Entrevista | Lydia Cacho Periodista y escritora mexicana, defensora de los derechos humanos y feminista

“Si regreso a México me matan, pero estoy orgullosa de mi trabajo”

Entrevista a la periodista y escritora mexicana Lydia Cacho, defensora de los derechos humanos y feminista

Jesús Prieto

Lydia Cacho (1963, México) fue la protagonista este jueves de los ‘Encontros Americanos’ organizados por la USC, en esta ocasión en la Facultade de Xeografía e Historia. Asegura que España vive una especie de ‘autoengaño’ sobre los alcances que tiene la trata de mujeres y niñas en este país.

P. ¿Qué le llevó a centrar su investigación en la delincuencia organizada con perspectiva de género?

R. La propia realidad me llevó a especializarme en ello. Cuando comencé a investigar y hacer entrevistas sobre violencia intrafamiliar hace 35 años en el sureste de México, donde yo vivía, paralelamente fui documentando, casi sin darme cuenta, cómo estaban entrando en el país los cárteles colombianos. A partir de ese momento en que empecé a hacer esas investigaciones, me di cuenta que la gente hablaba de una manera muy sutil del poder de los narcotraficantes en México. Empecé a estudiar lo que sucedía en el norte y me di cuenta que sólo se hablaba de los hombres, de los poderosos y se hacía una apología del crimen, algo que ahora se sigue haciendo con todas esas series de ficción que hay alrededor de todo lo que tiene que ver con el narcotráfico. Cuando yo iba como reportera a entrevistar a las personas comunes todas me decían lo mismo: es el efecto que tiene todo esto que está sucediendo allá arriba con los poderosos que adquieren recursos en sus vidas que tiene que ver con las adicciones de los hijos y las hijas, con la pérdida de empleo, con las amenazas y con las extorsiones. 

 P. Y las entrevistas van más allá.

R. Me parecía que era muy importante tener en cuenta no solamente a las víctimas directas, sino entender qué rol jugaban los hombres y las mujeres en el ámbito de la delincuencia organizada como víctimas y victimarios. Y eso fue de una manera natural, porque yo soy feminista desde que tenía 15 años, gracias a mi madre. Así, aprendí a entender y a mirar el mundo hablando con los hombres y con las mujeres y desentrañando la diferencia cultural, educativa y de género que tenemos. 

Soy especialista en psicopedagogía para entrevistar a niñas y niños, víctimas de violencia sexual, de pederastia, de trata de personas y de pornografía infantil. Hago las entrevistas de tal manera que no revictimizo y mis reportajes y libros están enfocados siempre en los agresores y en las dinámicas de la violencia y del crimen

P. Además de su trabajo periodístico, en el año 2000 fundó un refugio para mujeres de alta seguridad en México: el Centro Integral de Atención a las Mujeres CIAM Cancún A.C. ¿Cuál es su misión? 

R. Es un centro de atención integral en el que trabajamos 43 personas, entre los que hay psicólogos, trabajadoras sociales... Lo que se hace es atender a las víctimas y llevarlas cuando ellas así lo desean a juicio contra los agresores, los tratantes o los maltratadores o violadores. Lo más importante para nosotros es acompañar a las víctimas a resarcir el daño, a cambiar sus vidas, a sanar psicológicamente y físicamente el trauma y a trabajar esa emoción en el resto de sus vidas. Es una especialidad que elegí hacer como ciudadana y como activista feminista.

P. Su vida profesional le hizo estar en muchos países. ¿De cuántos estamos hablando?

R. Uno de mis libros que refleja todo el trabajo en 143 países se llama Esclavas del Poder. Durante cinco años estuve viajando alrededor del mundo para poder infiltrarme en varios espacios donde hay esclavitud sexual de mujeres, niñas y niños. Estos son: Kirguistán, Uzbekistán, Israel, Colombia, México, Estados Unidos, Italia, Polonia, Ucrania... Este libro tiene varias vertientes. Una de ellas es la investigación de cómo funcionan las redes de delincuencia organizada, tanto nacional como transnacional, es decir, cómo se ponen de acuerdo las diferentes mafias ya que aunque en algunos aspectos son enemigas, cuando se trata de llevar a las mujeres de un lugar al otro trabajan juntas, como está sucediendo ahora en España con la mafia ucraniana y las mafias rusas, que están trayendo a las mujeres para la explotación sexual aquí. Perseguí a los tratantes con cada caso. Hubo una chica de Venezuela que la secuestraron y la llevaron engañada a México, allí la estuvieron explotando en diferentes prostíbulos, se escapó, la rescatamos, la entrevisté y empecé a entender cómo se trazaba esa ruta y después seguí toda la ruta. En los lugares que tuve que infiltrarme me tuve que vestir de monja o utilizar otros disfraces para que no me matasen. Publiqué este libro con todas estas investigaciones y gracias a él hay muchos de esos personajes en prisión. 

