El trasluz

¿Qué me dicen?

¿De qué clase de Dios hablamos, pues, cuando intentamos demostrar científicamente su existencia?

Juan José Millás

Juan José Millás

A vueltas todavía con Dios. Hay varios libros de moda que intentan conciliar la fe en Él con los avances científicos, o que pretenden demostrar, sin lugar a duda, la existencia de un Ser Supremo, responsable de este valle de lágrimas. No se trataría, desde luego, del Dios de la Biblia ni del de los textos conocidos, en general, como “sagrados”, no sería ninguno de los dioses que presiden, como se preside un consejo de administración, las distintas religiones oficiales (o no) a las que la humanidad rinde culto. ¿Entonces, qué? Entonces hablaríamos de una inteligencia superior que ni siquiera creó el mundo, sino la lógica que lo puso en marcha. Hay alguna diferencia entre crear algo y crear una lógica. La gramática es una lógica de la que se desprende El Quijote, pero no es El Quijote en sí.

La inteligencia artificial aprende de sí misma. ChatGPT toma nota de todas y cada una de las peticiones que le hacemos para ir perfeccionando sus respuestas. Quienes inventaron este robot, en fin, no son los que responden a nuestras solicitudes. Pusieron en marcha una gramática que funciona (muy bien, por cierto, cada día mejor) y volvieron a casa dormir o al despacho para inventar nuevos negocios.

. Tal es el dios de ese universo. Lean su biografía y verán a qué tipo de divinidad nos referimos: compite en crueldad con el Sumo Hacedor del Antiguo Testamento.

¿De qué clase de Dios hablamos, pues, cuando intentamos demostrar científicamente su existencia? ¿De un dios preocupado por sus criaturas? ¿Se asoma ese dios de vez en cuando al mundo para ver cómo marchan las cosas? Tengo un pequeño estanque con nueve o diez peces (nueve, para ser exactos). Soy el dios de ese estanque porque la vida en él depende de que yo controle el crecimiento de sus algas, de sus bacterias, de que administre la comida, de que controle el funcionamiento de la bomba que oxigena el agua... Cuando lo descuido, me siento culpable e intento remediarlo enseguida. Soy un dios compasivo (de momento). Pero ¿qué me dicen del dios de cuya existencia se hacen lenguas algunos científicos? ¿Merece que me preocupe por su vida? Comenzaré a hacerlo cuando él se preocupe por la mía.