Profundo dolor por la muerte del sacerdote Dositeo Valiñas Fernández, a los 102 años

Del clero de la Archidiócesis de Santiago, desarrolló su ministerio como presbítero en Ribadumia durante casi ocho décadas

El entierro tendrá lugar este jueves, a las 17.00 horas

Era hermano del conocido catedrático de Filosofía de la USC Carlos Baliñas

El sacerdote Dositeo Valiñas Fernández, en una imagen de archivo

El sacerdote Dositeo Valiñas Fernández, en una imagen de archivo / ECG

La noticia del fallecimiento del sacerdote Dositeo Valiñas Fernández, a los 102 años, ha causado un profundo dolor en la Archidiócesis de Santiago de Compostela, en la que estaba incardinado desde el inicio de su ministerio sacerdotal. Don Dositeo, como era conocido por todos los suyos, falleció en el hospital, donde estaba ingresado en la unidad de cuidados intensivos desde hacía algunos días.

Hermano del conocido catedrático emérito de Filosofía de la USC Carlos Baliñas (lo escribe con B), el presbítero participó activamente de la vida parroquial en Ribadumia, donde estuvo destinado durante casi ochenta años, hasta que su estado de salud se lo impidió. En una entrevista concedida a EL CORREO con motivo de su 101 cumpleaños, don Dositeo señalaba:  “Estoy muy bien, gracias a Dios. Como de todo y me gusta todo lo que me ponen en el plato. Solo me fallan las piernas”. También apuntaba:  “Celebro misa todos los fines de semana, los sábados y domingos; y también predico, aunque menos tiempo: cinco o seis minutos llegan bien”.

El óbito del eclesiástico ha generado un hondo pesar en las parroquias de San Xoán de Leiro y Santa Baia de Ribadumia, de las que fue párroco durante casi ochenta años, y en general entre todo el clero de la Diócesis de Santiago. Natural de Cerdedo, donde nació el 7 de febrero de 1921, a don Dositeo le gustaba estar al día de la actualidad. Recordaba a la perfección la gripe de 1918 y todo lo que vino después. “Yo nací unos años después, pero fue una epidemia muy fuerte. A mí lo que me tocó vivir fue la Segunda República, la Guerra Civil y también la Guerra de Europa”, señalaba el eclesiástico en referencia a la II Guerra Mundial. Hasta que pudo, leía todos los días los periódicos y también era un firme defensor de los avances de la ciencia.

También recordaba con gran alegría el día que el obispo de Lugo, monseñor Rafael Balanzá, en sustitución del entonces arzobispo de la ciudad del Apóstol, monseñor Tomás Muñiz Pablos, que estaba muy enfermo, le impuso las manos y lo consagró. Entonces, don Dositeo era un joven seminarista natural del antiguo ayuntamiento de Cerdedo.

En Ribadumia, municipio del que era Hijo Adoptivo, gozaba del respeto y el cariño de todos. Siempre fue un sacerdote muy activo y participativo, tanto de las alegrías como de las tristezas de sus vecinos. Y es que don Dositeo llevaba muchos años celebrando bautismos, comuniones y bodas de diferentes generaciones; aunque también asistiendo a despedidas. El amor era mutuo: ellos lo querían y él les quería.

El funeral y entierro de don Dositeo tendrá lugar mañana, 25 de enero, a las 17.00 horas, en la iglesia de Ribadumia.