“Durante cinco años viajé alrededor del mundo para poder infiltrarme en varios espacios donde hay esclavitud sexual de mujeres, niñas y niños y llegué a vestirme de monja para que no me matasen”

P. ¿Ha vivido entonces situaciones que han puesto en riesgo tu vida?

R. Mi vida ha estado en riesgo muchos años. Por ese motivo vivo auxiliada en España desde hace cuatro años. En 2005, después de publicar el libro Los demonios del Edén, los políticos a los que yo estaba desenmascarando por pertenecer a esa red de pornografía infantil, me secuestraron, me torturaron y luego me metieron en la cárcel. Cuando conseguí salir, acusada de difamación por los criminales, empecé a perseguirlos uno tras otro y los he ido encarcelando y enjuiciando a todos, además de a los policías que me torturaron. Ahora tengo al gobernador que ordenó mi tortura en una prisión de México. En definitiva, todos me han amenazado de muerte, he sobrevivido a más de siete atentados en mi vida, e incluso he tenido que salir varias veces de mi país pero nunca tanto tiempo como ahora. Me enfrenté a muchos momentos difíciles, pero son muchos más momentos de orgullo de mi trabajo, de lo útil que es y de saber que estoy haciendo lo correcto. 

P. ¿Considera que hay suficiente investigación en España sobre la trata de mujeres y niñas?

R. El tratamiento sobre ese tema es muy superficial y está lleno de tópicos. Con eso no quiero decir que no haya periodistas que hacen bien su trabajo, sino que España vive una especie de autoengaño sobre los alcances que tiene la trata de mujeres y niñas en este país. Casi todos los casos más notables que anuncia la Policía tienen que ver con mujeres africanas o latinoamericanas, y nunca se habla de las españolas explotadas en el ámbito de la prostitución forzada y sexual. Por todo me parece que hacen falta investigaciones más potentes. No puede ser que en el buscador de Google se aprecie que a partir de la guerra de Ucrania y la recepción de mujeres ucranianas, la búsqueda más continua de hombres españoles durante varios meses fue “mujeres ucranianas, esposas jóvenes”.

 P. ¿En qué proyectos está centrada en la actualidad? 

R. Acabo de publicar mi primer libro 100% español, se titula Rebeldes y Libres, para el cual entrevisté a más de 120 niñas de entre 11 y 17 años, para saber cómo viven su sexualidad, y el feminismo, entre otros aspectos. Ahora estoy haciendo lo mismo solo con niños a través de un proyecto documental basado en un libro mío titulado Ellos Hablan y es para poder hacer una exploración más profunda sobre todo lo que está pasando con los hombres y acompañarlos en el autodescubrimiento de las nuevas masculinidades y de la erradicación de la violencia. Estoy explorando qué cosas buenas están haciendo los hombres en España y en otros países del mundo como México y Colombia para abatir el machismo y la violencia. 

P. ¿Cuál dirías que es tu objetivo primordial en la vida?  

R. Mi objetivo en la vida básicamente es ser feliz y hacer feliz a la gente que está a mi alrededor. Y laboralmente hacer las cosas bien. Es muy sencillo. 

¿Volvería a poner en peligro su vida con nuevas investigaciones?

R. No puedo volver a México porque tengo amenazas de muerte y si regreso me matan, porque sigo testificando contra los mafiosos. Es un camino que yo elegí conscientemente, sabía con quién me estaba enfrentando. Siempre esperaba que no sucediera lo peor; en algunos casos ha sucedido y en otros no porque sigo viva, pero en general estoy muy orgullosa de mi trabajo y espero que se construya un que poco de escuela en el mundo para hacer periodismo de soluciones, que es lo que yo hago. En cualquier trabajo siempre busco qué cosas buenas están sucediendo, donde hay soluciones, donde hay ejemplos de personas, individuos o gobiernos que están cambiando las cosas. Me gustaría que cada vez más personas hagan este tipo de periodismo y yo me pueda retirar.