CURSOS

Tomamos más de 500 tazas de café al año, y Karen Quiroga es la reina de su arte con leche

Doble campeona de la modalidad barista Latte Art, ha explicado sus secretos entre la hostelería de Santiago

Karen Quiroga durante uno de sus recientes cursos en Santiago

Karen Quiroga durante uno de sus recientes cursos en Santiago / Comercio de Compostela

Cada persona consume en España una media superior a las 500 tazas de café al año, equivalente a 3,81 kilos anuales. Somos el segundo mayor fabricante de café soluble de Europa, el tercero de tostado descafeinado, y el cuarto de tostado con cafeína, según la Asociación Española del Café (AECafé; con 110 empresas asociadas).Es el retrato de uno de los momentos más cotidianos de nuestro día a día, un entorno donde Karen Quiroga es la reina del café con leche servido con arte (latte art) en forma y aroma.

La dos veces campeona de España de Latte, visitó esta semana las instalaciones de la Asociación Hostalería Compostela para dar pautas a ocho grupos de personas profesionales de la hostelería compostelana, un acto formativo ligado al concurso Santiago(é)Tapas (15 de febrero - 3 de marzo), organizado por Turismo de Santiago en colaboración con empresas como Dromedario Café. Karen Quiroga charla con EL CORREO sobre los secretos que convierten a una taza de café (con o sin leche) en mucho más que una pausa para que se detenga el mundo entre sorbo y sorbo.

“He notado en Santiago que la gente viene a los cursillos con mucha curiosidad. Algunas personas ya habían hecho cursos previos con otras marcas y aunque hay mucho desconocimiento general ante este tipo de cursos, también he visto mucha curiosidad. Para mejorar, aparte de que conviene usar algún tipo de estrategia como calentar la taza, también ayuda dar pautas para educar el paladar de la clientela”, dice sobre la necesidad de generar público mejor informado.

“Para lograr un buen café es importante tener una máquina de café limpia, y para eso hay que evitar el uso del detergente que no sea específicos para ese uso. Hay que emplear un detergente de PH neutro, que no deja aroma y que, a diferencia de otros, no daña el cromado del metal ni la película protectora, que cuando se pierde hace que los cafés tengan cierto sabor a metal”, matiza.

Karen asegura que, a nivel comparativo, aunque el mundo cafetero de Galicia tiene margen de mejora, está por encima de la media.

“En general, en el norte se toma mejor café y aunque aún hay vestigios de torrefacto, se conoce más que siempre conviene usar café arábica”.

Ella, que mima los detalles, en ocasiones también rompe mitos.

“Un café bien elaborado no precisa azúcar porque si está bien hecho un café no es amargo. Sucede como con el zumo de naranja, si está bien hecho, ya es dulce de por sí. Hay que cuidar también la vajilla, porque puede modificar el sabor. Es mejor que las tazas tengan una base concava en lugar de plana, ya que de esa forma el café resulta más aromático. En Santiago hay más personas de lo habitual que toman café arábica, en ese sentido, se va por delante de otros lugares. La leche es un aspecto donde falla la mayoría, requiere pulso, una base de conocimiento y técnica, a mí me costó mucho aprenderlo. Al principio echaba la leche y se hundía en el café, vi muchos vídeos orientales, porque allí lo hacen muy bien, y luego me formé en Barcelona” asegura esta especialista de origen argentino y vecina cántabra.

“También es muy importante para hacer un buen café que el grano esté recién molido, hay que evitar eso de comprar el café ya molido. Me llama la atención en estos cursos que mucha gente no sepa la dosis exacta de lo que tiene que ser un espresso, noto que hay muchas personas que no saben usar varios botones de las máquinas”, indica quien tiene claro cuál es su sorbo favorito: “Me gusta el café filtrado, que es parecido a lo que en Galicia llamáis café de pota”, concluye.