Con sentido común

Divide y vencerás

Alfonso García

Alfonso García

EL FUTURO inspira opiniones y actitudes diferentes, según las personas y las circunstancias: dudas, incertidumbre, temor, ilusión, desconcierto, reflexión, previsión… y hasta desdén, porque son muchos los que rehúyen pensar en mañana y viven al día.

Este sentimiento de desprecio al futuro, especialmente frecuente después de una catástrofe natural o de una guerra, invita a vivir el presente intensamente, como si el mundo fuera a finalizar al día siguiente.

La frase de J.M. Keynes “A largo plazo todos estaremos muertos”, sintetiza la actitud de los seres humanos ante el tiempo que ha de venir. La consigna es disfrutar hoy porque el futuro es incierto. 

Así las cosas, deseamos el reconocimiento inmediato de nuestros méritos y no medallas a título póstumo; consumimos hoy porque el mañana puede no existir; disfruta del bienestar hoy, más aún, ya. Nadie quiere esperar a Godot sentado pacientemente, entre otras cosas, porque una gran parte de la humanidad tiene serias dudas sobre Godot: ¿existe, ¿cómo es, ¿cuándo vendrá, ¿qué traerá? 

Pero esta actitud, que puede ser disculpable en la juventud, en los inconscientes y en quienes han vivido recientemente una catástrofe, es irresponsable en la clase política.

La UE cierra los ojos ante el panorama mundial y parece desentenderse del futuro: los desmembramientos de territorios sucedidos en los últimos años, los conatos actuales y los nacionalismos a ultranza, amplifican y ratifican la cortedad de miras. 

Si observamos un mapa del mundo, percibimos inmediatamente la pequeñez de Europa, confirmada con datos numéricos en relación con la población –clara tendencia al decrecimiento–; fuerte inmigración musulmana; tendencia al distanciamiento de EE.UU. y China, y su menor peso en el mundo, comparando datos de PIB: 

–Año 2006, el PIB de Europa era el 80% del de EE. UU., el 300% del de China y el 17% del total mundial. 

–Año 2021, el PIB de Europa pasó a ser el 62 % del de EE. UU, el 81 % del de China y el 15 % del total mundial. 

Estos datos ponen de manifiesto que el peso de Europa frente a China, EE.UU y resto del mundo, es claramente decreciente. Si la UE no es capaz de concitar entre sus miembros un mayor nivel de adhesión y cesión de soberanía para unificar criterios económicos, fiscales, políticos y sociales, a mediados del siglo XXI Europa será un mero comparsa.

Las grandes potencias mundiales entendieron muy bien hace tiempo la máxima atribuida a Julio César, que utilizó tan pragmáticamente en sus expediciones bélicas, y siguió Napoleón para crear su imperio: Divide y vencerás.