia el extremo lo que diga la izquierda de siempre: que ella es cobarde y vosotros valientes; que todo lo bueno lleva vuestra firma, no la de ellos, aunque todos forméis parte del mismo consejo de ministros. Es decir: a camino trazado, atajo procurado. Salirse.

Hasta tú, Pablo, haces ahora la política con el estilo más rancio que hubieras podido encontrar entre la casta: no digo que, a escondidas, que a ti bien que se te ve, pero más con influencia a la sombra que con responsabilidad a la luz. Por detrás, no por delante. Y por si eso fuese poco, que ya es bastante, buscándote una plataforma mediática propia y exclusiva. Lo dicho: como la casta; queriendo, inútilmente, taparse la cara.

Anda, date un repaso o, por lo menos, no estorbes. ¿Es otra cosa lo que pretendes hacer en la nueva legislatura? No parece. Tu dirás que haces política; yo digo daño.